La piel de nuestros animales de compañía puede verse afectada por bacterias, hongos o parásitos que ocasionan irritaciones y caída de pelo. Aunque incómodos, estos síntomas desaparecen, en la mayoría de los casos, con el consiguiente tratamiento médico.
Originada por una bacteria, la piodermia suele afectar a la zona del tronco del perro, así como al mentón o la barbilla. El síntoma más característico es la aparición de pústulas en el área infectada. Hay ocasiones en las que esa área se queda «calva», lo que evidencia más si cabe las costras. Suele ser muy molesto para el cánido, e incluso puede llegar a ser doloroso. Por ello, es importante que acudamos al veterinario para que identifique la bacteria que lo ha acusado y recete el mejor tratamiento para su cura.
Suele ser un enrojecimiento de la piel con pérdida de pelo que, en algunos casos, puede venir acompañada con la aparición llagas o pequeñas úlceras y con descamación de la piel. Hay varios tipos de sarna: Demodex Canis (provocada por este ácaro presente en el pelo de los perros), sarcóptica (causada por Sarcoptes Scabei Canis, un ácaro de madriguera), etc. Dependiendo del ácaro que haya infectado al perro, el veterinario recomendará el tratamiento más adecuado.
La tina es una enfermedad ocasionada por hongos. Los síntomas más evidentes son pequeñas calvas provocadas por la caída de pelo en esa zona, picor, aparición de úlceras de color amarillo de las que emana un olor fuerte… A diferencia de las anteriores, el tratamiento es lento y puede durar varios meses hasta su curación definitiva.
El origen de la dermatitis se debe a la intolerancia a algún producto, objeto o alimento. También la picadura de pulgas puede generar dermatitis en el perro, que responde con una reacción alérgica al parásito. Pueden distinguirse varios tipos de dermatitis, aunque las más comunes en cánidos son la dermatitis atópica (ocasionada por la alergia del animal a un componente ambiental, alimentario o dermatológico), dermatitis por hongos, seborreica y dermatitis por contacto. Los síntomas varían de una a otra, pero, por norma general, consisten en enrojecimiento, inflamación y picor de la piel, caída de pelo, sequedad y descamación de la piel, etc. En el caso de la dermatitis seborreica, lo que denota esta enfermedad es un exceso de grasa en la piel del cánido.
Los perros pueden ser alérgicos a algunos alimentos, como la carne o los conservantes presentes en algunos productos. Otros pueden serlo al pelo de las alfombras, al polvo o al césped del jardín, por ejemplo. Y, como hemos comentado, también puede deberse a la picadura de una pulga. Además de dermatitis, la alergia puede acarrear otros problemas en la piel, como erupciones cutáneas, picor excesivo en oídos o patas. El veterinario diagnosticará la causa y recomendará el mejor tratamiento para evitar su aparición.
Como la tiña, también está ocasionada por hongos y suele evidenciarse en las patas, en los huecos existentes entre las uñas. Provoca irritación y picor que deben ser tratados con el producto antifungicida que especifique el especialista.
Ya hemos hablado de la reacción alérgica que puede acarrear la picadura de una pulga. Pero, además de alergia, puede producir, junto a la picadura de la garrapata o del ácaro, otras reacciones en la piel del cánido, como irritación y mucho picor. El animal estará muy inquieto y se estará frotando continuamente con cualquier superficie para aliviar la quemazón que le provoca la picadura.
Estas son las enfermedades de la piel más habituales, pero no las únicas. Cáncer de piel, espigas, diabetes, desequilibrios hormonales o el síndrome de Addison también pueden ocasionar problemas dermatológicos, algunos de ellos de especial importancia. Por ello, si detectamos que nuestro perro se rasca mucho, está inquieto, se le cae el pelo y la piel muestra signos de enrojecimiento, lo mejor es que acudamos al veterinario para que nos ofrezca el mejor tratamiento para su problema.