Muchos dueños que adoptan a un yorkshire terrier tienen dudas de que sean puros, de raza, auténticos. Aquí te contamos qué debes tener en cuenta y si realmente es importante que la raza sea pura o mestiza.
Lo primero que deseamos apuntar es que da igual que al final sepas que no es un yorkshire terrier puro, que se trata de un animal mestizo, o que es un silky terrier (con el que se confunde mucho dada su semejanza, aunque el tamaño de este es ligeramente superior y las características físicas, también). El animal te dará cariño, amor y compañía y tu responsabilidad como adoptante será cuidarlo para que viva feliz, y no discriminarlo o abandonarlo en función de su raza o de su pureza. Es un animal, da igual la raza que sea y si está cruzada o es pura, y cuando se decide dar el paso para adaptar, no nos tienen que importar estas menudencias.
Dicho lo cual, hay una serie de características físicas y que atañen a su carácter que ayudan a determinar si estás ante un yorkshire terrier. Comenzando por las físicas, se trata de un cánido de pequeño tamaño, cuyo peso no superan los tres kilos, razón por la cual es muy apreciado como animal de compañía, pues ocupa poco espacio y se adapta bien a pisos pequeños.
Tiene un pelaje fino, sedoso y largo, oscuro cuando son cachorros y más claro conforme crecen y alcanzan la edad adulta. También la cola destaca por su abundancia de pelo. Y, como dato curioso, pese a ello, se trata de un animal perfecto para personas con alergias, pues su pelo es hipoalergénico. Por el contrario, las orejas tienen menos pelaje y este es más corto. La forma, en V, es otro rasgo que ayuda a diferenciar a este animal.
Por lo que respecta a su carácter, son animales muy mimosos y cariñosos, así como muy activos. Por ello mismo, es importante que les demos grandes paseos y les dediquemos tiempo para jugar y responder a sus demandas. Como siempre decimos, estas rutinas ayudan a que tengamos un can equilibrado emocionalmente.
El yorkshire terrier es un perro sociable y suele llevarse bien con otros perros, por ello es ideal para completar la familia o para vivir con más animales con los que jugar y retozarse.
Por último, es un poco trasto, sobre todo cuando es pequeño y joven, y algo impulsivo. De este modo, es importante que no nos engañe su tamaño y lo eduquemos como haríamos con otra raza de tamaño superior. Si no, se convertirá en un animal exigente que ladrará por todo para que le demos comida o llamar nuestra atención.