La etología es el estudio científico y comparado del comportamiento animal. A partir de estos conocimientos podemos identificar las distintas pautas de conductas normales (comportamiento de alimentación, social, sexual, maternal, de acicalamiento, de juego, de eliminación de excretas, etc.). Este estudio abarca tanto las pautas fijas (conductas innatas) como los componentes adquiridos (aprendizaje) de la conducta, investigando el origen, el desarrollo, el control, el valor adaptativo y la evolución del comportamiento.
Cuando a esto sumamos los conocimientos de la medicina veterinaria (anatomía, fisiología, patología, farmacología, etc.) estamos en condiciones de diagnosticar los distintos problemas de comportamiento de nuestros pacientes, y de esa forma poder establecer un pronóstico, un tratamiento, y mejor aún, realizar cambios en el manejo para prevenir su aparición. Y es aquí, donde nace la etología clínica, como una nueva especialidad de la medicina veterinaria.
Para poder establecer un diagnóstico correcto del problema se recurre al examen etológico, en el cual se evalúan diferentes aspectos del paciente como son la observación directa de la conducta del paciente, un examen físico general del animal para descartar cualquier enfermedad sistémica que pudiera estar ocasionando dolor, ansiedad o estrés en el caballo y una entrevista con las personas responsables del animal para conocer en profundidad la historia del animal y su personalidad.
La terapia de los problemas de conducta se sustenta en cuatro pilares básicos; enriquecimiento ambiental, modificación de conducta, terapia farmacológica y, en algunos casos, quirúrgica.
Es importante señalar que en la mayoría de los problemas de comportamiento el tratamiento incluye la combinación de varios de éstos elementos para tener mejores resultados.
En la Clínica del Comportamiento Animal de la Facultad de Veterinaria de Universidad Complutense de Madrid, veterinarios con experiencia previa en trabajo de campo en medicina veterinaria trabajan en esta área para ofrecer una herramienta más a favor del bienestar de nuestros caballos, evitando así el abandono y el maltrato animal.
Hay una amplia variedad de problemas de conducta en los caballos. Los más frecuentes son las conductas compulsivas o estereotipias (conocidas comúnmente como vicios de cuadra), las conductas agresivas, trastornos alimentarios y las reacciones de miedo derivadas de una falta de socialización.
Como muchas otras especies de presa, el caballo es una especie que denominamos precoz, pues nacen completamente desarrollados y pueden reaccionar ante un peligro poco después. En estas especies, la socialización temprana se puede iniciar inmediatamente después del nacimiento y consiste en familiarizar al potro con todos los objetos, estímulos y procedimientos con los que va a convivir a lo largo de su vida. Por ejemplo: el uso de la cabezada y la montura, colocar las vendas de descanso tras el entrenamiento, ser guiado por las personas (ramaleado), subir y bajar de un remolque, permitir la manipulación de todas las partes de su cuerpo, etc.
Las Clases para Potros de la Clínica del Comportamiento Animal se centran en la educación temprana como herramienta primordial para la prevención de problemas de comportamiento en los caballos. Los animales que participan en las clases para potros y reciben una manipulación temprana (durante los primeros 3 meses de vida) son más receptivos a la hora de iniciar el entrenamiento deportivo que los potros que no han tenido dicha manipulación durante ese período. Una buena socialización durante los primeros meses de vida es fundamental para crear respeto y un buen vínculo hombre-animal, y evitar el miedo y la resistencia física que suele presentarse en los caballos adultos cuando se enfrentan a situaciones a las que no están habituados.
Artículo escrito por Rosario Galtier, Veterinaria especialista en Etología Clínica de la Clínica del Comportamiento Animal de la Universidad Complutense de Madrid.