Si vivimos en un lugar cercano a lagos o ríos será habitual que en estas fechas veamos bandadas de aves surcando el cielo o parejas que deciden hacer un descanso en una zona próxima a esa fuente de agua.
También es habitual que comencemos a oír el canto de otros pájaros que no suelen ser frecuentes en nuestra ciudad, incluso asistamos a la llegada de las primeras golondrinas o descubramos polluelos de grullas o de agujas colipintas. Sabemos que se trata de aves migratorias, pero ¿desde dónde vienen? ¿Por qué se desplazan y recorren tantos kilómetros para solo unos meses?
La migración es un desplazamiento que llevan a cabo algunos animales, en su mayoría, aves, todos los años, coincidiendo con la llegada de la primavera. Pero no solo migran aves; las tortugas, por ejemplo, también recorren cientos y miles de kilómetros. El motivo es bien sencillo: además de combatir el frío o el calor, las aves se mueven para disponer de alimentos, pues con los cambios estacionales, los recursos también varían y ello hace que deban encontrar un lugar en el que anidar y alimentar a sus polluelos.
La migración no la hacen de una sola vez, sino que van haciendo paradas, descansos, en las llamadas áreas de reposo, en las que aprovechan para comer y coger fuerzas, por lo que estos viajes duran días. Y cuando llega el otoño, las vemos de nuevo recorriendo nuestros cielos buscando un lugar en el que pasar el invierno y conseguir comida.
Pese a la gran distancia que recorren, raro es ver que la bandada se pierde, lo que no quiere decir que alguna acabe extraviándose si ha abandonado el grupo. Y el motivo es muy sencillo: tienen un buen sentido de la orientación y utilizan distintos mecanismos naturales que las ayudan a orientarse durante sus vuelos diarios. Además de apoyarse en la posición del sol y hasta de las estrellas, las aves suelen dejarse guiar por el magnetismo terrestre o mediante el reconocimiento de enclaves o accidentes que les resultan familiares. Por supuesto, las crías siguen a las aves adultas, que ya han recorrido muchas veces el mismo camino y conocen las rutas que debes seguir para llegar a su destino.
Aquí en nuestro país es habitual ver a las golondrinas a partir de la primavera. Incluso sus nidos están protegidos por ley, pues es época de cría y en ellos se encuentran sus polluelos. Suelen pasar el invierno en el sur, en Australia, África o América del Sur, y cuando llega el calor, suben al norte, a Europa, América del Norte y Asia. Desde abril también surcan nuestro cielo otras aves que no se quedarán aquí a pasar el invierno o el verano, por lo que solo somos punto de paso. Nos referimos, por ejemplo, a la aguja colipinta, que hasta la llegada del verano atraviesa nuestro país en dirección a Alaska para la cría y los meses de otoño hace el viaje inverso hacia Australia.