Una de las preguntas más frecuentes de los futuros padres es cómo introducir un nuevo bebé a un perro que reside en el hogar. Normalmente esta cuestión genera muchas dudas ya que existe cierto miedo en la futuras interacciones entre el niño y el perro. Afortunadamente la mayoría de las mascotas miran a los niños con curiosidad y no presentan signos de agresividad hacia ellos. Sin embargo algunos perros pueden percibir a los bebes como un mamífero extraño y una posible pieza de caza. Sobre todo aquellos que nunca han visto a un bebé y por tanto, no lo reconocerán como una cría de los seres humanos. Para ayudar a prevenir accidentes, debemos tomar algunas precauciones.
En primer lugar tenemos que asegurarnos que nuestra mascota no tiene ningún problema de agresividad hacia los niños, a los adultos o que no haya presentado ningún comportamiento predatorio (de caza) hacia pájaros, gatos, o cualquier otro mamífero.
Si el perro ha manifestado algún tipo de agresión anteriormente, los padres deben consultar a un terapeuta del comportamiento animal. El terapeuta puede evaluar al animal e indicar, si fuese necesario, un plan de trabajo para reducir la probabilidad de que el perro pueda ser agresivo con el nuevo niño.
Los propietarios de perros sin problemas deben saber que sus perros pueden cambiar sus conductas con la llegada del bebe, al recibir menos atención que antes. El perro puede recurrir a realizar actividades destructivas para llamar la atención o simplemente para aliviar el aburrimiento. También puede ocurrir que si se trata al animal más severamente cuando se aproxima al niño, o se le aísla para no molestarle, el perro puede establecer una asociación respecto del niño y el nuevo trato. Por ello es aconsejable que el perro participe de la nueva situación familiar, teniendo una constante vigilancia, para que aprenda a incorporar al bebé como un miembro más de la familia.
Por favor recuerde que un animal no debe estar solo con un niño en ningún caso. Esto no es porque los perros sean agresivos con los niños por naturaleza, sino porque los niños pueden tener reacciones extrañas hacia el animal cuando este se les acerca para buscar contacto físico, o simplemente para abrazarles por amor a ellos.
Hasta que el niño no sea mayorcito para comportarse apropiadamente con el animal doméstico, aproximadamente a los 10 años, no se debe permitir que los niños y perros actúen recíprocamente, sin saber como responden en esas circunstancias. Esta es una medida de seguridad muy importante que protege tanto al niño como a la mascota.
Instrucciones para los nuevos padres:
El proceso de introducción del bebé debe comenzar antes de su nacimiento. En este procedimiento debe seguir los siguientes pasos:
1) En primer lugar y como condición indispensable es que cualquier propietario en estas circunstancias debe asegurarse de tener un buen control sobre su perro mediante una educación básica. Este proceso cuando se parte de "cero" nos ocupará aproximadamente un período de un mes.
2) Antes de llegar el bebé se debe establecer un horario regular de alimentación y paseos que se ajuste a la realidad de las nuevas circunstancias. Deberá respetarse cuando el niño esté presente.
Incluirá de uno a dos paseos diarios de una duración de 5 a 10 minutos, dedicados exclusivamente a atender las necesidades del animal. Durante esos paseos, acaricie al perro, cuídelo, hablele despacio y cariñosamente, juegue con el y sus juguetes, dele masaje y todo aquello que a usted le apetezca y sepa que a él le gusta.
Para llevar a cabo este punto con éxito, busque los mejores momentos del día, aunque sea levantándose cinco minutos antes. A usted también le servirá para relajarse.
Esta es una buena manera de indicar al animal que a pesar de todo lo que está sucediendo, él también es importante y cuenta para usted.
El cambio de horarios hay que realizarlo lo más pronto posible. Un buen momento sería al comenzar la educación básica y al reforzarla, si el perro ya está educado.
Para que el paseo del bebé en cochecito acompañados del perro no suponga un esfuerzo extra, debe enseñarle a caminar a su lado con correa antes del nacimiento del niño. Esto contribuirá a tener un buen control sobre el animal.
3) Las áreas donde permanecerá el bebé tendrán un olor característico dado por los artículos que utiliza el bebé (pañales, lociones, polvo y otros objetos), que son interesantes para el perro. Permita que el perro se acostumbre a ellos antes de su llegada, olfateándolos e incluso manosearlos e impregnarnos de su olor y que el perro nos huela.
Igualmente, los objetos o la ropa del bebé pueden ser atractivos para el perro, por lo que no permitiremos que juegue con ellos enseñándole modales, utilizando las ordenes básicas. Cuando el bebé esté presente, tomaremos algún objeto o ropa que el niño ha usado y se lo enseñaremos al animal para que se familiarice con ellos y sepa que también hay un niño involucrado en la familia.
Tener la precaución de realizar los arreglos necesarios, para que el animal pueda estar separado de las visitas o del bebé en algún momento, antes de la llegada del niño para que pueda acostumbrarse y no se sorprenda. No es aconsejable que lleve a su mascota a una residencia canina. Es preferible tener al perro vigilado dentro de casa porque esto disminuye la tensión. Los perros en las perreras o residencias incrementan la tensión y se volverán temerosos a su regreso y con ello pueden asociar su estado de miedo con la llegada del bebé.
4) Cuando el bebé llege a casa, usted necesitará ayuda. Debe poder saludar y prestar atención a los animales sin tener que decirles que se marchen o arriesgarse a intervenir porque esté molestando al bebé. Alguien debe poder sostener al bebé mientras usted saluda a los animales.
Si tiene un animal que salta al saludar, debe ponerse en otro cuarto hasta que todo esté tranquilo y pueda entrar a saludarlo. Si los animales son difíciles de controlar debe colocarle una correa pero antes debe saludar al perro de forma efusiva. Solo debe empezar la presentación de los animales al bebé cuando todo esté tranquilo y bajo control, con los animales callados y en calma y todo regresa a una situación normal. Este proceso puede durar unos 15 a 30 minutos.
5) Una vez estemos listos para comenzar con la presentación de los animales, alguien debe hacerse cargo del bebé para que usted pueda supervisar al perro. El animal puede oler y explorar al bebé. Si el animal se manifiesta temeroso del bebé, hable suavemente con el animal, frótelo, dele masaje y anímelo para oler al niño. No sostenga ni mueva al niño en el aire delante del perro. Esto podría incitar al animal para arremeter contra el niño. Esta es una conducta inapropiada y potencialmente peligrosa.
Recuerde que en todo momento debe haber tranquilidad y con la situación totalmente controlada. Aunque un lametazo pueda ser aceptable, usted debe detener al animal en el instante. Si se presentan lloros o gruñidos al bebé, debe ser capaz de corregirlos verbalmente. Si no es así, coloque al animal en otro cuarto hasta que esté tranquilo. Cuando esté tranquilo, podrá probar nuevamente la presentación. Recuerde que debe impedir cualquier conducta antes que se produzca, sobresaltando al animal para que cese, y entonces podrá reforzar otra conducta más adecuada.
Si está usted solo durante las primeras semanas, los animales deben estar guardados en presencia del niño. Es imposible atender a los dos teniendo la seguridad de poder reprimir una mala conducta del perro.
Asegúrese de que la separación de los barrotes de la cuna del bebé no son accesibles para el perro. También es importante considerar el estado de la correa y su longitud que, en caso necesario, podría utilizar para tener bajo control al perro en presencia del bebé. De esta forma el animal puede estar cerca del niño y el dueño puede acariciarlo, pero el perro no puede arremeter para localizar y alcanzar al bebé.
6) Si después de 3 semanas, el animal acepta al bebé sin presentar malas conductas, puede estar tranquilo. No obstante nunca deje solos al animal y al niño.
No piense que el bozal evita posibles lesiones. El cráneo de un niño es muy débil como para soportar una arremetida de un perro y puede llegar a producirse una fractura sin que hubiese intención. Un bozal puede prevenir una mordedura, pero no disuade al perro de arremeter contra el niño.
7) Bajo ninguna circunstancia un animal doméstico puede dormir en el mismo cuarto que un niño. Use un intercomunicador para poder cerrar la puerta del cuarto del bebé mientras duerme.
Si el animal es agresivo o se asusta del niño, se debe empezar con una exposición gradual del animal a los niños, según hemos comentado anteriormente.
Recuerde que la agresión por predación (caza) es la forma más común de agresiones a bebés, considerando que la agresión por miedo está frecuentemente asociada a niños con dos años de edad. Estos niños todavía no coordinan bien sus actos y pueden hacer daño a un animal inadvertidamente por sus manipulaciones.
Se debe enseñar a los niños jóvenes a tratar los animales suavemente. Es especialmente importante tener en cuenta que un perro viejo o enfermo, con dolores, puede hacer uso de la mordedura como única defensa contra un niño que no sabe tratar bien a los animales.
Por último, una conducta apropiada tanto del animal de compañía como del niño puede ser una experiencia maravillosa y puede ayudar a que los niños sean más humanos y tengan una mejor relación social.
Artículo escrito por Miguel Ibáñez Talegón, Jefe del Servicio de Etología Clínica Veterinaria y Profesor de Etología y Protección Animal en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.