Es habitual ver a perros olisquear los genitales de otro perro. No nos sorprende su comportamiento animal, puesto que, por medio de ese acto, en el que el can huele las feromonas del otro cánido, el animal obtiene información de ese otro perro, si está en celo o si es agresivo. Pero ¿por qué no le olfatea otras partes del cuerpo? Porque estos animales presentan una elevada concentración de glándulas apocrinas sudoríparas en sus órganos sexuales; por tanto, cuando capta el olor que desprenden los genitales de otro perro lo que hace es establecer una relación social natural y biológica de reconocimiento con el otro cánido.
Con nosotros sucede lo mismo. Les gusta olernos porque, de este modo, nos reconoce, porque quiere comunicarse con nosotros a su modo, porque gracias a este comportamiento, el animal sabe si estamos bien o no... De hecho, se sabe que los canes son capaces de olfatear compuestos orgánicos que provoca el cáncer de colon, de próstata o de pulmón, por ejemplo. Por eso, hay unidades especializadas en la detección de estas enfermedades que ya trabajan con perros.
Por tanto, es natural que estos animales también quieran olisquearnos constantemente. Lo que puede que nos resulte más llamativo es que les guste especialmente oler la zona de la entrepierna. Pero esto también tiene su explicación. Nosotros también liberamos feromonas. Nuestras glándulas se sitúan por todo el cuerpo, pero tenemos dos zonas donde su concentración es mayor: las axilas y los genitales. Por esta razón, los cánidos se acercan a olernos esta zona, porque así nos reconocen, porque así interactúan con nosotros, y porque de este modo obtienen información sobre nuestro estado. Tal es así que, si estamos con el periodo u ovulando, o acabamos de tener relaciones sexuales, los perros lo notarán y se acercarán con mayor curiosidad si cabe. También tendrán el deseo de olfatearnos si hemos dado a luz recientemente, o si estamos amamantando. Los animales tienen un sentido especial capaz de reconocer esos estados naturales de nuestro cuerpo.
Ante esto, nada podemos hacer, salvo dejarle tranquilo para que concluya su reconocimiento. A pesar de que a nosotros nos puede resultar embarazoso, para los perros es un comportamiento completamente natural que está dentro de su propio ADN, es su modo de relacionarse con aquellos que le rodean. Por eso, no nos queda más que tener paciencia y actuar con normalidad ante situaciones de ese tipo.