La raza desciende del molossiano romano o canis pugnax, animal muy ligado a las contiendas de la guerra, pues se llevaba al campo de batalla en época romana. Con el paso de los siglos, su uso también ha estado vinculado con el cuidado del rebaño y la vigilancia, aunque también se ha recurrido a él, como buen sabueso que es, para la caza y demás actividades cinegéticas.
El Cane corso es una raza de gran tamaño, con una altura que puede oscilar entre los 62 y los 68 centímetros, en el caso de los machos, y los 58 y 64, en el caso de las hembras, con un peso medio de 40-50 kilos. Lo que más destaca de este perro, además de su envergadura, es su brillante pelaje: negro, grisáceo o con tonalidades rojizas o atigradas. Su apariencia es de animal fuerte y estilizado, y no suelen tener tendencia al sobrepeso. Ello quizá se debe a su carácter activo, que lo convierte en un perro rápido, ágil, musculoso y atlético. De ahí que sea el perro perfecto si buscamos un perro que nos acompañe en actividades físicas.
También si tenemos familia es una opción interesante, por cuanto, pese a su potente apariencia, se trata de un animal muy tranquilo, paciente y equilibrado, mimoso con los más pequeños de la familia y protector, quizá excesivamente protector, lo que puede conducir a comportamientos algo dominantes que habrá que corregir o pedir ayuda a un buen adiestrador. Por ello, y a pesar de que se trata de un animal manso y calmado, es necesario trabajar con él la disciplina para que no destaque esa vena dominante y protectora para vigilar a aquellos que considera su manada. De este modo, su adiestramiento es sencillo, pero debe ser determinante para que, por ejemplo, durante los paseos podamos disfrutar de un perro sano y mentalmente equilibrado.
Por lo que respecta a sus cuidados, el Cane corso tiene un pelaje corto que hace muy sencilla su limpieza y cepillado. Como en los animales de estas características, además de un cepillado semanal, es necesario bañarlo cada dos o tres meses y cuidar su dentadura. Y a partir de cierta edad, acudir a veterinario para hacer revisiones constantes, pues, como otras razas grandes, tienden a sufrir en la vejez displasia de cadera, torsión gástrica e hipertrofia glandular. Un buen cuidado y vigilancia y una alimentación rica en condoprotectores ayudarán a retrasar estos problemas y alargarán la vida del animal.