Enfermedades del conejo

El conejo es una especie agradecida. Si se cuida como es debido, alimentándolo bien y asegurando su bienestar, el animal responde con una actitud saludable y atenta: devora su ración de comida, farda de un pelo brillante, y no suele tener complicaciones de salud. Sin embargo, está sujeto a una serie de enfermedades que pueden llegar a poner en peligro su vida. Afortunadamente no es difícil detectar su malestar, ya que a la mínima que algo va mal, el conejo altera su comportamiento, deja de comer, emite sonidos distintos, entrecierra los ojos y la viveza de su pelo se apaga. En ese caso, conviene acercarse al veterinario más cercano, puesto que podría estar sufriendo alguna de las enfermedades que a continuación se detallan.

 

Moquillo (Pastaurelosis)

Pese a que sus síntomas iniciales son muy similares a los de un resfriado (estornudos y mucosidad), esta es una de las enfermedades más molestas a las que puede verse sometida la mascota, puesto que no tarda en desembocar en una aguda insuficiencia respiratoria y en ingentes cantidades de pus internas. Ahora bien, si se detecta a tiempo, resulta fácilmente tratable a base de antibióticos.

Neumonía

La neumonía comparte síntomas y tratamiento con la pastaurelosis, pero por su naturaleza, la curación es más complicada. Para evitar problemas, conviene vacunar al conejo cada seis o doce meses, puesto que de lo contrario, una infección de estas características puede llevar a complicaciones (alteraciones en los excrementos, cianosis, fiebre) que provoquen hemorragias internas, convulsiones y, finalmente, la muerte.

Mixomatosis

Un virus transmitido mediante picaduras de insecto, muy contagioso, generalmente fatal, y sin cura efectiva; por este motivo, la manera de combatirlo es la vacunación preventiva. Los síntomas se hacen evidentes a los pocos días de haber sido contagiado, y consisten en inflamaciones primero en rostro (conjuntivitis aguda) y partes genitales, y después a niveles subcutáneos, provocando visibles deformaciones en el cuerpo del animal.

Coccidiosis

Se trata de una enfermedad habitual entre los animales domésticos, contagiada por el consumo de alimentos con excrementos de coccidio, y resultante en alteraciones fecales (diarrea, sangre en heces…), pérdida de apetito y deshidratación aguda. Se trata con antibióticos, pero ojo: es una de las causas habituales de muerte de conejo.

Sarna

Los casos de sarna son muy comunes tanto en conejos como en cualquier otra mascota. Se trata de la aparición de costras en el cuerpo, que le provocan un gran picor e infecciones resultantes de rascarse constantemente. Se debe a la presencia de ácaros que depositan sus huevos sobre los animales, y puede ser de dos tipos: sarna en los oídos, o sarna en la piel. En ambos casos, los síntomas pasan por irritación, secreciones espesas y costras amarillentas, que pueden llegar a la boca (causando que el conejo deje de comer), a los ojos y a los orificios nasales (con las correspondientes dificultades respiratorias). Es engorrosa y peligrosa (puede llevar a la tularemia), pero se puede tratar fácilmente por vía tópica, o con inyecciones subcutáneas. Si el animal tuerce la cabeza y pierde el sentido de la orientación, significa que su infección de oído está muy avanzada.

Gusanera

A esta enfermedad también se exponen todos los animales. Se da cuando las larvas de moscas que previamente han dejado sus huevos en una herida de la mascota, comienzan a alimentarse de alguna herida que esta haya podido sufrir, causándole incluso la muerte después de una serie de ataques de shock.

Giardiasis

Cuando los conejos (especialmente los conejos jóvenes) demuestran anormalidades en las heces, deshidratación, temperatura corporal demasiado baja o un estado anímico inusual, puede deberse a esta infección intestinal que tiene que ser atendida de forma agresiva y con soporte nutricional para el animal.

Enterotoxemia

De causas no del todo esclarecidas, pero seguramente debido a malas condiciones ambientales y/o alimenticias, esta afección provoca la muerte del animal mediante la actuación de una bacteria que libera una toxina intestinal.

Tiña

La popular tiña es un hongo que afecta a la piel del conejo, de rápida expansión y sanación complicada. Recuerda a la sarna en cuanto a que, como aquella, esta enfermedad provoca costras por todo el cuerpo del animal, en especial en la cara.

Llagas en las patas

Las heridas en las almohadillas de las patas suelen deberse a las propias jaulas, motivo por el que deben disponer de un suelo blando para no lastimarse. Se trata de heridas de lenta curación, y pueden incurrir en problemas mayores si se infectan. La humedad del ambiente y un tratamiento mal aplicado pueden propiciar la presencia de hongos u otras bacterias que compliquen las heridas.

Malformaciones de los dientes

Es una enfermedad hereditaria consistente en crecimiento excesivo de algunos dientes, un mal alineamiento de los mismos o un cierre incorrecto de la mandíbula. Normalmente, en casos así los incisivos no dejan de crecer (al no encontrar la barrera natural del diente opuesto) hasta provocar dificultades a la hora de ingerir alimentos: el conejo se producirá heridas en la boca, y será incapaz de coger comida con la misma. Por su condición hereditaria y la imposibilidad de cura (su tratamiento consiste en recortar los dientes periódicamente), la única opción pasa por evitar que los animales con esta enfermedad se reproduzcan.

Golpe de calor

La temperatura a la que son sometidos los conejos es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta a la hora de hacerse cargo de ellos. Al estar específicamente preparados para condiciones atmosféricas frías, el verse expuestos a temperaturas calurosas (unos 30º C) les puede provocar golpes de calor traducidos en fatigas, dificultades respiratorias y enrojecimiento de las orejas. Para evitar complicaciones, además de mantener su hábitat en estado óptimo, conviene refrescar las orejas del animal a menudo con agua; si aun así se presentan tales síntomas, se debe bañar al conejo y entregarlo a un especialista. De lo contrario, se corre el riesgo de provocarles esterilidad temporal, abortos e incluso, en casos de conejos con sobrepeso o de pelo largo, paros cardíacos.

Bolas de pelo

Parecerá una tontería, pero la generación de bolas de pelo es un problema muy a tener en cuenta para el cuidado de un conejo. La mayoría de ellos originan estas bolas en el estómago debido al pelo que ingieren involuntariamente a lo largo de su día a día, y aunque lo normal es que su propio aparato digestivo las elimine, pueden llegar a obturar el intestino. De darse el caso, el animal lo demostrará perdiendo el apetito, perdiendo peso y deponiendo cada vez menos, y tal y como se den estas circunstancias, es necesario que un veterinario le asista con un tratamiento a base de laxantes. Hay que actuar con prontitud, puesto que dejando pasar el tiempo, podría ser necesario recurrir a la cirugía.