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Bichón Habanero

Esperanza de vida13-15 años
PesoMacho:3-6 kgHembra:3-6 kg
AlturaMacho:21-29 cmHembra:21-29 cm
Pedigree
ApodosBichon Havanais, Havaneser, Havanese
Características
Tamaño
Ejercicios necesarios
Fácil de entrenar
Cantidad de desprendimiento
Necesidades de aseo
Bueno con los niños
Salud de la Raza
Costo de manutención
Tolera estar solo
Inteligencia
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Introducción de la Bichón Habanero

El Bichón Habanero fue la mascota de la aristocracia colonial de Cuba durante muchos años. A principios del siglo XX, cuando se impusieron los gustos norteamericanos, se produjo un cambio en las modas y las preferencias caninas. A partir de ese momento, el Bichón Habanero ya no fue la mimada mascota de los ricos y pasó a ser el atrevido y afectuoso amigo de la gente común de las ciudades.

Origen

Se especula que los ancestros del Bichón Habanero nacieron en la región mediterránea occidental y que a comienzos del siglo XVIII, unos oficiales del ejército español exportaron varios ejemplares a Cuba como regalo a las familias más ricas de La Habana. La raza como hoy la conocemos se originó en el siglo XIX como resultado del cruce de varios perros, entre ellos unos perros antiguos llamados Blanquitos de la Habana y Caniches. Actualmente, el Habanero, perro oficial de la isla, corre el peligro de desaparecer en su propio país.

Comportamiento

El Bichón Habanero es un perro de interior al que le gusta estar en compañía de la familia. Es muy despierto, afectuoso, alegre y juguetón. Tiende a llevarse muy bien con otros perros y mascotas. No es ni agresivo ni posesivo.

Aspecto

El Bichón Habanero es un perro compacto cubierto de un pelaje largo, ondulado, suave y sedoso. Tiene las extremidades rectas y cortas, y la cola levantada por encima de la espalda está cubierta de pelos largos y sedosos. Las orejas son de forma triangular con un pequeño pliegue que hace que el perro pueda erguirlas cuando está atento. El Bichón Habanero puede ser de distintos colores como el blanco, el crema, el negro, el azul, el chocolate o el hígado.

Cuidados específicos

Al Bichón Habanero le encanta disfrutar del ambiente familiar y le gusta que le acaricien, le halaguen y le hablen. No se les debe dejar solos largos períodos de tiempo.
Necesita que lo cepillen dos o tres veces por semana, y es conveniente no cortarle el pelo ni esquilarlo.

Salud

El Bichón Habanero es propenso a la otitis y a enfermedades oculares, por lo que es muy importante vigilar la zona de los ojos y oídos.

La familia crece: ¡Ahora tiene usted un Bichon Habanero!

Así que ha decidido que quiere usted un perro. Quizá ya sepa lo que eso significa… o quizá no.

Si antes no ha tenido a ninguno de estos encantadores animales, debería saber que un perro necesita sus atenciones y esfuerzos. Necesita ser adiestrado, bañado, acicalado, desparasitado internamente de forma sistemática y vacunado, ser tratado cuando sea preciso por un veterinario, ejercitado con regularidad y querido siempre. Si no está usted dispuesto a enfrentarse a esto, es mejor pensárselo dos veces, ya que un animal vivo no es un juguete. Sin los cuidados adecuados, puede convertirse en una molesta carga, en lugar de ser lo que un perro es en esencia: una fuente de disfrute, afecto y entretenimiento.

A pesar de ello, asumamos que está usted dispuesto y preparado… y que acaba de adquirir un Bichon Habanero. No se arrepentirá, se lo aseguro. Este perrito es increíblemente inteligente, vivaz, juguetón y muy devoto de sus propietarios. Le mostrará inmediatamente su afecto a usted y a los suyos (incluyendo a los niños) y, desde el momento en que lo traiga a casa forma parte de la vida familiar.

Por supuesto, debe usted tener presente que este entrañable y pequeño perro presenta su mejor aspecto cuando su pelaje tiene un mantenimiento correcto y su cuerpo y carácter están plenamente desarrollados. Un perro cuyo pelaje esté sucio o tenga nudos o bolas de pelo o al que se le haya cortado el pelo (por la conveniencia de los propietarios, que no están preparados para dedicarle el tiempo necesario) no es un perro hermoso. Con una comida adecuada y el suficiente ejercicio, su mascota desarrollará los huesos y músculos fuertes que son tan característicos en un animal sano y hermoso.

Finalmente, un perro excesivamente mimado, lo mismo que uno que sea ignorado o maltratado, se volverá tímido o agresivo y, por tanto, perderá una de sus características más apreciadas: su temperamento natural.

Ha asumido usted una responsabilidad, pero no se alarme. Se verá recompensado con momentos memorables, y probablemente se animará, como otros propietarios de esta raza, viviendo con dos, tres o más Bichon Habanero. También comenzará usted a recomendárselos a todos sus amigos y familiares.

Características del Bichon Habanero

Cosas que debe tener en cuenta el propietario
Cuando mime a su perro en exceso o estimule su carácter relativamente fuerte, estará usted empeorando su encantadora personalidad. El Bichon Habanero ha nacido para vivir en su hogar y no en un patio ni en una perrera, pero al mismo tiempo necesita hacer mucho ejercicio debido a su vitalidad e inquietud. No sea excesivamente permisivo con él, pero tampoco lo maltrate ni le castigue. Simplemente, déjele ser.

He conocido a dueños que no dejan caminar a sus perros. A estos animales les encanta que les lleven en brazos y les acaricien. Como responden con la simpatía adecuada y con muecas pintorescas, mucha gente no puede resistirse a su encanto y terminan convirtiendo sus Bichon Habanero en muñecas incapaces de caminar con correa y mucho menos disfrutar de una buena carrera por el parque. Sea fuerte, no se deje dominar por su zalamería: por su propio bien y por el bien de los perros.

Acarícielos, pero no lo haga tanto como para que el perro esté constantemente pegado a usted. Permita que se relacione con otros perros y con otras personas. A menos que tenga usted perros agresivos o de razas grandes que puedan convertirse en una amenaza para su Bichon, no lo proteja demasiado de los otros perros: él puede cuidar de sí mismo. Si usted se convierte en su protector, pueden aparecer varios problemas: su Bichon Habanero se volverá tímido y no podrá relacionarse con otros perros. Posiblemente, si tiene usted un ejemplar de excelente calidad, el día que decida aparearlo se encontrará con que rechazará a su pareja con indiferencia o agresividad. Esto es especialmente importante en los machos. Cuando se les sociabiliza demasiado con las personas y no saben cómo relacionarse con otros perros, no podrán expresar de forma adecuada sus tendencias sexuales.

Verdaderamente, no es bueno que un perro viva solo y alejado de otros perros. Incluso después de los siglos de domesticación y de una estrechísima relación con las personas (a quienes llegará a considerar como parte de su manada), el perro sólo desarrolla su personalidad relacionándose con sus congéneres. Además, otros perros pueden aliviar su soledad y permitirle que se comunique plenamente en su «propio lenguaje». Probablemente, usted recordará ocasiones en las que se sintió como pez fuera del agua, quizá en un país extranjero donde se tenía que comunicar en otra lengua y adaptarse a las costumbres. Todo era muy interesante, pero ¿recuerda usted lo bien que sentaba volver a casa y poder hablar y actuar con normalidad? Lo mismo les ocurre a los animales que viven sólo con personas. Si éstas no saben nada acerca del lenguaje y de las señales corporales de los perros, el intentar hacer que éstos entiendan su lenguaje es todavía más difícil para los perros. Además, los perros tienen necesidades que nosotros, como humanos que somos, reprimimos en lugar de tratar de comprenderlas y satisfacerlas. Éste es el caso de los cachorros, que necesitan morder y que, cuando acaban destruyendo los muebles o los zapatos de sus amos son castigados o abandonados. No entendemos que un animal actúe así porque se sienta solo o porque le estén saliendo los dientes y necesite morder o mordisquear. Tampoco entendemos que un cachorro juegue con nuestros zapatos porque le guste el olor de su propietario. Como los zapatos están fuertemente impregnados de nuestro olor, ellos sienten consuelo y seguridad mordisqueándolos mientras están solos.

Su Bichon Habanero, que tiene un carácter muy suyo, hace las cosas que hace por buenas razones. Los propietarios deben realizar un esfuerzo especial para comprender y apreciar sus perros. No olvide que el Bichon Habanero es un perro inteligente que siempre está listo y dispuesto para aprender cosas nuevas.

Hacer criar a su Bichon Habanero

Tantos de nosotros estamos enamorados del Bichon Habanero que parece imperativo que les hagamos criar. «¿Quién no querría un Bichon Habanero exactamente igual que el mío?» Aunque todo el mundo tiene razones perfectamente justificables para querer y adorar a su propio perro, no todo perro es adecuado para la reproducción. Hacer criar a su Bichon Habanero no sólo puede ser muy caro y llevarle mucho tiempo, sino que también puede ser peligroso para la madre (y para los cachorros).

La cría de perros es una tarea para profesionales. El criador debe tener conocimientos en primer lugar, de las líneas con las que está trabajando. Debemos conocer el estándar de la raza hasta el último detalle y las virtudes y los defectos de los ejemplares que vamos a aparear. Debemos saber cómo fijar los rasgos deseables y eliminar los no deseables y, naturalmente, debemos conocer nuestro objetivo con claridad. En pocas palabras, el criador necesita tener buena cabeza y buen ojo.

Supongamos, a pesar de eso, que no intenta ser usted un criador, pero que tiene usted un Bichon Habanero de excelente calidad y cree que vale la pena dedicarlo a la reproducción. Su perra tiene 18 meses de edad y está en su tercer celo. Ha tomado usted su decisión antes de la entrada en celo de su perra, para poder evaluar sus defectos y virtudes de tipo físico, además de su temperamento. Siempre es de ayuda estudiar a los hermanos, los padres y los abuelos de su perro, para tener alguna idea del material genético a su disposición. Indudablemente, se ha tomado usted su tiempo visitando un cierto número de machos para determinar cuál sería la mejor opción para su hembra.

El macho debería ser esencialmente masculino y estar bien desarrollado, sano y bien alimentado. Debería ser activo y tener confianza en sí mismo. Un perro tímido y nervioso es un perro defectuoso para la monta. Querrá usted cruzar únicamente ejemplares sanos y con un buen temperamento. También querrá seleccionar para su perra a un macho que sea satisfactorio o mejor que ella en cuanto a los rasgos en los que ella es deficiente. En pocas palabras, seleccione el mejor macho a su alcance, aquel que mejor represente el tipo de la raza. Cerciórese de que esté libre de enfermedades de transmisión genética. Si es posible, trate de conocer algunos de sus descendientes, para que tenga usted una idea de lo que él está transmitiendo. Entonces y sólo entonces, concierte la monta con el dueño.

En general, las perras física y mentalmente preparadas para la maternidad son buenas reproductoras. Aquellas que tienen un temperamento plácido y una naturaleza maternal unidas a una buena morfología, son las mejores. Las perras nerviosas y excitables, las muy pequeñas y, naturalmente, las que tengan defectos físicos, no son recomendables.

La edad ideal para el primer parto se sitúa entre los 15 meses y los 3 años, en tanto que la edad ideal para criar está entre los dos y los cinco años.

La mejor manera de concertar la monta es mediante un contrato por escrito en el que se especifiquen las condiciones en que se va a efectuar. Puede usted, indistintamente, pagar una cantidad por los servicios del macho o permitir que su dueño escoja uno o más cachorros, dependiendo del tamaño de la camada. Pida consejos en lo relativo a estos aspectos y a la selección del semental a algún criador experimentado.

Generalmente, el dueño de la hembra la lleva a casa del macho, donde todas las condiciones para esta visita han sido perfectamente coordinadas para facilitar la monta. Esto significa que tan pronto como la hembra esté en celo, su dueño debería avisar al propietario del semental para así concretar la fecha de la monta.

El celo o ciclo reproductivo de las perras ocurre normalmente dos veces al año y sus síntomas son inflamación de la vulva y flujo de sangre, que dura alrededor de diez días. Cuando este periodo de pérdidas cesa, llega el momento de llevar a cabo la monta. En cualquier caso es mejor que consulte con su veterinario, para que todo salga como lo tiene previsto.

El lugar para la monta debería ser un lugar tranquilo y aislado donde los perros no se vean molestados por estímulos externos. Son ideales dos montas, aunque no el mismo día. La verdadera cópula se efectúa cuando los perros quedan estrechamente enlazados entre sí, cabo con cabo, durante entre 10 y 30 minutos. El periodo de gestación dura entre 59 y 64 días, por lo que resulta de vital importancia anotar la fecha exacta de las montas. De esta forma, sabrá usted cuál será la fecha probable del parto y podrá prepararse adecuadamente para este evento.

Cuando su perra esté lista para parir, proporciónele un lugar tranquilo donde pueda estar sola y pueda usted observarla. Si carece de experiencia en estos asuntos, manténgase en contacto con su veterinario antes y durante el parto. Generalmente, la perra pare sola sin ningún problema, pero hay ciertos factores que pueden tener una influencia negativa como, por ejemplo, que los propietarios molesten y toqueteen demasiado a la perra, los ruidos y movimientos en la zona del parto, un diámetro pélvico insuficiente o unos cachorros muy grandes. Hay casos en que las perras paren a sus cachorros rodeadas por toda la familia, lo que puede ponerla nerviosa hasta el punto de que se inhiba el parto.

No permita a la perra parir sobre paños o telas. Es mejor utilizar papel de periódico, que podrá usted ir cambiando durante el parto. Las telas no son adecuadas, ya que los cachorros pueden enredarse y asfixiarse con ellas.

Una vez haya finalizado el parto, vigile a la madre discretamente. Téngala en lugar tranquilo y a la vista. A veces, la perra, sin querer, se acuesta sobre un cachorro y puede asfixiarlo, o quizá decida cambiar a los cachorros de sitio y llevarlos a un lugar menos apropiado como, por ejemplo, debajo de una cama. Asegúrese de que la perra tiene leche y que todos los cachorros mamen con normalidad. Una camada de Bichon Habanero sana es motivo de regocijo. El duro trabajo y la preparación del criador nos permiten cosechar unas recompensas peludas maravillosas. El orgulloso criador de La Habana regala sus mejores puros tras el parto de una hermosa camada de cachorros (ésa es una ventaja, muy singular, de ser habanero).

La camada media de Bichon Habanero consta de tres o cuatro cachorros, aunque no son infrecuentes las camadas de seis o siete. El color que tienen las crías al nacer rara vez es el mismo que cuando alcanzan su edad adulta. Con la excepción de los perros blancos o de color beige muy claro, el color generalmente se aclara o diluye. Los cachorros negros, por ejemplo, acaban siendo grises, mientras que los marrones o rojizos pueden acabar siendo de color beige o marfil. Un cachorro negro y blanco puede conservar sus colores o acabar siendo de color gris y blanco. El color de los perros es, por supuesto, un factor genético. Sin embargo, un criador de Bichon Habanero no debería criar con la vista puesta en los colores, sino en la robustez, la morfología y el temperamento. Aunque es útil en relación con la pigmentación, el color es sólo un elemento estético que no determina la calidad de un perro.

No es éste el lugar adecuado para extendernos en detalles sobre la cría de los cachorros. Simplemente queremos resaltar que, a partir de las tres semanas, puede usted comenzar a suministrarles un alimento sólido para ayudar a la madre a destetarlos gradualmente y para irles enseñando a comer. El veterinario puede recomendarle el tipo de alimento apropiado, indicarle cuándo y cómo desparasitarlos internamente y, más tarde, vacunarlos adecuadamente de acuerdo con su edad.

Lo más importante que le pedimos es que no reproduzca perros caprichosamente. Antes de pensar en cruzar a su perro, determine si sus cachorros van a tener el futuro que merecen. Cruce exclusivamente con aquellos ejemplares que puedan dar lugar a calidad. Cualquier otro rumbo será negativo para el desarrollo de la raza que usted tanto aprecia.

La vida es un privilegio. Un perro es una maravillosa forma de vida. Durante muchos siglos, esta criatura ha sido nuestro amigo y confidente, nos ha guardado fidelidad, nos ha dado cariño sin preguntarse si en realidad lo merecemos, aceptándonos como somos sin juzgarnos. Todo esto es mucho más de lo que nunca podríamos esperar de otro ser humano.

Tener un Bichon Habanero es una experiencia altamente gratificante e incluso saludable. La ciencia ha documentado una y otra vez los efectos beneficiosos que nuestras mascotas tienen sobre nuestra salud física y mental. Debido a esto, el Bichon Habanero es una de las razas de perros que se usan para el trabajo de terapia en los Estados Unidos. Los propietarios de Bichon Habanero llevan a sus perros a asilos de ancianos y a casas de reposo para que visiten a los enfermos y la gente anciana. Los Bichon Habanero alegran el espíritu de miles de personas en todo el mundo.

Un perro es también una prueba para cualquier dueño atento que se deje influir por la sabiduría natural de su mascota. Deberíamos ser capaces de tratarlo igual que él nos trata a nosotros. Nunca lo maltrate. No lo descuide y, sobre todo, no lo abandone. El Bichon Habanero puede establecer un lazo tan estrecho con su amigo humano que en ocasiones es difícil decir quién es quién en esta relación. Quizá no sea capaz de sobrevivir a una separación del propietario a quien tanto quiere. Por ello que debemos pensárnoslo bien antes de tomar la decisión de adquirir un ejemplar. Un perro supone una responsabilidad que no podemos rechazar bajo ninguna circunstancia. «Somos responsables de aquello que domesticamos», decía Saint- Exupéry en su obra El Principito. Y tenía razón.

Si deseas saber más sobre el Bichon Habanero te recomendamos la publicación de la editorial Hispano Europea Bichon Habanero Serie Excellence:

Historia de la Bichón Habanero

Antes de que lea usted la particular historia del Bichon Habanero, debería saber que esta raza canina pertenece a la familia de los perros a los que se llaman Bichon, conocidos en toda Europa desde hace siglos.

La palabra francesa bichon significa «perro lanoso», y se cree que es una contracción de la palabra barbichon que en francés significa «barbudo». La palabra barbichon está, probablemente, relacionada con el término francés , que es una antigua raza de spaniel de aguas similar al Caniche, del que descienden todas las razas de Bichon del mundo. Con el tiempo y el uso, el término bichon se ha vuelto sinónimo de perro completamente cubierto de pelo y que tiene una personalidad muy agradable y orientada hacia las personas. En los medios cinófilos, el término Bichon se aplica a un grupo de razas caninas cuyo origen más remoto parece ser común. Las referencias nos indican que eran conocidos ya en la antigua Grecia. Algunos siglos más tarde, aparecieron en todos los países de la cuenca mediterránea y se pusieron muy de moda en Europa durante el Renacimiento. En los siglos XV y XVI fueron introducidos en otros lugares del mundo debido a la expansión del imperio español, que dominaba la Europa Central en aquellos tiempos. Los españoles utilizaron su poder marítimo para conquistar y colonizar gran parte del Nuevo Mundo, además de algunas regiones de Asia y África. Se dijo de Carlos I de España y V de Alemania, de la casa de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico y rey de España, que gobernaba un imperio en el cual nunca se ponía el sol.

Gracias a esta dispersión de Bichon por muchas partes del mundo durante el siglo XVI, tenemos actualmente un cierto número de razas perfectamente desarrolladas y definidas. En algunos de estos países, los Bichon fueron cruzados con otras razas similares y el resultado fueron razas distintas con unos aspectos nuevos y propios. Las diferentes culturas y gustos dieron lugar a perros distintos, como las siguientes razas.

  • El Bichon Maltés

Su pelaje largo y blanco cae uniformemente a ambos lados del cuerpo, y no mide más de 25 cm a la cruz. Esta raza fue descrita en el año 200 a.C. bajo el nombre latín de Canis Melitaeus, que podría hacer referencia a la isla de Malta o a la ciudad siciliana de Melita, y se hallaba concentrado en Italia. El Maltés es el menor de todos los Bichon y pesa menos de 3 kg (generalmente de 1,8 a 2,7 kg).

  • El Bichon Frisé

Perro exclusivamente blanco y un poco mayor que el Maltés. Su pelaje es rizado y guarda la misma forma que el cuerpo. Sus orígenes se remontan al Bichon Tinerfeño (de las islas Canarias), pero fue desarrollado en Bélgica y Francia. Al igual que el Maltés, el Bichon Frisé tiene muchos admiradores en todo el mundo, y no sólo en su país de origen. La raza es de tamaño medio aunque en Gran Bretaña se la considera una raza miniatura, aunque no en América. Tiene una altura que oscila entre los 23 y los 28 cm.

  • El Bichon Boloñés

Perro de formas un tanto más cuadradas que los anteriores, el Boloñés tiene un pelaje lanoso y recibe su nombre de la zona donde primero dejó su huella: Bolonia (Italia). Al igual que el Maltés y el Frisé, el Bichon Boloñés es un perro completamente blanco y sin manchas de ningún tipo. Tiene una altura de 25,5 a 30,5 cm.

  • El Löwchen

El Löwchen es un perro pequeño, cuadrado y de variados colores, con un pelaje corto esculpido de tal manera que le da una apariencia de león, por lo que recibe también el nombre de Pequeño Perro León. Era conocido en Alemania, España y Francia en el siglo XVI y actualmente se lo considera una raza rara, aunque ha atraído la atención a ambos lados del Atlántico. Al igual que el Bichon Habanero, el Löwchen puede presentarse en muy variados colores, y no solamente en el blanco tradicional. En cuanto al tamaño, el Löwchen puede tener una altura que oscila entre los 25,4 y los 33 cm y puede pesar de 3,6 a 8,2 kg.

  • Coton de Tuléar

El poco conocido Bichon de Madagascar descendió de los mismos animales que llegaron a la isla de Tenerife, que es de donde vino el Bichon Frisé. En francés, coton significa «algodón» y este término describe el tipo de pelaje deseable en la raza. El Coton de Tuléar fue reconocido por la FCI en 1970, a pesar de que la raza había sido una de las favoritas entre la nobleza francesa en el siglo XVII. La raza tiene una altura que va de 25,5 a 30,5 cm. En cuanto al color, es principalmente de color blanco, aunque puede tener manchas de color champagne sobre la cabeza y el cuerpo. Algunos ejemplares son de color blanco y negro.

Los orígenes del bichon Habanero

El Bichon Habanero se originó en Cuba a partir de una raza anterior llamada Blanquito de La Habana. Ese perro blanco con un apellido «geográfico » se originó, sin duda, en el famoso puerto, que fue visitado durante siglos por barcos y tripulaciones de todos los lugares del mundo, entre los que se incluían aquellos que traían productos, personas y costumbres de España. Todos ellos eran bienvenidos en la cálida Habana.

El Bichon Habanero adornó y alegró los hogares de la aristocracia cubana durante los siglos XVIII y XIX. Al llegar el siglo XX, y debido a los diferentes cambios que se fueron produciendo en las modas, los gustos, los intereses y las influencias, el Bichon Habanero fue apartado de las mansiones, pero fue rápidamente aceptado en hogares más modestos.

Para comprender cómo ocurrió todo esto, es necesario que echemos un vistazo más detenido a la historia. Cuando los españoles llegaron a Cuba, trajeron consigo ciertas razas de perros que les eran útiles en el proceso de la colonización: mastines, sabuesos y galgos españoles. Eran perros grandes y fuertes que podían cazar, vigilar las propiedades y, cuando era necesario, luchar. Sin embargo, no eran éstos los únicos perros que había en España, así que una vez que la época de la conquista fue quedando atrás y dio lugar a una vida colonial más estable, los españoles empezaron a traer a la isla perros de compañía (falderos) de menor tamaño que les sirvieron para el disfrute íntimo en el hogar.

Los Bichon se habían convertido en perros falderos de moda en Europa durante el Renacimiento y quizás desde un poco antes. Eran perros «muy pequeños… muy hermosos y alerta, con un pelo tan suave que parecía como seda… criados por las señoras y los nobles con fines de entretenimiento debido a los trucos y los juegos que eran capaces de aprender y ejecutar». Esta descripción aparece en Plantas cultivadas y animales domésticos en la América equinoccial, de Víctor Manuel Patiño.

Qué mejor distracción en una isla que, como Cuba, vivió muy aislada de España durante los dos primeros siglos de la colonización. El viaje podía, a veces, durar hasta seis meses. Los cubanos, por supuesto, estaban ansiosos por estar al día en las más refinadas costumbres europeas. En aquellos tiempos, España mantuvo un fiero monopolio comercial sobre Cuba, y es probable que los primeros perros falderos que llegaron a la isla provinieran directamente de España o, vía España, de otras tierras que mantenían contactos con el país.

Debido a este monopolio y a los esfuerzos de otras potencias europeas por hacerse con las riquezas de las Américas, Cuba llevó a cabo lo que se ha venido a llamar «comercio de rescate» con los piratas franceses, ingleses y holandeses. A través de este comercio, ambas partes (piratas y colonos) adquirieron muchas cosas que de otra forma no hubieran conseguido mediante el comercio legal. No es imposible que estos contactos fueran la fuente para la introducción de algunos perros falderos en Cuba, especialmente a finales del siglo XVII.

Todo ello nos lleva a la conclusión de que los más remotos orígenes del Bichon Habanero se remontan a los antiguos perros de aguas españoles y a los perros falderos del tipo Bichon, aunque quizá otros perros hispanos tipológicamente afines también desempeñaran un papel. El Bichon traído desde Europa hasta Cuba se adaptó a la particular dieta y al clima, y a las costumbres y gustos de los residentes. Finalmente, estas condiciones dieron lugar a un perro diferente, de menor tamaño que sus predecesores y que tenía un pelaje completamente blanco y con una textura más sedosa, más a tono con las preferencias y con las lujosas condiciones de vida de sus nuevos criadores. Este perro era el Blanquito de la Habana.

Muchos escritores coinciden en señalar los albores del siglo XVIII como el periodo en que un perro al que los ingleses llamaban White Cuban era reconocido y apreciado en Inglaterra. Este Blanquito de La Habana o Perro de Seda de La Habana, que es como sería llamado más tarde, ha sido erróneamente identificado como el Bichon Habanero o el Bichon Maltés, y esto ha dado lugar a confusiones y malentendidos.

Aunque se publicaron pocas cosas en Cuba en ese periodo, hacia finales del siglo XVIII encontramos claras evidencias de que el Blanquito de la Habana se había multiplicado en los hogares acomodados de la capital. Un testimonio tal es el de la famosa condesa Merlin, una residente francesa nacida en Cuba, en su Viaje a La Habana. Describe los regalos típicos que recibió de su familia cubana antes de volver a Francia: «…dos perros pequeños, de unos 15 cm de longitud, con unos ojos grandes, redondos y negros que brillan a través de un pelo largo que es blanco como la nieve, están tumbados sobre unas cestas adornadas con unos 18 lazos de color rosa mientras esperan la partida…». Es curioso que esta cubana residente en Francia, que se movía entre la más refinada sociedad de París y Madrid, y que debía haber conocido perros falderos europeos, considerara al Blanquito de La Habana tan inusual y típico de su isla natal que nunca lo pudo comparar con ninguna otra raza.

Otra evidencia aparece en el Retrato de una mujer joven, pintado en 1797 por el primer pintor importante de Cuba, Vicente Escobar, cuyos cuadros tenían omo tema a los cubanos de clase alta. Este cuadro nos muestra una joven aristócrata que tiene entre sus brazos a un Blanquito de la Habana. A finales del siglo XVIII, en el Papel Periódico de La Habana, el diario más importante de la isla, aparecían noticias de perros perdidos y anuncios que pedían «perritos finos ». («Perrito Fino» era sinónimo de Maltés, que era el nombre que los cubanos dieron y siguen dando, incorrectamente, al Bichon Habanero). Además, un diario crítico de 1800, El Regañón de La Habana, atacó las costumbres que estaban de moda entre los ricos, como las horas que empleaban bañando y acicalando a sus perros falderos.

El siglo XVIII marcó el comienzo de la consolidación de los gustos y los estilos cubanos, aun a pesar del celo que ponían las adineradas familias de hacendados criollos en seguir muy de cerca las más refinadas costumbres europeas, imitando las últimas modas con sorprendente éxito. Se dijo que en La Habana, las clases altas vestían y vivían como las de Madrid, Londres o París, y que La Habana acogía representaciones de las más afamadas compañías teatrales y operísticas de Europa (privilegios de ricos, naturalmente). En esos tiempos, las condiciones de vida en la isla, el clima (tan distinto del europeo), además de otros factores, habían ido moldeando un carácter cubano que era distinto del peninsular. Naturalmente, estos cambios culturales también afectaron a los perros.

El Blanquito de la Habana fue, al igual que cualquier otra raza canina, un claro producto del gusto y la cultura de sus criadores, los cuales le impusieron el sello de su época y de sus circunstancias. Ellos prefirieron un perro miniatura de color blanco, con un pelo sedoso y largo y con un carácter extremadamente cariñoso y vivaz.

El Diccionario enciclopédico hispanoamericano, publicado en 1894, lo describe de la siguiente manera: «el pequeño perro habanero, Canis vellerosus, se encuentra en La Habana, es más pequeño (que el Maltés) y se halla cubierto de una especie de vellón largo, rizado, blanco y satinado o sedoso. Los individuos llevados a Europa no han podido resistir durante mucho tiempo el cambio de clima».

Por último, escuchemos la descripción que hace del Blanquito el escritor español Alejandro Bon en El perro: «Es una verdadera bola de nieve, o mejor, de seda blanca, con una trufa negra y dos ojos vivos y brillantes casi escondidos tras el largo pelo de su cabeza. Es muy pequeño y no pesa más de dos 20 kilogramos y medio. Como su largo pelaje llega hasta el suelo, no se le ven los pies, y cuando avanza parece hacerlo arrastrándolos. Su cola tiene forma de penacho, es muy lanosa, está inclinada sobre el dorso y caída a un lado. Tiene un carácter vivo e inteligente y, aunque es muy fiel a sus dueños, puede ser algo desdeñoso en ocasiones. Este perro exige constantes baños y cuidados especiales para mantenerlo sano».

J. Brouwer Etchecopar, un pionero de los estudios cinológicos en Cuba, escribió lo siguiente en Razas caninas: «Existe una considerable confusión respecto al Blanquito Cubano. Según Lloyd, se trata de un cruce entre un Caniche Miniatura alemán o francés y un Maltés, pero de mayor tamaño que este último y con un pelaje que se arrastra por el suelo. Resulta también algo confuso el nombre de Maltés, ya que éste es el nombre que recibe este perro en la capital de Cuba, mientras que en otros países europeos se le llama Habanero o Blanquito de la Habana sin que, hasta el momento, hayamos podido descifrar estas diferencias». El único problema con el que nos encontramos aquí es que Lloyd y Etchecopar no están hablando del Blanquito de la Habana, sino más bien del Bichon Habanero, y aunque las dos razas pertenecen al tipo Bichon, sus características son marcadamente diferentes. Cuando España puso fin al monopolio comercial en Cuba, la isla empezó a disfrutar de las ventajas que presentaba su privilegiada situación geo ráfica. Llegaron inmigrantes a la isla para trabajar las fértiles tierras y establecer sus negocios. Un caso especial en este sentido lo constituyeron los franceses, particularmente los que habían vivido en las colonias de Santo Domingo y Haití. Cuando estalló en ellas la revolución, miles de colonos franceses emigraron a Cuba, trayéndose con ellos no sólo sus riquezas, sino también su cultura y su modo de vida, lo que incluía, naturalmente, a sus perros.

Los Caniches, probablemente originarios de Alemania, pero adoptados por Francia, empezaron a darse a conocer en la Cuba del siglo XIX. Algunos pudieron haber llegado con los inmigrantes franceses, pero sus antecesores pudieron también haber llegado desde territorio germano, a través de Francia, o de la propia España, ya que estos países tenían una relación directa con la raza.

Con la llegada de un mayor número de Caniches a Cuba, el Blanquito de la Habana empieza su transformación. No es de extrañar que los hacendados criollos se vieran un tanto deslumbrados por estos nuevos perros y consideraran ventajoso su cruzamiento con su raza autóctona, tal vez con el propósito de aumentar el tamaño y de variar el color del Blanquito de la Habana. Y así, paulatinamente, entró en escena una nueva raza de perros: el Bichon Habanero.

El Bichon Habanero se origina, pues, en el siglo XIX, como resultado del cruzamiento entre Blanquitos de la Habana y Caniches. En estos cruzamientos s evidente que el tipo del Bichon quedó inalterado. En realidad, los criadores cubanos de Caniches han tenido que esforzarse muchísimo para eliminar de sus líneas el cuerpo alargado y las extremidades cortas del Bichon, que fueron, definitivamente, impuestos en estos primeros cruzamientos no sólo a través de la genética, sino también a través del gusto tradicionalmente cultivado que daba preferencia al fenotipo de esta raza.

De cualquier modo, el Bichon Habanero es ante todo (y al margen de cualquier hipótesis sobre su origen), la suma de una gran variedad de antecedentes (al igual que lo son las gentes cubanas). El Bichon Habanero es la interpretación cubana del perro faldero tipo Bichon, tan abundante en Europa a partir del Renacimiento. El Bichon Habanero fue, como el Blanquito de la Habana que le precedió, la mascota de la aristocracia colonial hasta principios del siglo XX, cuando se impusieron los gustos norteamericanos, que dieron lugar a un cambio en las modas y las preferencias caninas. A partir de aquel momento, el Bichon Habanero ya no fue la mimada mascota de los ricos y pasó a ser el atrevido y afectuoso amigo de la gente común de las ciudades.

Se le siguió criando en Cuba durante todo el siglo XX (especialmente en calidad de mascota) ya que continuaba siendo el perro preferido por las familias cubanas. El carácter del Bichon Habanero, tan similar al de sus dueños, la facilidad de su manejo, su extraordinaria inteligencia y la belleza de su capa contribuyeron a la ininterrumpida popularidad de la raza como compañero familiar. Sin embargo, durante el último cuarto del siglo XX su cría se ha intensificado notablemente y ha pasado a ser no sólo un animal de compañía, sino también un apreciado perro de exhibición que disfruta de un gran éxito por su gracia y alegre disposición. Durante las exposiciones caninas de Cuba (para todas las razas) de 1993 y 1994, dos Bichon Habanero conquistaron, respectivamente, los títulos de Segundo Mejor de Exposición (o Reserva del Mejor de la Exposición) y el de Mejor Cachorro de la Exposición. Otro cachorro de esta raza consiguió también este último título en la exposición canina (para todas las razas) de 1997, celebrada en La Habana.

Desde hace casi una década, el Bichon Habanero ha contado con la protección de su club matriz (el Club Cubano del Bichon Habanero o CCBH). Oficialmente fundado por la autora en 1991, el CCBH estableció un programa genético riguroso destinado a garantizar el correcto desarrollo del Bichon Habanero y estableció una línea de cría bajo el afijo «de la Giraldilla», que es el símbolo de La Habana. El CCBH es miembro de la Federación Cinológica de Cuba (o Club Canino Cubano), que es, a su vez, miembro de la Fédération Cynologique Internationale.

La popularidad de este perro es cada día mayor en Cuba, su país natal, donde su profusión contrasta, curiosamente, con la escasez de Bichon Habanero en el resto del mundo.

El Bichon Habanero en los Estados Unidos

Cuba y los Estados Unidos mantuvieron un estrecho vínculo durante la primera mitad del siglo XX. Dado el número de cubanos que vivieron en los Estados Unidos durante el periodo colonial y la cantidad de norteamericanos que, tras eso, residieron en la isla, el Bichon Habanero fue probablemente conocido en el norte desde principios de siglo o desde antes. Sin embargo, su cría sistemática en los Estados Unidos no comenzó hasta los 24 años 70.

Después del éxito de la revolución socialista en Cuba en los años 60, muchos cubanos ricos emigraron desde la isla hacia el sur de los Estados Unidos y a otros países cercanos como Puerto Rico y Costa Rica. Algunos de ellos se llevaron consigo a sus perros, entre los que se incluían los Bichon Habanero, como un recuerdo vivo de su tierra natal. Con el tiempo, estos emigrantes cubanos empezaron a implantar su cultura y sus gustos en su nueva patria, especialmente en Florida, donde se establecieron la mayoría de ellos. Debido al número de cubanos, el impacto de sus costumbres y de su estilo de vida en la sociedad norteamericana fue mucho mayor que nunca. Cuando hoy día visitamos Florida, la influencia cubana es profunda, tanto en la cultura como en el lenguaje lo que se percibe tanto en las costumbres como en el modo de vida.

Esta difusión de la cultura cubana dio como resultado el afortunado incidente por el cual una criadora estadounidense llamada Dorothy Goodale conoció la existencia del Bichon Habanero. Intrigada y fascinada, Mrs. Goodale comenzó a buscar más información sobre esta raza canina hasta entonces desconocida para ella, y que le ofrecía una alternativa a los perros de gran tamaño que había preferido criar cuando era más joven. Decidió poner un anuncio en un periódico de Miami para tratar de localizar ejemplares del pequeño perro. Gracias a estos anuncios, dio con dos o tres familias de inmigrantes que habían traído a sus Bichon con ellos. Gracias a ellos, Mrs. Goodale logró adquirir seis Bichon Habanero con pedigree: una madre con cuatro cachorros hembra y un joven macho no emparentado con las anteriores. Un poco más tarde, pudo hacerse con cinco machos más de un cubano que se estaba mudando de Costa Rica a Tejas y que no podía conservar por más tiempo a sus perros.

Criadora experimentada, Mrs. Goodale comenzó a trabajar con los once ejemplares de Bichon Habanero que había obtenido, usando el estándar de la raza publicado por la Fédération Cynologique Internationale. Sus primeros ejemplares aparecieron en 1974 y constituyeron un éxito inmediato, atrayendo a otros criadores. En 1979, Dorothy Goodale, junto con su esposo Bert y un grupo de colaboradores, fundaron el Havanese Club of America para aquellos interesados en la cría y propiedad de Bichon Habanero.

En 1991, el United Kennel Club de los EE.UU. anuncia su reconocimiento del Bichon Habanero y acepta como válido cualquier perro registrado por el matrimonio Goodale. El Havanese Club of America obtuvo el reconocimiento del American Kennel Club en el año 1996.

Mientras tanto, el club original se divide en dos. Mrs. Goodale y algunos amigos constituyeron el Original Havanese Club of America, en tanto que el otro grupo de criadores continuó como el Havanese Club of America.

Al desarrollar su línea de Bichon Habanero, Mrs. Goodale siguió el estándar de la Fédération Cynologique Internationale aprobado en 1963, que reconocía a esta raza como cubana; pero con el tiempo consideró necesario modificar ese estándar y así lo hizo. Por ello actualmente nos encontramos con dos estándares en los Estados Unidos: el del Original Havanese Club of America y el del Havanese Club of America (que probablemente fue redactado después de la escisión del club). Ambos son muy parecidos y se aproximan bastante al estándar cubano. La FCI y el Kennel Club inglés tienen, cada uno, su propio estándar.

Con el paso del tiempo y el aumento del número de Bichon Habanero en los Estados Unidos, los criadores empezaron a exportarlos a Europa. Actualmente, el Bichon Habanero es conocido en varios países europeos y está ganando rápidamente en popularidad, tanto por su exotismo como por las cualidades que le hacen ser no sólo un hermoso perro de exposición, sino también un excelente perro de compañía y de guarda.

De todas formas, se debería resaltar que la reproducción del Bichon Habanero fuera de Cuba ha desvirtuado un tanto la homogeneidad y corrección en el tipo. Después de todo, los criadores en los Estados Unidos comenzaron con una reserva genética muy limitada, situación que se ha mantenido a través de los años debido a la imposibilidad de adquirir perros originarios de Cuba, donde se encuentra la verdadera base de la raza y una reserva genética ilimitada.

La historia del Bichon Habanero en los Estados Unidos acaba con un punto positivo, puesto que la raza ya ha sido reconocida por el American Kennel Club, que es una de las instituciones que sirve como referencia a los perros de pura raza en los Estados Unidos.

Precisamente el reconocimiento por parte del American Kennel Club, es como el espaldarazo que recibe una raza, que le sirve para ser cada vez más conocida, popularidad que contribuye a su expansión y que cada vez sean más los ejemplares de Bichon Habanero que existen en los EE.UU. y no sólo precisamente en Florida.

En el repaso que acabamos de hacer a la historia del Bichon Habanero, hemos visto que en el curso de los años ha hecho su aparición, en los más dispares lugares, desde Tenerife a Madagascar, pero manteniendo siempre el aspecto clásico del Bichon.

Si deseas saber más sobre el Bichon Habanero te recomendamos la publicación de la editorial Hispano Europea Bichon Habanero Serie Excellence:

Apariencia de la Bichón Habanero

Apariencia general

El Bichón Habanero es un pequeño perro vigoroso, bajo sobre las patas, de pelo largo, abundante, suave y preferentemente ondulado. Sus movimientos son vivos y elásticos.

Proporciones importantes

El largo del hocico es igual a la distancia entre la depresión fronto-nasal y la protuberancia occipital.
La relación entre el largo del cuerpo (medido desde la punta del hombro hasta la punta de la nalga) y la altura a la cruz es de 4/3.

Comportamiento/ Temperamento

Excepcionalmente despierto, es fácil de educar como perro de alarma. Afectuoso, de naturaleza alegre, es amable, cálido, gracioso, jugetón e incluso un poco bufón. Quiere a los chicos y juega interminablemente con ellos.

Cabeza

De largo medio, la relación entre el largo de la cabeza y el largo del tronco (medido desde la cruz hasta el nacimiento de la cola) es de 3/7.

Región craneal

  • Cráneo: Plano hasta un poco convexo, amplio; frente poco elevada; visto desde arriba, es redondo en la parte trasera y casi recto y cuadrado en los otros tres costados.
  • Depresión fronto-nasal (Stop): Moderadamente marcada.

Región facial

  • Trufa: Negra o marrón.
  • Hocico: Se adelgaza progresiva y ligeramente en dirección a la trufa; ni puntiagudo ni truncado.
  • Labios: Finos, netos, ajustados.
  • Mandíbula/Dientes: Mordida en forma de tijera. Se busca una dentadura completa. Se tolera la ausencia de premolares 1 (PM1) y de los molares 3 (M3).
  • Mejillas: Muy planas, no prominentes.
  • Ojos: Bastante grandes, en forma de almendra, de color marrón lo más oscuro posible. Expresión amable. El contorno del ojo debe ser marrón oscuro a negro.
  • Orejas: Implantadas relativamente altas, caen a lo largo de las mejillas formando un pliegue discreto que las eleva ligeramente. Su extremidad forma una punta poco marcada. Están cubiertas de un pelo en largos flecos. Ni distantes como aspas de molino, ni pegadas a las mejillas.

Cuello

De largo medio.

Cuerpo

El largo del cuerpo supera ligeramente la altura a la cruz. Línea superior : Recta, ligeramente arqueada a la altura del lomo.

  • Grupa: Bien inclinada.
  • Costillas: Bien arqueadas.
  • Vientre: Bien recogido.

Cola

Llevada alta, sea en forma de bastón pastoral (con la extremidad superior curvada, en forma de voluta) o, preferentemente, enrollada sobre la espalda; está provista de un flequillo de largos pelos sedosos.

Extremidades

Miembros anteriores

Rectos y paralelos, secos; buena osamenta.
La distancia entre el piso y el codo no debe ser más grande que la distancia entre el codo y la cruz.

Miembros posteriores

Buena osamenta; angulaciones moderadas.

Pies

De forma un poco alargada, pequeños, compactos.

Movimiento

El Bichón Habanero tiene un caminar ligero y elástico, lo suficientemente vistoso y ágil como para subrayar su carácter alegre. Movimiento bien libre de los miembros anteriores, los cuales se mueven rectos adelante, los posteriores dando el empuje en línea recta.

Pelaje

Pelo

La capa interna, lanosa, está poco desarrollada; a menudo está totalmente ausente. La capa de cobertura es muy larga (12-18 cm en un perro adulto), suave, lacia u ondulada, y puede formar mechas rizadas. Están prohibidos todo arreglo, todo emparejamiento del largo de los pelos con tijeras y toda depilación.
Excepción: se autoriza una limpieza de los pelos de los pies, los pelos de la frente pueden ser ligeramente recortados a fin de que no cubran los ojos, y los pelos del hocico pueden ser liegeramente cortados, pero es preferible dejarlos al natural.

Color

Raramente completamente blanco puro, leonado en sus diferentes tonalidades (se admite con ligero carbonado), negro, marrón habano, color tabaco, marrón rojizo. Se admiten manchas en los colores listados.

Tamaño

Altura a la cruz

De 23 a 27 cm.

Tolerancia: de 21 a 29 cm.

Faltas

Cualquier desviación de los criterios antes mencionados se considera como falta y la gravedad de ésta se considera al grado de
la desviación al estándar.

Faltas graves

  • Aspecto general sin tipo.
  • Hocico truncado o puntiagudo, cuyo largo no es idéntico al del cráneo.
  • Ojos de ave de rapiña; ojos demasiado hundidos o prominentes; manchas despigmentadas de los párpados.
  • Cuerpo muy largo o demasiado corto.
  • Cola recta, no llevada elevada.
  • Miembros anteriores "en lira" (carpos próximos, pies desviados hacia el exterior).
  • Pies deformados.
  • Pelo duro, pelo poco abundante; pelo corto salvo en los cachorros; pelo arreglado.

Faltas eliminatorias

  • Perro agresivo o temeroso.
  • Trufa despigmentada.
  • Prognatismo superior o inferior
  • Ectropión y entropión; bordes de los párpados totalmente despigmentatados.
  • Tamaño que supera o no alcanza las normas indicadas por el estándar.

Cualquier perro mostrando claras señales de anormalidades físicas o de comportamiento debe ser descalificado.

Nota: Los machos deben tener dos testículos de apariencia normal completamente descendidos en el escroto.

Consejos de compra

Buscar un cachorro por Internet conlleva riesgos. Para tener clara la profesionalidad del criadero con quien contactéis, os recomendamos que...

  • Os aseguréis de que responde vuestras dudas, que se descubre conocedor de la raza (que asiste a exposiciones caninas), y que se ofrece a realizar un seguimiento del cachorro después de la venta. ¿Se implica, o se limita a fijar un precio?
  • Veáis si está recomendado por otros criadores, o si tiene referencias de clientes satisfechos.
  • Os aseguréis de que tiene afijo, que sus perros están inscritos en el LOE y tienen pedigree en regla. Tened en cuenta que tramitar el pedigree de un cachorro no es nada caro, desconfiad de frases tipo "si te lo doy con pedigree te va a salir mucho más caro"
  • Os dé garantías en relación a problemas de salud, físicos, hereditarios... ¿Entrega el cachorro con cartilla veterinaria, chip, vacunas, desparasitaciones y revisiones veterinarias al día?
  • Le pidáis que os muestre sus instalaciones y os deje ver a los ejemplares ¿Están éstos libres de enfermedades?
  • Y por último, recordad que los cachorros necesitan un mínimo de dos meses junto a su madre antes de ser entregados. Desconfiad de quien quiera acelerar el proceso.
Además, siempre hay que tener muy en cuenta los cuidados que requiere vuestra futura mascota. Tomad nota:
En el caso de los Bichón Habanero, su mantenimiento estético es exigente comparado con otras razas, por eso no hay que descuidarlo.
  • Cepillar diariamente o dos o tres veces por semana como mínimo para evitar la formación de nudos. 
  • Se debe bañar cada seis u ocho semanas, y hay que cuidarle las uñas.
  • El corte no tiene por qué hacerlo un peluquero canino.
  • Hay que cuidar sus ojos, orejas y dientes.
  • Se debe acudir al veterinario con la frecuencia que se requiera, y tener siempre al día sus vacunas. 
Por otro lado, la raza Bichón Habanero no necesita de mucho ejercicio físico, pero sí necesita salir por lo menos una vez al día. Es importante tener en cuenta que estos perros necesitan mucho cariño y compañía por lo que no son perros que puedan vivir en un patio o jardín, sino que es preferible que lo hagan dentro de casa con la familia. 
De igual forma no hay que olvidar las posibles patologías de la raza:
  • Luxación patelar
  • Atrofia progresiva de retina
  • Otitis externa
  • Cataratas 

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