El envejecimiento es la principal causa de que a nuestro perro le salgan canas. Como los humanos, la edad provoca cambios en su salud y su aspecto físico; por eso, es común ver a mascotas con siete u ocho años con canas. El pelaje del cánido tiende a debilitarse y aparecen pelos blancos o grises, primero en el área que rodea el hocico, la boca y los ojos, y después, por otras zonas del cuerpo. Es un síntoma evidente de que el paso de los años tampoco perdona a animal. Obviamente, a aquellos con un pelaje más oscuro se les nota más, porque los pelos blancos contrastan con el tono oscuro del resto del cuerpo.
Pero hay animales en los que los pelos blancos surgen por otros motivos. Son perros jóvenes, algunos de tan solo uno o dos años de edad, en los que estas canas pueden ser síntoma de problemas en su estado físico o emocional, aunque también pueden estar relacionadas con su alimentación.
Si tu mascota no es mayor, es posible que las canas se deban a otra causa. Una de las más señaladas es la presencia de cloro en el agua. Si el agua que le damos a nuestro perro contiene cloro, este elemento puede aclarar su pelaje y provocar la aparición de pelos blancos.
El estrés también puede producir canas. Como los humanos, si el animal es muy nervioso y está sometido a niveles de estrés o ansiedad, puede presentar síntomas de envejecimiento prematuro, como las canas. Son perros muy inquietos, que pasan mucho tiempo solo, que pueden mostrar desgana, tristeza o ansiedad por la separación, y a los que el estrés de sus propios dueños también les afecta. De este modo, si nuestro cánido ha empezado a lucir pelos grises o blancos a pesar de su corta edad, y es un animal muy nervioso, que pasa tiempo solo en casa mientras trabajamos, es recomendable que acudamos al veterinario para que examine si detrás del blanqueamiento de su pelaje hay algún trastorno emocional, como ansiedad. Este profesional recomendará el mejor modo de tratar este problema que puede complicar la salud del animal.
Por último, otras veces, detrás de las canas se esconde un problema de salud importante. Por eso, si nuestra mascota es joven, también es importante que observemos cómo es su comportamiento y nos pongamos en contacto con el veterinario si notamos algo anormal, como falta de apetito, caída de pelo, apatía o tristeza... En ocasiones, tras la apatía y la tristeza no solo hay ansiedad sino también otros problemas de salud más graves. De ahí que debamos acudir al especialista.