Los Británicos de pelo corto o British shorthair son una raza felina que procede de un cruce entre el gato persa y el gato común, animal del que se tiene constancia en el Reino Unido desde la presencia romana. A finales del siglo XIX se presentó la raza en el palacio de Cristal de Londres y el animal pasó de dedicarse a cazar, como cualquier felino, a convertirse en objeto de cría entre la alta sociedad europea.
Físicamente, de los Britanicos destacan dos cosas: el pelaje, de amplitud de tonos y colores -blanco, negro, rojo, el popular azul (Británico de pelo corto azul), lila, crema, chocolate, bicolores o tricolores y con tonalidades y marcas, ahumadas, plateadas, tabbys o colorpoints- y el tamaño de sus ojos -que destacan sobremanera por su forma, grande y redonda y, sobre todo, por el color: cobre, naranja profundo, azulados o verdosos, siempre acorde con el del pelaje-.
Ya hemos señalado que se trata de un gato muy equilibrado, indicado para la vida en familia, pues le encanta la tranquilidad del hogar y recibir cariñitos y mimos de sus humanos. Pero como cualquier felino, adora cazar roedores o aves. Eso sí, en casa son muy tranquilos y, lejos de esa independencia de la que gozan la mayoría de los gatos, los británicos de pelo corto suelen ser más cariñoso que otras razas. Pero que no te engañe su carácter tranquilo y dócil; como cualquier animal de compañía, necesita momentos de juegos, así que disfrutará enormemente con los más pequeños del hogar.
Por lo que respecta a su alimentación, es importante optar por alimentos de calidad que incorporen taurina o glucosamida, pues el británico de pelo corto puede adolecer de problemas musculares y articulares conforme envejecen. También son propensos a padecer miocardiopatía hipertrófica, una enfermedad provocada por el engrosamiento de las paredes del músculo cardíaco. Por tanto, es importante que la comida que compremos contenga una cantidad suficiente de estos elementos o complementar su pienso o las latas con suplementos.
Además de la miocardiopatía hipertrófica y los problemas articulares, esta raza también puede sufrir dolencias renales debido a la aparición de quistes y hemofilia B, que puede acarrear hemorragias. De este modo, es obligatorio realizar revisiones periódicas y acudir al veterinario al menor síntoma de enformedad para que defina cuanto antes un seguimiento adecuado para nuestro animal.
Por último, en cuanto a sus cuidados, pese a que el británico presume de un pelaje corto, es necesario cepillarlo al menos una o dos veces por semana para que se elimine el pelo y las células muertas.