La nariz del perro es uno de los principales indicadores de su estado de salud para los ojos del dueño. Es sabido que si tiene la trufa húmeda, el animal está sano. Ahora bien, lo contrario no significa que tenga problemas. No hay que olvidar que a lo largo del día, nuestro amigo corre, de mueve de un lado para otro, se estira largos periodos de tiempo en un sitio u otro, mete sus narices en todas partes... en definitiva, somete su cuerpo a diferentes temperaturas, humedades, climas, etcétera.
Todo ello puede provocar que se seque su hocico, e incluso que se agriete, pero con una serie de cuidados debería volver a su estado habitual. Ahora bien, antes de entrar en detalle, no hay que olvidar que la piel agrietada suele ser molesta, dolorosa cuando se acaba pelando, escamando o incluso perdiendo su pigmentación. Por lo que manos a la obra sí, pero con algo de mano izquierda también. Veamos los pasos a seguir para el cuidado de la trufa de nuestra mascota:
Si pese a todo, su trufa no muestra síntomas de mejora, es cuando realmente toca preocuparse y ponerse en contacto con un veterinario para ver si la no regeneración de la piel de la trufa del perro significa alguna deficiencia de su sentido inmunológico, de alguna enfermedad, o similar.