Aunque no se tiene muy claro el origen de esta raza, durante el Renacimiento era muy usada para la caza de conejos y liebres, pues su reducido tamaño era ideal para introducirse en las madrigueras en busca de su presa.
De tamaño mediano, puede alcanzar los 40 centímetros de altura y los 15 kilogramos de peso, el Beagle es un perro sociable, simpático y muy juguetón. Aunque, sin duda, es conocido por su peculiar olfato, razón por la cual su imagen aparece asociada, en muchos casos, a la del típico perro sabueso que persigue delincuentes y olfatea escenas de crímenes.
Se trata de una raza muy simpática y afectuosa que se rinde al juego y los mimos de los niños. Por ello, crecen muy felices en hogares donde haya pequeños. Pero también destaca por su inteligencia y su carácter obediente. Son perros muy fieles y valientes, por lo que no dudarán en defender a su dueño o protegerlo ante una caída.
Todo ello lo compensan con su ingente vitalidad y energía, que demuestran con una excesiva actividad (juegos, carreras...). De ahí que estos canes necesiten largas caminatas para poder quemar parte de esa actividad. El objetivo es conseguir que el perro sea equilibrado y no canalice esa energía por otras vías, como romper cosas, por ejemplo. Por eso, hay que cansarlo.
Este perro, como cualquier otro, requiere un cepillado cada dos o tres días. Y es que pese a tener el pelo corto, este acto permite eliminar los pelos muertos, limpia el polvo que se acumula sobre su superficie mientras juega y corre, y le da brillo al pelaje.
Sus orejas son otras de las partes que debemos tener en cuenta a la hora de asearlo, pues son largas y les caen a ambos lados de la cabeza, razón por la cual debajo de ellas suele acumularse suciedad que provoca infecciones. Por tanto, hay que prestar atención a ellas y limpiarlas a menudo.
Del mismo modo, para mantener al animal limpio es necesario bañarlo cada cuatro o seis semanas, y cortarle las uñas con delicadeza.
Por último, hemos de tener cuidado con su alimentación. Los Beagles son muy glotones; un saco sin fondo que parece no tener problemas de apetito. Por ello, si no se vigila su alimentación, es posible que, con el paso del tiempo, el perro incremente su peso y el veterinario lo ponga a dieta, ya que suele ser una raza con tendencia al sobrepeso. Todo ello se evita con una dieta sana y natural y ejercicio físico frecuente.