“Se define como una descarga electroquímica del cerebro que puede aparecer en cualquier momento y se hace repetitiva en el tiempo. Esta descarga supone que las neuronas se despolarizan o transmiten señales eléctricas a sus vecinas, difundiendo así la excitabilidad a la totalidad del cerebro y cuerpo.” (Benjamín Domínguez Trejo, 2005)
En cuanto a los tipos de crisis tenemos las siguientes categorías:
En las parciales simples no hay alteración de la consciencia y se manifiestan contracciones faciales, continuos golpes con una pata o mordisqueos en alguna parte del cuerpo.
Las parciales complejas, tendrán una alteración de la consciencia y a menudo comportamientos poco habituales que se manifiestan como intentos por cazar moscas inexistentes, agresiones sin motivo, aullidos incesantes, etc. Se originan en ambos hemisferios cerebrales y son del tipo más frecuente, se caracterizan por manifestar una alteración de la consciencia, además de signos motores que pueden incluir el desplome del animal.
“La frecuencia de estos ataques pueden variar en función del agente etiológico que lo esté causando, por ejemplo: eventos de estrés, ruidos, presencia de otros animales o personas ajenas a la dinámica familiar habitual, desbalance electroquímico etc., con base a lo que hemos descrito, estos episodios convulsivos pueden presentarse en el transcurso del día una o más veces, cada 24 horas o presentarse con intervalos de semanas o meses.”1
Finalmente describiremos la epilepsia idiopática que tiene un componente genético y es mucho más frecuente en perros de razas puras debido a la consanguineidad existente.
La velocidad de presentación del primer episodio es variable, presentándose entre los 6 meses y 5 años, sin embargo este periodo no es del todo exacto ya que cuanto más grande sea la raza más se puede acortar la edad para tenerla.
Los episodios epilépticos se caracterizan por ver como el perro pierde de manera brusca la consciencia y hay una rigidez total en su cuerpo, además de movimientos desordenados en las extremidades y cabeza, salivación abundante y pérdida en el control de esfínteres provocando micción y defecación durante el episodio; una vez culminado el evento, los animales suelen estar desorientados y recobrarán la consciencia de manera paulatina en el transcurso de los siguientes minutos.
Tratamiento
En una revisión rutinaria es difícil que el veterinario pueda encontrar señales de que nuestro perro pueda tener ataques. Aparentemente estarán sanos y las pruebas neurológicas que se le puedan hacer serán normales, así como el resto de pruebas complementarias como bioquímicas, demográficas y pruebas diagnósticas como análisis de líquido cefalorraquídeo o tomografía axial. “Las herramientas diagnósticas que se soliciten al propietario serán en función del cuestionario (anamnesis) y exploración clínica del paciente, pudiendo ser pruebas de sangre para evaluar bioquímica hepática, renal y cerebral, así como electroencefalogramas o placas radiográficas.”2
El diagnóstico diferencial para estos casos, debe considerar situaciones como hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre), neurocisticercosis, o resultado de traumatismos encefálicos, moquillo, tumores cerebrales, fallos hepáticos, cardíacos, diabetes, etc.
Por XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
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1, 2: Doctora Diana Martínez
Bibliografia