Una de las grandes amenazas para la salud de un perro, en especial cuando se va haciendo mayor, pasa por el corazón: los problemas cardíacos pueden ser fatales, y tristemente, son muy comunes entre nuestras mascotas. Por eso es tan importante detectarlos a tiempo, y saber cómo hacerles frente de manera correcta, hasta poder dejar al animal en manos del veterinario...
No es lo mismo el corazón de un chihuahua que el de un mastín. Por ello, perros grandes y pequeños sufren del corazón de manera bien distinta.
En el caso de razas pequeñas, suelen ser las válvulas del corazón las que fallan, debido a las bacterias que habitualmente infectan sus bocas pero acaban provocando, o dicho, insuficiencia valvular.
Por su parte, las razas grandes ven cómo el corazón no tiene fuerza suficiente para bombardear toda la sangre que sus cuerpos necesitan, debido a que el órgano en cuestión crece demasiado, evitando que las válvulas se toquen (miocardiopatía dilatada).
La pista más evidente para saber que tu mascota podría padecer del corazón es la fatiga. Acabamos de decir que si el corazón falla, la sangre no riega; y si ésta no riega, el cuerpo no recibe todos los nutrientes y oxígeno necesarios para hacer funcionar correctamente sus órganos y músculos. Un exceso de cansancio en sus juegos, ejercicios o paseos rutinarios (pudiendo llegar al desmayo) es el síntoma más claro de que algo falla en su corazoncito: si notas que intenta respirar de manera afanosa, con respiraciones demasiado rápidas, es que intenta captar el oxígeno que necesita y no recibe por vía sanguínea.
La tos también es un importante aliado para ti, puesto que no deja de ser un síntoma de la alteración de la respiración.
Hasta ahora hemos visto que una dolencia del órgano vital supone un mal funcionamiento del proceso de bombeo de la sangre. Eso se traduce en agotamiento, puesto que el corazón intenta compensar esas carencias latiendo mucho más rápido de lo normal (de ahí que, a veces, acabe bloqueándose del todo).
Para salir de dudas, nada como tomarle el pulso a tu mascota; es la mejor manera de detectar a tiempo una insuficiencia cardíaca: haz que se tumbe de lado, de manera relajada, y coloca dos dedos en su muslo, hacia la mitad del mismo, que es donde mejor se apreciará su pulso. Quédate así y cuenta todas las pulsaciones que sientas en 15 segundos. Hazlo más veces para asegurarte, y cuando lo tengas, multiplica por cuatro para saber las pulsaciones totales por minuto. Si tu mascota pesa menos de 13 kilos, el resultado debería estar entre las 100 y las 160 pulsaciones por minuto; si pesa más, entre las 60 y las 100. Todo lo que se salga de esos límites implica problemas, por lo que si es lo que percibes, te tocará acudir a un veterinario lo antes posible.