El Australian Terrier es pequeño pero matón. Con sus 25 cm de altura y sus 6 kg de peso, este gran cazador no dudará ni un instante en salir corriendo detrás de una ardilla, de un conejo o de un gato con intenciones no muy agradables. Cuando esto suceda, si el perro no está perfectamente adiestrado, por mucho que lo llamemos puede que desaparezca durante un buen rato.
El Australian Terrier desciende de cruces entre varias razas de Terriers introducidas en el continente australiano por los colonos británicos. Se cree que para su creación se utilizaron ejemplares de Dandie Dinmont Terrier, de Cairn Terrier, de Skye Terrier y de Yorkshire Terrier. Originariamente fue criado para cazar conejos y otros roedores más pequeños, para controlar la población de serpientes, para salvaguardar rebaños y hasta fue utilizado como pastor de ovejas.
El Asutralian Terrier es divertido, fiel y activo. Tiene un carácter fuerte y un poco dominante. Su expresión inteligente y vivaz denota que siempre está alerta. A pesar de ser un perro de campo, se adapta perfectamente a la vida familiar. Le gusta mucho jugar y que le den afecto.
El Terrier Australiano es un perro pequeño, robusto, largo y de patas bajas. Las orejas son pequeñas, erectas y puntiagudas y la cola suele ser amputada más bien corta. Tiene un pelo áspero, recto y denso, y un subpelo corto y suave. El color puede ser azul, azul acero o azul-gris oscuro con marcas de color fuego intenso en la cara, orejas, parte inferior del cuerpo y parte baja de las extremidades. Puede ser también de color arena clara o rojo.
El Australian Terrier, aunque sea de carácter fuerte, es un perro de fácil educación si se empieza desde cachorro. Tiene mucha energia, necesita y disfruta de abundante ejercicio.
No requiere muchos cuidados, pero a menudo es necesario cepillarle el pelo con un cepillo de cerda.
El Terrier Australiano es un perro muy sano sin problemas de salud comunes de la raza. Las dos preocupaciones mayores son la diabetes mellitus y el criptorquidismo.
“De tal palo tal astilla” es un refrán que se puede aplicar perfectamente al caso del australian terrier; este pequeño perro desgreñado de patas cortas tiene la tenacidad, el valor inquebrantable, además del individualismo a ultranza y la pasión por la independencia de los rudos pioneros australianos con los que compartió la buena y la mala suerte y cuyos ranchos, graneros y minas protegió de los predadores y los roedores de todo tipo.
Como los demás terriers, bajo su aspecto amable se esconde una fogosidad y un ardor en el combate tan increíbles que un admirador escribió “tiene más valor en cada kilo que ningún otro animal del planeta”. Una opinión evidentemente exagerada pero que expresa muy bien las cualidades morales de este perro que, en su país natal, no vacila en plantar cara a las serpientes. Sin embargo, también sabe ser un acompañante divertido, fiel y razonable, a condición de que se le haya educado desde muy pequeño con ternura, pero también con una cierta firmeza.
A pesar de su pasado de aventurero, el aussie no se siente mal en absoluto en la ciudad con tal de que pueda hacer largos paseos pues a pesar de su pequeño tamaño (25 cm a la cruz), necesita hacer ejercicio. Y a pesar de que haya perdido rusticidad al pasar del establo al salón, disfruta de buena salud y no requiere ningún cuidado en particular, lo que también ha contribuido al éxito que tiene fuera de su país natal.
El australian terrier o “aussie”, como se le llama familiarmente, es uno de los pocos terriers nacidos fuera del Reino Unido. Desciende de cruces sucesivos, en condiciones y proporciones que hoy resulta muy difícil determinar, entre varias razas de terriers, introducidas en el continente australiano por los colonos británicos. Un hecho notable, que sin duda se debe más al aislamiento de Australia y a la escasez de ejemplares que a una política deliberada de los criadores, es que, desde que la raza se fijó, no ha recibido más sangre que la de sus genitores originales.
La primera aparición Oficial del australian terrier se produjo en la exposición de Sidney de 1885 con el mismo nombre que tiene hoy, aunque es muy probable que ya hubiera participado con otras denominaciones, particularmente con la de broken coated terrier, en los dog shows organizados en Australia desde 1864. El primer club del australian terrier se fundó a finales del Siglo XIX en el continente de origen de la raza, y de esta época datan las primeras exportaciones de ejemplares a Estados Unidos (1895) y Gran Bretaña (1906). Pero hubo que esperar hasta 1921 y la promoción de la raza iniciada en Inglaterra por la esposa del ex-gobernador del estado de Victoria, lady Stradbroke, para que se creara el club británico del australian terrier y se publicara el estándar de la raza. Finalmente en 1933 el aussie fue reconocido por el Stud Book del Kennel Club de Londres, y en 1960 fue aceptado por el Kennel Club norteamericano, al tiempo que un club de la raza funcionaba en Nueva York desde 1956. Las razones del largo período de prueba impuesto al australian terrier se deben en gran parte a la lejanía de su lugar de nacimiento, y también a una cierta heterogeneidad de los ejemplares que dificultó la definición precisa del tipo.
Es un perro robusto, de extremidades cortas, alargado en proporción a su altura, con el fuerte carácter típico de los terriers, siempre alerta, activo y sólido. Su pelaje áspero, sin cortar, aunado a un collar bien definido alrededor del cuello que se extiende hasta el esternón y su cabeza larga y fuerte ayudan a crear la apariencia robusta y terca.
La deseable es de aproximadamente 25 cm a la cruz, siendo las hembras un poco más pequeñas.
El deseable es de aproximadamente 6,5 kg para los machos, siendo las hembras un poco más ligeras.
En su esencia, el Terrier Australiano es un terrier de trabajo, pero gracias a su fidelidad y su carácter equilibrado es también un perro de compañía digno de confianza.
Cubierta por un suave "moño".
De buena longitud, ligeramente arqueado, fuerte y cayendo suavemente sobre los hombros bien oblícuos.
Largo en proporción a la altura, de fuerte construcción. Al valorar el cuerpo, se debe prestar atención a la descripción del primer parágrafo donde se trata de "un perro robusto, de extremidades cortas y alargado en proporción a la altura".
Espalda: Línea superior nivelada.
Amputada, de implantación alta, bien llevada, pero no sobre la espalda.
Vistos de frente rectos y paralelos, de buena estructura ósea. Los miembros delanteros son ligeramente emplumados hasta el metacarpo.
De longitud moderada, anchos. Vistos de atrás, los miembros posteriores deben ser paralelos del corvejón a los pies, sin estar muy separados o muy cerca uno del otro.
Pequeños, redondos, compactos, bien acojinados, con los dedos apretados y cerrados, moderadamente arqueados. Los pies no deben estar torcidos hacia afuera ni hacia adentro. Las uñas son fuertes, negras u oscuras.
La acción debe ser libre, ágil, elástica y enérgica. Viéndolo por el frente, los miembros anteriores se deben mover apropiadamente sin soltura de los hombros, codos, o carpos. Los miembros posteriores deben dar impulso y poder, con libre movimiento de las rodillas y corvejones. Vistas de atrás, las extremidades deben ser paralelas del corvejón al suelo, sin estar ni muy cerca ni muy separadas una de otra.
Consiste de una capa externa recta y áspera de pelo de aproximadamente 6 cm de longitud, con una capa interna de pelo corto de textura suave. El hocico, parte baja de las extremidades y pies deben estar libres del pelo largo.
Cualquier desviación de los criterios antes mencionados debe considerarse como falta, y la gravedad de ésta se considera al grado de la desviación al estándar.
Cualquier perro monstrando claras señales de anormalidades físicas o de comportamiento debe ser descalificado.
Nota: Los machos deben tener dos testículos de apariencia normal completamente descendidos en el escroto.
Buscar un cachorro por Internet conlleva riesgos. Para tener clara la profesionalidad del criadero con quien contactéis, os recomendamos que...