Seguro que muchas de estas curiosidades no las conocías. Aquí te las contamos.
Pueden unirse para construir un puente, cruzar un río o elevarse del suelo cierta altura para alcanzar el alimento.
Es el animal con el cerebro más grande, comparado con la proporción de su cuerpo.
Muchas de ellas pueden cultivar semillas e incluso hongos. De hecho, hay una especie, las Cyphomyrmex, que almacena hongos en su hormiguero y los conserva para que fermenten y se conviertan en levadura, que servirá de alimento a la colonia. Hay lugares, además, en los que las semillas que estos insectos almacenan son deseadas por el hombre. Es el caso de algunas regiones de África, donde se extraen de los hormigueros las semillas de algunas plantas medicinales o hierbas usadas en infusiones que han recolectado previamente los formícidos.
No todas las hormigas son tan trabajadoras. Las hormigas mieleras, por ejemplo, son insectos que permanecen en la colonia alimentándose de lo que traen sus compañeras, las obreras. No construyen, no transportan alimento; no hacen nada salvo comer. En su estómago almacenan los nutrientes que consumen y fabrican miel con la que darán sustento a muchas de sus congéneres. Por tanto, su única misión es alimentarse con lo que traen las obreras para producir alimento que servirá para la colonia después.
Se comunican con sus compañeras a través de los cinco sentidos. Además de por medio de sus antenas, las hormigas se comunican entre sí también con el olor o el sonido. Incluso emiten una especie de olor que ayuda a las otras hormigas a encontrar el alimento que ha descubierto una de ellas.
No solo las arañas elaboran estructuras con la seda que producen; hay especies de hormigas que igualmente generan una seda especial con la que fabrican sus hogares en zonas elevadas, como las copas de los árboles.
También esclavizan, como los humanos. No todas, como tampoco lo hacemos todos, pero sí hay especies, como la Myrmoxenus ravouxi, que invaden otros hormigueros y se llevan a algunas de esas hormigas a su colonia para que trabajen allí. Un dato, cuando menos, muy curioso que denota que este comportamiento no es algo propio del ser humano.