Las cajas de cartón suponen todo un entretenimiento para los mininos, hasta tal punto que cuando están con una, apenas hacen caso del rascador o de sus juguetes. La caja se convierte en el centro de su universo, puesto que este objeto, que a nosotros nos puede parecer simple, en ellos desata su instinto gatuno. Veamos por qué.
El espacio cerrado que le ofrece la caja ayuda a que el animal se sienta seguro, a salvo de posibles amenazas que pongan en riesgo su integridad. Aunque somos conscientes de que un gato doméstico no es presa de otros cazadores, su instinto animal está presente. Dentro de la caja estos animales se sienten seguros y a salvo.
Además, esta sensación de seguridad hace que también se muestren más relajados, escondidos de los demás en un espacio donde pueden estar tumbados o acurrucados durante horas sin que nada ni nadie les moleste. Y encima, están calentitos.
Los gatos son curiosos por naturaleza, les encanta meterse en los armarios para cotillear lo que hay en su interior o pasearse por las estanterías observando todo cuanto le rodea. La caja activa su carácter depredador, ya que desde ella pueden controlar todo lo que sucede a su alrededor sin ser vistos.
Los resultados de un estudio, practicado por expertos del Departamento de Ciencias Clínicas de Animales de Compañía de la Universidad de Utrecht, permitió comprobar que las cajas de cartón ayudan a reducir el estrés que presentan estos animales. La sensación de tranquilidad y seguridad que proporciona este pequeño cubículo de cartón propicia que dentro de este espacio se sientan relajados y serenos. Por eso, la caja contribuye a minimizar episodios de nerviosismo o estrés en los gatos.
Con el oído escuchan el sonido que hacen sus dientes y sus garras cuando muerden o arañan el cartón. Su única presencia en el interior incrementa su ya de por sí desarrollado olfato, puesto que reconocen su aroma. El roce de su pelaje o de sus garras activa el sentido del tacto gatuno. Los mordiscos que le propinan al cartón, así como los posteriores lengüetazos, les permiten reconocer el objeto con la boca. Y, por supuesto, la sensación de estar metidos en un espacio pequeño y acogedor hace que asocien la caja con estas emociones y que la reconozcan en cuanto la ven.
Por todas estas razones, los gatos adoran las cajas de cartón y pueden pasarse hasta días enteros allí dentro.