Quizá la primera vez que lo veamos pensemos que se deba a que el suelo está fresquito o le sirve para rascarse el pelaje. Sin negar estas razones, los motivos por los que el gato se restriega contra el suelo pueden ser varios y guardan relación con su propio carácter. Aquí te explicamos lo que esconde este peculiar comportamiento felino.
Ya lo hemos señalado: si el suelo está frío o tenemos césped en casa, la sensación de calor sofocante puede llevar a que el animal se tumbe y se frote contra esa superficie buscando sensación de frescor. Lo sabremos porque, además de hacer la croqueta de manera constate sobre diversas superficies frías, el calor lo aplatanará y nos lo encontraremos tumbado la mayor parte del día, buscando la sombra y bebiendo mucha agua para sobrellevar el calor del estío.
Sí, aunque no lo tengamos muy en cuenta, restregarse sobre algunas superficies es un modo de marcar territorio, de afianzar su territorialidad. No nos olvidemos de que los felinos son animales muy posesivos y con estos movimientos impregnan esa superficie con sus feromonas gatunas, avisando a otros de su especie de que el lugar les pertenece.
Porque las feromonas, además de marcar territorio, les sirve para informar a otros gatos de que están en celo, listos para aparearse. Si tenemos una gata que no está castrada ni esterilizada y hace esto constantemente durante una época concreta del año, hemos de tener cuidado, ya que lo más probable es que permanecer horas tendida haciendo la croqueta sea su manera de llamar la atención a los machos porque está en celo. El veterinario te lo podrá confirmar y te dará la mejor información para evitar embarazos no deseados.
Por supuesto, también puede deberse a algo tan básico como rascarse. Puede que incluso lo veamos contorsionarse para que determinada parte de su cuerpo reciba el roce que necesita para paliar el picor de esa zona.
Si tenemos hierba gatera en casa, esta será un imán para nuestro gato, que no perderá oportunidad para frotarse con ella y disfrutar de la paz, la relajación y el placer que les produce el contacto con su piel.
No podemos olvidar esta última razón, que busque caricias, atención y mimos y se tumbe y se revuelque a nuestro lado para que le acariciemos la tripa o juguemos un poco con él.