El pez Ángel o pez Escalar es originario y habitante de toda la cuenca del rio Amazonas. Desde comienzos del siglo pasado se crían también en cautividad y son estos ejemplares, los que han desarrollado unos colores muy vistosos que junto a su original morfología, destacarán entre otras especies de nuestro acuario.
Dado su carácter pacífico y tranquilo y su tamaño, que no supera los 25 cm, es ideal para un acuario casero en el que tengamos otras especies como el pez Neón, pues el pez Ángel se adaptará a vivir en él y respetará a los otros ejemplares del espacio, aunque hemos de tener cuidado: si los otros peces son demasiado pequeños, podría comérselos. Y si hay demasiados ejemplares de pez Ángel en el acuario, podrían volverse territoriales y enfrentarse al resto de peces.
El recipiente no puede ser de cualquier tamaño, pues las dimensiones del pez obligan a que cuente con unas medidas determinadas para permitir que el pez nade y viva con comodidad. Lo ideal es que el acuario no tenga una altura inferior a 50 cm y que sea capaz de acoger 35 litros de agua por cada pez que metamos dentro. Por tanto, no podemos meterlo en una pecera escolar, sino que hemos de pensar en un acuario de unas dimensiones más importantes.
Dentro hemos de conseguir que la temperatura sea de entre 24 y 28 grados, ya que se trata de un pez tropical. Para que reúna las condiciones adecuadas, es menester que el agua del acuario cuente con bacterias propias que benefician la vida en él. Para ello, introduciremos plantas naturales en el agua, como los helechos de Java o la espada amazónica, y esperaremos un par de meses antes de meter a nuestros peces en él. De este modo, se habrán reproducido las condiciones ideales para la vida acuática de estos ejemplares.
Tampoco podemos olvidarnos de otras cuestiones, como el pH del agua, que debe oscilar entre el 6 y el 7,2. Además, no podemos emplear un agua dura, por lo que si donde vivimos el agua es así, como en la costa mediterránea, tendremos que ablandar el agua por proceso químico o utilizar agua blanda de osmosis inversa, de lluvia o embotellada.
Por último, su mantenimiento y cuidados. Como ya hemos indicado, se trata de un pez muy fácil de cuidar. Es omnívoro y muy voraz; por tanto, podemos repartir la comida en dos tomas al día aunque siempre la cantidad suficiente para que no le sobre y genere residuos en el acuario. Su alimentación debe ser seca aunque complementada con otra fresca. De este modo, lo ideal es que añadamos a sus copos algas frescas, larvas o gusanos. Así su alimentación será completa.