La otitis felina es la inflamación del epitelio que recubre el pabellón auricular y el conducto del oído. Se trata de una afección que suele ser habitual en gatos jóvenes que presentan abundante pelaje en la zona cercana a las orejas o que pasan mucho tiempo fuera. Por eso ataca más a aquellos ejemplares que se pasan horas y horas tomando el sol en el jardín, expuesto a restos de polvo y suciedad que pueden ocasionar infección en el canal auditivo y causar, por tanto, otitis.
Parece ser que la presencia del ácaro Otodectes cynotis es el origen de esta enfermedad, aunque también las bacterias Pasteurella multocida, Pseudomona aeruginosa, Proteus y E. coli o el hongo Malassezia pueden estar detrás de la otitis felina. Igualmente, los restos de polvo, humedad, hojas y suciedad pueden provocar esta dolencia.
Los síntomas más evidentes de que nuestro gato padece otitis son los siguientes:
Además de dolor y malestar, la otitis suele provocar pérdida de audición, así que es importante tratarla cuanto antes para que la infección no agrave este problema.
Si observamos algunos de los síntomas anteriores en nuestro gato y sospechamos que tiene otitis, hay que acudir al veterinario para que examine al animal y realiza el conveniente diagnóstico. Si finalmente se confirma la dolencia, este profesional recetará antibióticos para acabar con la presencia de bacterias y erradicar la infección. Si se confirma que está provocada por un hongo, en lugar de antibióticos, mandará un fungicida para acabar con el microorganismo.
En cambio, si la causa de la otitis es una hoja u otro elemento que se haya introducido en el canal auditivo, tras su retirada, el veterinario recetará un tratamiento que tendremos que aplicar de manera tópica sobre la zona.
Estos tratamientos podrán recetarse solos o acompañados de algún antiinflamatorio. Será el veterinario el que valore si el canal auditivo está excesivamente hinchado y es necesario este medicamento para paliar el dolor del gato.
Por último, tendremos que seguir todas las directrices en materia de cuidados e higiene que establezca el veterinario, no solo para garantizar la cura; también para prevenir otra otitis en el futuro.