Si el gato ha dejado de comer pienso, lo normal es que se deba a un cambio de hábitos, aunque también puede esconderse un problema serio detrás. Por supuesto, también puede darse el caso de que a nuestro felino no le guste el pienso, aunque lo habitual es que lo coma desde que era un cachorro. Por eso, hay veces que, aunque lleve años tomando pienso, deja de comer. A priori puede parecer que está cansado del mismo sabor, pero hemos de tener cuidado porque puede deberse a un problema de salud que conviene tratar.
Cuando esto ocurre, cuando de buenas a primeras no quiere comer el pienso que toma normalmente, tendremos que observar al gato para intentar determinar si se trata de tricobezoares, que no son más que bolas de pelo que se quedan adheridas a su estómago y que le provocan malestar. En la mayoría de los casos, bastará con darle malta para gatos, que mejora la digestión y facilita la expulsión de las bolas de pelo. Si la situación es grave y no consigue expulsar el pelo, habrá que acudir al veterinario para que nos diga cómo actuar.
Por tanto, si no hay un problema previo, no es normal que el animal deje de comer su pienso habitual. Sí puede dejar de hacerlo cuando hemos cambiado de pienso o de marca y el nuevo sabor no le resulte agradable. En este caso, la solución sencilla es volver a comprar el pienso que suele tomar para que recupere el apetito.
Incluso puede darse el caso de que, por razones de salud, deba tomar otro tipo de alimento que no le guste. En estos casos, y en aquellos en los que nos resulte imposible adquirir el pienso que le gusta, podemos recurrir a trucos sencillos para que recupere las ganas de comer. Aquí te los contamos.
Mézclalo con otros alimentos que le gusten, como el atún, el pollo... O con comida húmeda. Los primeros días echaremos más cantidad de este producto que de pienso, hasta que se habitúe al nuevo sabor. Entonces, de manera paulatina, iremos disminuyendo las cantidades de carne, pescado o comida húmeda e incrementando las de pienso.
Aromatiza la comida. Para ello, en las tiendas podemos encontrar aceite de atún, por ejemplo, que atraerá su olfato y le ayudará a que pruebe la comida. Conforme pase el tiempo y el gato recupere su rutina, iremos disminuyendo la dosis de aceite.
Llévalo al veterinario. Si ninguna de las recomendaciones funciona, y además notamos al animal decaído, sin ganas de beber o jugar, tal vez se deba a un problema de salud serio. Quizá tenga la rabia, que produce fobia al agua. Por eso, lo aconsejable es llevarlo al veterinario para que determine si existe algún problema y cómo tratarlo.