Los elementos más importantes en el programa de adiestramiento de tu cachorro son la constancia, la paciencia y la alabanza. No cometas la equivocación de esperar demasiado y demasiado pronto, ya que esto no sería justo para tu nuevo cachorro.
Este adiestramiento puede empezar el mismo día que lleves el cachorro a tu casa. Con persistencia, puedes inculcarle hábitos de aseo en dos a cuatro semanas, ocasionalmente, durante unos pocos días más.
Normalmente el cachorro querrá hacer sus necesidades unos diez minutos después de comer. En lo posible, llévalo afuera en ese momento. Hasta que tenga unos seis meses, puede que sea necesario sacarlo a pasear cinco veces al día. Más tarde se podrán reducir los paseos a tres diarios. En estos paseos probablemente mostrará preferencia por lugares que han sido usados por otros perros. Si lo hace, llévalo a ese lugar cada vez que lo saques, y muy pronto él asociará los paseos con la idea de hacer sus necesidades y generalmente las hará rápidamente cuando llegue a su lugar preferido. Cuando haya hecho sus necesidades alábalo repetidamente y vuelve a entrarlo a la casa. Esto le hará darse cuenta de cuál es la finalidad del paseo.
Esparce periódicos en un rincón que hayas designado como el rincón del aseo de tu cachorro. Poco tiempo después de que haya comido, lleva allí al cachorro y quédate con él hasta que haya hecho sus necesidades, y después alábalo repetidamente. Además, lleva al cachorro al mismo lugar cuando despierte de su sueño nocturno o de sus siestas.
Después, saca los papeles sucios y reemplázalos por papeles limpios, pero dejando encima un papel sucio. Si lo prefieres, puedes comprar en una tienda de animales alguno de los varios materiales fabricados para estos fines. El olor le recuerda al cachorro para qué están esos papeles.
Cuando comiences a adiestrarlo para que haga sus necesidades sobre los papeles, esparce los periódicos sobre una gran superficie. Descubrirás que vuelve a un lugar preferido. Poco a poco reduce la superficie cubierta de papeles hasta que baste con poner varias hojas en el lugar de su elección. Ríñelo cuando cometa un error, y después llévalo a su lugar elegido. En caso de un «accidente» de esta naturaleza, jamás, bajo ninguna circunstancia se le debe pegar a un cachorro. Limpia el lugar que ensució con vinagre o amoníaco diluido con agua tibia. Esto eliminará cualquier olor que pudiera atraerlo otra vez al mismo lugar.
Para la transición del uso de papeles de periódico en el interior de la casa al uso exclusivo del exterior, cuando lo saques a pasear lleva contigo unos cuantos periódicos o un recipiente de material comercial adecuado. Espárcelos sobre el lugar que quieres que use y cuando lo haga, alábalo y felicítalo con profusión. Felicítate también a ti mismo, porque ambos habréis hecho un buen trabajo.
Da gusto poseer un perro bien adiestrado. Conviene comenzar un programa de adiestramiento cuando el perro es aún un cachorro; para cuando sea un perro adulto, habrá aprendido todas las reglas que tú le hayas establecido.
Si tu cachorro tiene un lugar cómodo para estar, es menos probable que quiera ocupar el tuyo. Un firme «no» acompañado por un sonido de palmas, le indicará su error. Tu cachorro aprenderá pronto si insistes. Hay también rociadores de repelente para perros que pueden servir para mantenerlos alejados de los muebles. Tienen un olor desagradable para los canes pero no para ti, y son inofensivos si con ellos se rocía el tapiz de los muebles.
Los perros jóvenes son especialmente exuberantes, y no dudarán en hacértelo saber. Cuando tu cachorro salte sobre ti (o sobre cualquier otra persona), cógele sus patas delanteras y pósalas sobre el suelo, diciéndole al mismo tiempo un rotundo «No».
Un cachorro se siente ansioso por probar sus nuevos dientes sobre casi cualquier cosa. Lo mejor que puedes hacer para satisfacer esa necesidad de morder y disminuir sus ansias es darle un objeto adecuado para que lo muerda. En las tiendas de animales encontrarás productos de materiales adecuados, diseñados especialmente para satisfacer las necesidades de morder de un cachorro, seguros y efectivos y que le proporcionarán incontables horas de placer y diversión. Estos productos existen en gran variedad de tamaños y diseños interesantes: huesos, nudos y anillos. Un importante beneficio adicional es que estos artefactos contribuyen a la limpieza general de los dientes al tiempo que efectúan un vigoroso masaje de las encías, ayudando así a proteger a tu cachorro contra las enfermedades dentales.
Si descubres a tu cachorro mordiendo cualquier otro objeto aparte de los que le está permitido morder, muéstrale inmediatamente tu desaprobación diciéndole firmemente «No» y quitándole el objeto prohibido. Por el contrario, cuando muerda sus objetos destinados a ese fin, acarícialo y alábalo repetidamente. Asegúrate de que todos los de la casa hagan lo mismo constantemente.
Si tu cachorro ladra cuando tú estás ausente, tus vecinos te lo harán saber rápidamente. Sus quejas serán justificadas. De modo que tómate la molestia de quitarle a tu amigo canino esa costumbre mientras aún estés a tiempo de hacerlo. Haz como que te vas, pero espera silenciosamente fuera de la puerta. Probablemente el cachorro comenzará a aullar en cuanto crea que te has marchado. Grita «No, no, no» y regresa rápidamente al interior, riñéndolo y dando grandes muestras de disgusto. Unas pocas lecciones como ésta, antes de que su mala costumbre se arraigue, le enseñarán que el único resultado que puede obtener de aullar y ladrar es un amo enfadado.
Un perro que ladra como advertencia es un compañero valioso, pero un charlatán que ladra por cualquier motivo y a cualquier hora es una molestia a menos que se le enseñe a dejar de hacerlo en cuanto se le ordene.
Aunque tu cachorrito tiene que aprender los hábitos de aseo y de buenos modales a partir del día en que llega a tu casa, las simples órdenes de obediencia como las que aquí presentamos pueden esperar hasta que tenga al menos seis meses de edad. Es importantísimo tener presente la necesidad de tener paciencia en todo lo relativo al adiestramiento de un perro. Junto con la paciencia hay que tener constancia. Si tienes esto bien presente mientras estás adiestrando tu cachorro, tendrás más posibilidades de alcanzar el éxito.
No es difícil enseñar esto a un cachorro, pero antes de comenzar acostúmbralo a usar un collar y la correa. Acostúmbralo al collar dejando que lo use por la casa durante períodos cada día más largos. Después de un par de días haciendo esto, puedes sacarlo para tu primer paseo. Llámalo a tu lado, y al dar tu primer paso dile «Quieto» o alguna orden parecida que sea, a partir de ese momento, siempre la misma. Esta es una orden de obediencia que tendrá que aprender más tarde, de modo que no está mal que comience a conocerla desde el principio. Probablemente querrá quedarse atrás o adelantarse corriendo y tirará de la correa en uno u otro sentido. No obstante, continúa tu paseo, atrayéndolo hacia ti (y repitiendo «quieto» o la palabra que hayas escogido a ese efecto). Pronto se dará cuenta de que es inútil luchar y que estará más cómodo si te sigue en tus movimientos. Cuando te siga, acarícialo y prémialo.
Ata una cuerda de al menos seis metros al collar de tu cachorro, de las que encontrarás un gran surtido en las tiendas de animales. Deja que tu cachorro se distraiga un momento, y entonces, cuando su atención se centre en alguna otra cosa, llámalo por su nombre y da la orden: «¡Bobby, aquí!» Si responde, acarícialo y prémialo con alguna golosina, y permítele que vuelva a juguetear, repitiendo la llamada a intervalos. Antes de que haya trascurrido mucho tiempo, puede que rehúse acudir cuando lo llames. Coge firmemente el extremo libre de la cuerda, repite la orden y dale un buen tirón. Probablemente tratará de resistirse, pero sigue repitiendo la orden; unos cuantos tirones fuertes probablemente lo convencerán de que se acerque. Si no lo hace, tira de la cuerda para acercarlo a ti, pero prémialo a pesar de todo. Por mal que se comporte tu cachorro, nunca lo riñas cuando se acerque a ti. Un perro tiene que pensar siempre que cuando tú dices «Aquí» le sucederá algo bueno.
Con tu cachorro frente a ti o a tu costado, sujeta la correa con tu mano derecha de modo que esté tirante, y da la orden «Sit». Al mismo tiempo, inclínate y con tu mano izquierda presiona su anca hasta que se siente. Puede que quiera recostarse o echarse de costado. No se lo permitas. Enderézalo con tu mano izquierda sobre su costado. Después dale una golosina y alábalo. Repite la rutina varias veces, siempre premiándolo cuando responda bien. Pronto asociará la orden con la presión sobre su anca y se anticipará a ella antes de que lo toques.
Una vez que tu cachorro se siente cuando se lo ordenes, no será difícil enseñarle la orden «Down». Con una mano, sujétalo por el collar, dale la orden «Down» y con suavidad presiona su anca con la otra. En cuanto esté sentado, usa la mano derecha para hacer deslizar sus patas delanteras hacia adelante mientras continúas presionando hacia abajo con la izquierda. Otra manera de hacerlo es pasar la correa por debajo de tu zapato y tensarla con tu mano derecha mientras presionas sobre sus hombros con la izquierda, diciendo al mismo tiempo «Down». Cuando quieras que se levante, dale la orden «Up» o «Arriba» y avanza uno o dos pasos. La repetición de este procedimiento enseñará pronto a tu perro a echarse sobre sus cuatro patas al recibir la orden.
Esta orden es una extensión de las ordenes «Sit» y «Down». Primero, ordénale al cachorro que se siente («Sit») o se eche («Down»). De frente al perro, dale la orden «Stay». Retrocede lentamente, levantando un dedo para advertirle que no se mueva. Si lo hace, dile «¡No!» enérgicamente. Deja la correa sobre el suelo, desde él hacia ti, mientras te alejas retrocediendo. Sigue repitiendo «Stay» (o la orden que hayas elegido) o «No», según su reacción. Con cada lección trata de retroceder un poco más hasta que quede un espacio libre entre ti y el extremo de la correa. Si al principio se queda en su posición, aunque sólo sea un momento, alábalo y prémialo cuando lo llames.
La manera correcta de caminar con un perro maduro es la siguiente: Coges el extremo libre de la correa con la mano izquierda, la correa cruza tu cuerpo por delante hasta llegar al perro que está sentado a tu derecha; con la mano izquierda controlas la holgura de la correa, acortándola o alargándola según sea necesario. Di claramente «Bobby, vamos» y empieza a andar dando el primer paso con tu pie izquierdo. Si el perro se adelanta, dale un buen tirón con la mano izquierda, pero vuelve a aflojar la correa inmediatamente. El tirón con la correa es lo que consigue que el perro aprenda. Le hace sentirse incómodo un instante, y pronto aprenderá que si camina correctamente a la altura de tu rodilla izquierda no habrá tirones. Sigue caminando, sigue dando tirones a la correa cuando sea necesario, y sigue repitiendo la orden. Algunos adiestradores emplean un rollo de periódicos para dar un golpecito al perro cada vez que le dan la orden «Vamos» pero personalmente nunca he visto que sea necesario. Sin embargo, darle unas palmaditas en la pierna izquierda puede ser, a veces, una ayuda. Acuérdate de alabarlo cada vez que se ponga en la posición correcta. Prueba de hacer estas sesiones de adiestramiento durante quince minutos dos veces al día. Te sorprenderá la rapidez con que aprende.
Los cachorros se dan manotazos unos a otros jugando. Tu cachorro te dará manotazos a ti. Estupendo. Coge su patita y agítala. ¿Es la pata equivocada? Sí, puesto que la mayoría de los cachorros extenderán la pata más cercana a tu mano. Con el cachorro en posición sentada, empújale su hombro derecho con tu mano izquierda. Cuando levante la pata delantera, toma su «mano» en tu mano derecha, estréchasela, y después prémialo. Sigue repitiéndole la orden «Da la mano» cada vez que realices esta acción.
Repito, no esperes obtener buenos resultados inmediatamente con tu nuevo cachorro.
Si deseas conocer a fondo todo lo necesario para adiestrar bien un perro cachorro, te recomendamos la publicación Tu primer perro de la Editorial Hispano Europea: