Algunas personas piensan que tener un mono como mascota es posible pero nada más lejos de la realidad. Pese a ese legado ancestral, los monos son animales salvajes, no han sido domesticados y jamás consentirán someterse a unas reglas de convivencia que favorezca la vida en casa. Es casi imposible domesticarlos, amén de que para ellos supone un choque brutal con su forma de vida. Pasan de vivir en un espacio abierto, saltando de rama en rama y en completa libertad, a uno cerrado, sin vegetación (aunque tengamos un gran jardín, eso no es nada comparado con su hábitat) a la que aferrarse y sin libertad para moverse y hacer lo que les plazca.
Por tanto, además de suponer un problema para los humanos que vivimos con ellos, pues no conocemos sus reacciones, lo que supone que pueden responder con violencia a muchas situaciones que consideren intimidantes, ni podremos educarlos como a otros animales domésticos, es un trauma para ellos que los puede sumir en un estado de tristeza y agresividad difícil de tratar. Recordemos que alcanzan los sesenta años y cuando son adultos resultan violentos. Incluso pueden dejar de comer para dejarse morir de pena. Y si se trata de una madre que ha sido separada de su hijo, el problema es aún mayor, pues muchas hembras llegan a sacrificarse cuando tratan de separarlas de sus crías.
Por si todo ello no fuera poco, cuando la familia, incapaz de hacerse con el mono, lo abandone, el animal tendrá tal problema de adaptación que será incapaz de vivir de nuevo en su hábitat, por lo que tendremos a un mamífero cuadrumano con miedos e inadaptado.
Además de todo lo anterior, el marco legal tampoco favorece tener un mono como animal de compañía. En España, solo se permite su tenencia en centros autorizados para proyectos de conservación o investigación, a nivel particular (como mascotas) está prohibido y la lista de otros países que también lo prohiben es elevada. Por consiguiente, a nivel estatal no existe ningún marco legal que regule cómo deben ser las normas de convivencia social, pero sí es menester señalar que son especies protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y lo que atañe a la adquisición y el comercio de estas especies sí está regulado por este organismo del que España también forma parte.
Por último, no hemos de olvidar que los monos son transmisores de muchas enfermedades que para ellos no resultan peligrosas, pero para nosotros pueden ser fatales. No hay un control veterinario ni la obligatoriedad de llevar chip ni calendario de vacunación. Por lo tanto, en este sentido también supondrían un riesgo para nuestra salud y la de aquellas personas que conviven con nosotros en casa.
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