La disciplina que supone la práctica del yoga en los perros se la denomina doga, un juego de palabras que nos sirve para poner sobre la mesa la importancia de este ejercicio también en los cánidos.
No se trata, por tanto, de un entrenamiento exclusivo para estos animales, sino de compartir la experiencia de hacer yoga con nuestra mascota; de buscar un hueco para practicar juntos una actividad muy completa que conlleva ventajas para los perros y sus dueños. De este modo, se trata de compartir una actividad especial con nuestro animal de compañía.
Antes que nada, debemos saber que no todos los ejercicios son iguales para todos los tipos de perro, sino que hay que adaptarlos a la raza y, sobre todo, al tamaño del animal.
De igual modo, es importante asumir que se trata de un proceso que se desarrolla de manera desigual. Es decir, puede que algunos ejemplares aprendan la rutina con rapidez y otros tarden más en seguirla. Por tanto, hemos de tener paciencia y no debemos pretender que el primer día o en las primeras sesiones el animal acabe haciendo todo lo que le digamos. Porque el doga requiere entrenamiento, disciplina, organización y mucha paciencia.
Otro punto a tener en cuenta es que debemos buscar un lugar que resulte cómodo para la mascota; un entorno que no le cree malestar y que le ayude a relajarse. Hay animales a los que les gusta que haya música de fondo, pero no todos los cánidos la necesitan para hacer los ejercicios. Es más, algunos dueños prefieren trabajar en silencio para que el animal esté tranquilo.
Como en nuestro caso, los perros acusan estrés, ansiedad, depresión... Por tanto, este tipo de actividades resulta sumamente beneficiosa para reducir los síntomas asociados a estas enfermedades emocionales. ¿Qué se consigue practicando doga?
Y tú, ¿te apuntas a practicar doga?