CaniLeish es una vacuna contra la Leishmaniasis canina. Se trata de un producto aprobado por la Comisión Europea el 14 de marzo del 2011. Debido a la relevancia del lanzamiento (hasta ahora no existía vacuna para esta enfermedad) creemos conveniente saber cómo funciona, y qué efectos, positivos y negativos, puede tener.
Ya hemos hablado con anterioridad de esta enfermedad (en nuestro artículo ), por lo que nos limitaremos a recordar brevemente que se deriva de un parásito (Leishmania infantum) transmitido mediante la picadura de la mosca de la arena (Flebotomo), y cuyos síntomas principales son llagas, fiebres, caídas de pelo y pérdidas de peso, llegando a provocar la muerte del animal afectado.
La vacuna reduce el riesgo de contagio de este patógeno (sólo se aplica a perros que no hayan sido afectados), mediante la administración de algunas proteínas extraídas del propio parásito, que el sistema inmunológico aprende a detectar y combatir. De este modo, en caso de verse atacado en un futuro por una versión ya desarrollada de la enfermedad, el animal está en disposición de protegerse de la misma.
Para un correcto funcionamiento de la CaniLeish, ante todo es necesario consultar con un veterinario para que determine si es recomendable o no para la mascota, en función del riesgo de que pueda contagiarse o no. En caso afirmativo, y habiendo dado negativo en el análisis de la enfermedad, el perro recibe una primera inyección a partir de los seis meses, y luego otras dos más con un intervalo de tres semanas cada una. A partir de ahí, se refuerzan los efectos de la vacuna mediante una administración anual. Además de contar con proteínas extraídas en las primeras fases de desarrollo del patógeno, CaniLeish contiene una sustancia adyuvante para mejorar el sistema inmunitario.
Antes de su comercialización, la nueva vacuna pasó por un proceso de experimentación consistente en la administración del suero a un grupo de ensayo de laboratorio, y a otro de campo en zonas con un elevado número de casos de Leishmaniosis registrados. De esos estudios se extraen conclusiones altamente satisfactorias: por un lado, se confirmó su total seguridad para la salud, tanto en perros sin la enfermedad como en perros infectados. Por otra parte, se registró un importante descenso de casos de contagio en las zonas de campo seleccionadas para la experimentación, por lo que su eficacia quedó totalmente contrastada. Ahora bien, en los perros que ya habían desarrollado la Leishmaniosis, no se detectó beneficio alguno, por lo que no se recomienda su administración.
Las posibilidades de una reacción negativa después de la inyección son escasas, y los síntomas de poca gravedad. Es posible que alguna desarrolle, en la zona en la que la ha recibido, inflamaciones, enrojecimientos, endurecimientos o dolores, todos ellos de carácter temporal, y poco preocupantes. Deberían desaparecer a los pocos días. Del mismo modo, puede que el animal se muestre apático, que sufra algún trastorno alimenticio o que le suba la temperatura; estos casos son habituales después de una vacuna, y también deberían desaparecer al cabo de pocos días (seis como mucho). Y finalmente, es muy poco probable, pero puede que algún perro reaccione negativamente por medio de una alergia, en cuyo caso debería recibir el tratamiento indicado por el veterinario.
La vacuna CaniLeish supone un gran avance para el bienestar de las mascotas, puesto que si bien puede que no afecte directamente a las nuestras, es un paso hacia delante en la erradicación de una de las enfermedades más peligrosas para los animales. Se trata de una vacuna efectiva y segura, cuyo único requisito previo es que sea el veterinario quien dictamine si se requiere o no su aplicación en cada caso específico.