Tener un perro conlleva una serie de responsabilidades y una de ellas es sacarlo a pasear a diario, no sólo para que haga sus necesidades sino para que también haga ejercicio, se socialice con otros animales y personas y se acostumbre a los ruidos. Si no estamos dispuestos a proporcionar a nuestra mascota todo lo que necesita, puede que nos tengamos que plantear qué nos conviene más, si tener un perro, un gato, un hámster u otro tipo de mascota.
Por otra parte, antes de incorporar un perro a la familia es primordial plantearnos qué tipo de perro es el que mejor se adapta a nuestro estilo de vida, es decir, en función de nuestras costumbres, qué perro encaja mejor con nosotros. Por ejemplo, si no nos gusta mucho el deporte y somos bastante sedentarios es ilógico comprar o adoptar un perro que necesite mucha actividad. No es lo mismo satisfacer a un hiperactivo e inagotable Fox Terrier que a un tranquilo Bullmastiff, que estará la mar de contento y feliz durmiendo en el sofá la mayor parte del día.
Algunos perros son muy caseros y con dar un simple paseo dos veces al día ya se conforman, otros necesitan pasear durante horas y algunos no gastan toda su energía hasta que se han pasado una hora o más corriendo de arriba para abajo jugando a la pelota. Cada perro es un mundo y si no le proporcionamos lo que necesita, puede que no tenga un buen desarrollo y eso se manifieste en forma de ansiedad, aburrimiento o agresividad.
Como todos sabemos, un perro no es un simple jarrón que adorna nuestro piso, un perro es un miembro más de la familia el cual requiere muchos cuidados y atenciones. No todo se basa en darle cariño, alimentarlo adecuadamente y tenerle al día las vacunas, el ejercicio y la socialización son también igual de importantes.
Por mucho que hayamos tenido un mal día o estemos cansados, nuestro fiel compañero necesita salir a la calle por varios motivos:
Gracias a un buen paseo, el perro mantiene sana su musculatura y hace ejercicio, sale de su rutina y se relaciona con otros perros. Algo tan importante como un paseo así puede hacer que un perro mejore su comportamiento y se vuelva más sociable.
Nosotros recomendamos, como mínimo, sacar al perro a pasear dos veces al día durante media hora cada vez (dependiendo siempre de las necesidades del perro).
A partir de los tres meses es cuando el perro ya tiene todas las vacunas al día y por lo tanto, es cuando puede salir a la calle sin ningún problema. Para acostumbrarlo a todo tipo de animales, personas y ambientes es recomendable empezar a llevarlo con nosotros a todas partes: a pasear por el vecindario, por el parque, cuando viajemos en coche...
Por otra parte, como dueños y titulares del perro, es importante tener en cuenta una serie de cosas:
Cuando empecemos a salir a la calle con nuestro perro es recomendable seguir una serie de consejos para que el paseo sea algo agradable y no se vuelva problemático.
Para que nuestro cachorro se acostumbre a salir y no tenga miedo de los ruidos y los coches, una vez estemos en la calle, podemos probar a darle trocitos de comida o golosinas cada vez que pasen por nuestro lado un coche o una moto.
El paseo debe ser parte de la rutina diaria tanto para el perro como para el dueño. Para que el animal lo vea de esta manera tenemos que ser repetitivos en nuestras acciones. Por ejemplo, es importante ponerle la correa siempre que salgamos a pasear para que de este modo, el perro asocie la correa con salir de paseo.
Si cada vez que le ponemos la correa el perro se vuelve ansioso, empieza a ladrar y a correr de la emoción, es importante saber calmarlo. Una manera de hacerlo es tirar de la correa, pronunciar un fuerte “NO” y esperar a que se siente. Una vez calmado, lo felicitamos, lo premiamos y ya podemos salir a la calle.
La correa no debe quedar nunca tensa. Si el perro tira, debemos dar nosotros otro tirón, pronunciar un fuerte “NO” y detenernos. Cuando el perro se calme podremos reanudar el paseo y, si se muestra tranquilo, relajado y va andando a nuestro lado, le podremos felicitar y dar una golosina. Cada vez que intente tirar de la correa tenemos que repetir el mismo ejercicio.
Si somos constantes y pacientes, nuestro perro será educado y será una gozada pasear con él por la calle.
Por otra parte, cada vez que nos paremos en un semáforo podemos sostener una golosina en la mano y junto con la orden de “siéntate” esperar a que el perro se siente. Cuando lo haga debemos felicitarle y darle la golosina. Para que aprenda a detenerse cada vez que lo hacemos nosotros, podemos repetir este ejercicio andando por la acera y parándonos cada 2 metros.
Cuando lleguemos al parque es recomendable que el perro juegue con otros perros pero no durante todo el rato, nosotros también tenemos que dedicar parte del tiempo a divertirnos con él. Si lo dejamos todo el rato campar a sus anchas con otros perros y no le prestamos atención, puede ser que cuando le llamemos haga caso omiso de nuestros gritos. Esto puede ser un problema si el perro se ve envuelto en una pelea o sale corriendo detrás de un ciclista.
En vez de dejarlo a su aire, los dueños podemos jugar un rato con el perro y cuando le dejemos estar con otros perros podemos probar de llamarlo cada dos minutos para darle una golosina. De esta manera, el perro asociará el acudir a la llamada con recibir un premio.
Si por cualquier cosa (trabajo, enfermedad, vacaciones...) no podemos sacar al perro a pasear como se merece, existen una serie de profesionales especializados que se dedican a hacerlo por nosotros. Son los cada vez más conocidos paseadores de perros.
En España aún no vemos muchos pero en Argentina, Norteamérica o Inglaterra esta profesión lleva años asentada.
El trabajo del paseador de perros consiste en recoger el perro en el propio domicilio y a partir de ahí, paseador y dueño pueden concretar cómo quieren que sea el paseo. Generalmente, los paseos duran media hora o una hora aunque también se pueden contratar excursiones, todo depende de lo que prefiera el dueño del perro.
Los paseos pueden ser individuales (un perro solo) o en grupo.
Algunos paseadores van en bicicleta y otros en patines pero la mayoría van andando. Los paseos tienen como objetivo que el perro haga ejercicio y que satisfaga todas sus necesidades físicas y fisiológicas.