Trabajar desde casa puede ser muy cómodo. Eso, si no convives con gatos...
Ese arisco amigo tuyo que te repele cuando quieres ofrecerle todo tu amor en forma de caricias y mimos, se convierte en un insoportable y empalagoso oso amoroso que pide a gritos un gesto de cariño justo en el momento en que menos lo necesitamos a nuestro lado: mientras estamos delante del ordenador intentando concentrarnos en nuestro trabajo.
Quien tenga un gato y trabaje en casa, bien sabe de esta explosiva combinación: ahora encima del teclado, luego juego con el mouse, me aposento en tu falda, araño tus documentos... y un largo etcétera. Mil maneras de incordiar que sólo ellos conocen y con las que seguramente te sentirás identificado al visionar el siguiente vídeo. Lo peor de todo es que en el fondo te encanta y cuando no vienen a "molestarte" con esa dulzura, lo acabas echando muuucho de menos: