El nombre de este perrito, Maltés (o Maltés Terrier), proviene del vocablo “malat”, que significa puerto.
Los ancestros del Bichón Maltés proceden de las ciudades marítimas del mediterráneo. Se usaban con el objeto de cazar las ratas y ratones que se colaban en los barcos y almacenes. Las primeras referencias que tenemos de este perro se remontan a la época egipcia.
El Bichón Maltés es inteligente, vivo, cariñoso y ágil. Siempre está atento a su alrededor, observando lo que hacen sus dueños, por los que siente un gran aprecio. Tiene mucha facilidad por aprender.
El Bichón Maltés tiene un cuerpo largo y delgado, cubierto por abundante pelo largo y sedoso. Su expresión es viva e inteligente. Tiene las orejas revestidas de pelos muy largos y le caen a los lados de la cabeza. Su cola es muy peluda y va curvada sobre la espalda. Esta raza es de color blanco aunque algunas veces puede tener marcas color limón.
Es necesario cepillar al Bichón Maltés a diario, ya que su pelo se enreda con facilidad. Al sentir un gran apego por sus dueños, si se le deja solo mucho tiempo puede llegar a sentirse abandonado y desgraciado. Es importante dedicarle tiempo.
Las principales enfermedades que puede padecer el Bichón Maltés son hepatitis, parvovirus, coronavirus, moquillo, leptospirosis y traqueo bronquitis.
El Maltés es un perro encantador, alerta, lleno de vida y con una gran inteligencia. Aunque se trata de una raza pequeña clasificada dentro del grupo de razas miniatura, es un perrito robusto capaz de disfrutar haciendo mucho ejercicio y divirtiéndose. Sería un gran error considerar al Maltés un perro pequeño y «blando», ya que aunque no se trata de un Terrier, fue considerado como uno de ellos durante muchos años, y su carácter es lo suficientemente alerta para mostrar, de vez en cuando, algún rasgo propio de un Terrier. Fue ciertamente capaz de cazar ratas y se dice que en alguna ocasión dio buena cuenta de un tejón. En el libro de Sir Richard Glynn Champion Dogs of the World, se describe al Maltés como «un pequeño y atractivo pillín», lo que probablemente resume a la perfección esta raza. Pero si quiere saber más, siga leyendo.
Al igual que la mayoría de perros de pequeño tamaño, el Maltés tiene una expectativa de vida razonablemente larga, factor que debe ser tenido muy en cuenta antes de decidir si se trata de la raza adecuada para usted, pues, cuando traiga un animal a su casa, su objetivo será, obviamente, que viva con usted durante toda su vida.
A pesar de los varios altibajos a lo largo de la historia, el Maltés está ahora bien asentado en muchos países de todo el mundo. En Gran Bretaña se inscriben 500 nuevos cachorros cada año en el libro de orígenes genealógicos del Kennel Club.
El Maltés tiene un «algo» que pide a la gente que le mire, y responde a estas miradas con una expresión satisfecha. Es, ciertamente, un compañero pequeño y vigoroso, lleno de humor y con sentido de la diversión. Si se le dejara hacer lo que quisiera, se dedicaría a cazar ratones y otros pequeños roedores entre los arbustos, lo cual no siempre es posible debido a su largo pelaje. Desde luego, disfrutará enormemente con lo que ve y huele durante un paseo por el campo, aunque esto pueda arruinar un pelaje de exposición.
Afectuoso con sus propietarios, el Maltés es bastante individualista y no acepta de inmediato a los extraños. Se trata de una raza limpia y escrupulosa que ha sido, comprensiblemente, una mascota muy querida y que posee un cierto refinamiento. Aun tras lo expuesto, algunos han participado en las pruebas de mini-agility y otros disfrutan con las de obediencia. Se trata de un perro valiente a pesar de su diminuto tamaño. Puede ser un buen perro guardián, ya que siempre está alerta y tiene determinación y coraje para hacer frente a cualquier imprevisto. En casa, el Maltés es un perfecto perrillo que se adapta bien a la rutina de la casa, cualquiera que sea.
Siempre que los padres hayan educado a los niños para que traten a los perros con cuidado, para que no sean salvajes ni agresivos, la mayoría de los Malteses disfrutarán jugando con ellos. De todas formas debe comprenderse que los niños pequeños siempre deberían ser vigilados cuando estén con un perro para que no se produzca ningún accidente, por muy involuntario que pudiera ser. Sin importar lo resistente que sea su Maltés, se trata de un animal frágil y liviano al que un niño revoltoso puede infligir heridas considerables. El pequeño tamaño resulta atractivo para los niños, que suelen quedar encantados con el hermoso aspecto y el pelaje largo de esta raza. Si su perro es de exposición, vigile por si al niño se le ocurre jugar con el pelaje mientras usted no mira, con lo que lo estropearía.
Siempre que un animal se acerca a otro, es esencial vigilar atentamente. La mayoría de los Malteses están bastante preparados para convivir con otros animales, pero una buena parte dependerá, comprensiblemente, del otro. Puede que un perro o un gato mayores no acepten de buenas a primeras a un nuevo inquilino, aunque hay otros que los aceptan sin problemas. Cuando un Maltés convive con otro animal, canino o felino, la relación suele ser duradera y sincera. De hecho, uno de los peligros es que con sus juegos se estropee el pelaje, lo que puede causar un desastre en la larga capa del Maltés, especialmente detrás de las orejas.
De pequeño tamaño, el Maltés suele pesar entre 1,8 y 2,8 kg, y según el estándar británico no debería superar los 25,5 cm de altura a la cruz. Se trata de una raza compacta que tiene la misma longitud desde la cruz hasta el nacimiento de la cola que desde el suelo a la cruz. Tanto los machos como las hembras son perros pequeños y hermosos, aunque existen diferencias entre ambos.
La capa blanca es, por supuesto, el aspecto más importante de esta raza, aunque es necesario prestar una atención regular para mantener estos flecos de pelo limpios y en buen estado. La mayoría de los propietarios recogen el pelo con un pequeño moño, mostrando así las características de la cara y manteniendo, de esta manera, el pelaje alejado de los ojos. Esto aumenta el aspecto atractivo general del Maltés, una raza que tiene muchos admiradores con todo merecimiento.
Aunque el pelaje largo y blanco tiene un aspecto excelente y necesita cuidados regulares, no tiene subcapa, como sí sucede con el primo de esta raza, el Bichon Frisé. Esto hace que el pelaje del Maltés resulte algo más fácil de cuidar. Una ventaja añadida es que, siempre que se cuide, el pelaje no acabará sobre las alfombras y los muebles.
Su pelo liso es de textura sedosa y nunca debería ser lanoso, lo cual es otra diferencia entre esta raza y aquellas con las que está emparentado. Aunque tiene una buena longitud, es importante que no sea tan larga que le impida el movimiento. En el caso del perro de exposición, el pelaje puede ocultar multitud de faltas, pero un buen juez siempre palpará al perro con cuidado y por debajo de la capa para comprobar que la constitución de su Maltés, con su glamoroso pelaje, sea correcta.
El color de la capa del Maltés y su presentación son muy importantes, así que sus propietarios deben estar dispuestos a dedicar bastante trabajo a mantenerla en un estado óptimo y nunca con un aspecto sucio ni descuidado. Un pelaje blanco sólo se mantendrá limpio si bañamos al perro con frecuencia.
El Maltés debe tener la capa siempre blanca, aunque se permiten unas leves manchas de color limón. La blancura del pelaje contrasta fuertemente con el pigmento negro de la trufa y con los ojos oscuros y ovalados, con el halo de piel oscura a su alrededor. Incluso las almohadillas de los pies deberían ser negras.
En general, el Maltés es un perro sano y resistente, pero, al igual que sucede con muchas otras razas, pueden surgir ciertos problemas de salud. De todas formas, si los propietarios son conscientes de estos posibles problemas, se encontrarán, preparados para tratarlos de la mejor forma posible. Algunos problemas son de origen genético y se heredan, pero otros no lo son.
Obviamente, en muchos casos son necesarios la consulta y el tratamiento veterinario, pero muchos propietarios de Malteses creen que esta raza responde bien a los remedios herbales y homeopáticos, así que vale la pena tenerlos en cuenta. Un número creciente de veterinarios ofrece en la actualidad tratamientos homeopáticos y otras prácticas curativas naturales junto con sus métodos más tradicionales, aunque puede que le cueste un poco más encontrar a un veterinario así.
A veces incluso una leve irritación provocará que un perro se lama la piel y puede que esto se convierta en un hábito. En el caso del Maltés, los lamidos pueden hacer que el pelaje blanco se torne rosado, así que los propietarios deberán prevenir esto. Existen varios buenos preparados a su disposición para disuadir a un perro de que se lama: suelen tener un gusto bastante amargo y este hábito puede detenerse frecuentemente utilizando uno de estos productos.
Muchas razas miniatura y otras de pequeño tamaño sufren problemas en sus articulaciones de la rodilla, lo que se conoce con el nombre de luxación patelar o rotuliana, aunque, por supuesto, sólo se ven afectados unos pocos ejemplares. Los criadores someten sus animales reproductores a exámenes regulares, en un intento por reducir la incidencia de ese problema. Otro factor importante es que el perro no debería tener sobrepeso, ya que es posible que esto empeore el problema.
Muchos perros con luxación rotuliana conviven con este problema sin que les provoque dolor, pero a veces se debe llevar a cabo una operación quirúrgica normalmente con éxito.
Aunque son poco frecuentes, los cálculos en la vejiga de la orina pueden, a veces, provocar problemas, ya que se suelen encontrar con mayor frecuencia en las razas pequeñas que en las de mayor tamaño. Los síntomas son que el perro orine con mucha frecuencia, que haya sangre en la orina, que tenga dificultades en la micción, debilidad general, depresión y pérdida del apetito.
Es necesaria la atención veterinaria inmediata, ya que las piedras en la vejiga pueden dar lugar a daños renales irreparables y, como resultado, el perro podría perder la vida. En muchos casos se pueden disolver con una dieta especial bajo supervisión veterinaria, aunque ciertos tipos de cálculos deberán ser extraídos quirúrgicamente.
Al igual que sucede con muchas de las razas de menor tamaño, algunos Malteses pierden sus dientes a una edad relativamente temprana. Así pues, es importante prestar mucha atención al cuidado de los dientes y de las encías para que así se mantengan tan sanos como sea posible, evitando las caries, la infección y la resultante pérdida de piezas dentarias.
La infección de las encías puede que no se detenga ahí. Las bacterias de esta infección son transportadas por vía sanguínea, y como resultado pueden darse enfermedades hepáticas, renales, cardiacas y articulares. Todo esto es una buena razón para darse cuenta de que los buenos cuidados dentales son de la máxima importancia a lo largo de la vida de un perro. Además del cepillado y del suministro de utensilios dentales que sean seguros (huesos de nylon, juguetes masticables y otros artilugios similares), los propietarios deberían llevar sus Malteses al veterinario para que les someta a exámenes dentales y a limpiezas exhaustivas.
El mal aliento o halitosis suele ser el resultado de los problemas dentales y de las encías, aunque también puede ser provocado por las indigestiones o incluso, a veces, estar relacionado con los riñones.
En los casos de problemas digestivos que den lugar a mal aliento, el carbón activado, ya sea en forma de tabletas o de gránulos, suele ser de ayuda. Un producto útil para enmascarar el mal aliento son las tabletas de clorofila.
Como el Maltés es una raza con mucho pelo, éste puede provocar irritaciones oculares. Esto daría como resultado una conjuntivitis y es muy probable que provoque un exceso en la producción de lágrimas. Esto, como consecuencia, provoca manchas debidas a las lágrimas por debajo del ojo, algo que suele apreciarse en los perros blancos y de color claro. Por ello, es necesario mantener los ojos limpios y esto debería formar parte de la rutina de su acicalado.
Las úlceras oculares tampoco son inusuales en los perros pequeños y, al apreciar cualquier síntoma, se debería buscar ayuda veterinaria de inmediato para prevenir daños a largo plazo. Frecuentemente son causadas por algo tan simple como un golpe o un raspón. La receta veterinaria de un ungüento ocular adecuado o de un colirio suele solucionar el problema con bastante rapidez.
Como el Maltés es una raza de color tan claro, debería resultar fácil detectar los problemas de orejas-oídos al menor síntoma. Los síntomas de una infección del oído incluyen una descarga marrón y maloliente que hace que el oído enrojezca, se inflame y esté irritado. En esta etapa el perro se rascará violentamente la oreja y puede que lleve la cabeza ladeada debido al dolor.
Es importante mantener limpios orejas y oídos en todo momento, pero si aparece una infección, el veterinario podrá recetar unas gotas adecuadas para lograr un tratamiento eficaz.
Como son bajitos y tienen un pelaje largo y unas orejas también largas, a los Malteses se les pueden, a veces, enganchar semillas de hierba, los ganchos de las cuales pueden llegar hasta la piel. Frecuentemente quedan prendidas en el pelaje, pero van profundizando hasta penetrar en la piel, donde pueden provocar dolor y, a veces, abscesos. Incluso pueden penetrar en los orificios nasales o entre las almohadillas de los pies. Así pues, siempre es importante examinar el pelaje después de dar un paseo, especialmente a finales del verano y en otoño. Al menor signo de incomodidad, debe investigarse la causa de inmediato.
Existen muchos otros problemas de salud que pueden sufrir los perros, pero no es posible detallarlos todos aquí. A medida que vaya conociendo a su Maltés, podrá reconocer cuando no se encuentra bien, momento en el cual una visita rápida al veterinario puede ayudar a cortar el problema de raíz y que así se le puedan proporcionar los cuidados apropiados y se le administre cualquier medicación necesaria.
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El Bichon Maltés (también llamado Maltés) es, casi sin duda alguna, una de las razas de perros falderos más antiguas de Occidente, pero ha habido discrepancias, durante mucho tiempo, acerca del verdadero origen de esta encantadora raza. Charles Darwin situó los orígenes de esta raza hacia el año 6.000 a.C., aunque se ha hallado una escultura de este tipo de perro que tenía 2.000 años más de antigüedad. Se supone que se trataba del juguete de un niño. El emperador Tiberio Claudio (10 a.C.-54 d.C). tenía uno de estos perros y parece probable que fueran llevados a Asia por los romanos. Finalmente llegaron a China, donde se cree que los perros tipo Maltés contribuyeron al origen del Pequinés actual.
La raza ha tenido muchos nombres a lo largo de su historia, entre ellos los de «Perro Melitae», «El Antiguo Perro de Malta», «Confortador», «Spaniel Apacible», «Perro Melenudo» y «Perro León Maltés». Este último apelativo alude, muy probablemente, al hecho de que a varias de las antiguas razas miniatura se les cortaba el pelo de forma que parecían un león. Esto provocó alguna confusión, especialmente con la raza que conocemos actualmente por este corte de pelo y que se llama Löwchen (Pequeño Perro León).
Muchas obras de arte precristianas están adornadas con la imagen de un Maltés, y en las cortes de la Roma imperial era el perro favorito entre las mujeres y llegó a ser conocido como «Perro de las patricias romanas». Acerca de estos perros llegó a escribirse: «Cuando fallece su favorito, deposita sus restos en una tumba y erige un monumento sobre ésta con la inscripción "Descendencia del linaje de Malta"». Los Malteses estuvieron también muy implicados en la cultura egipcia entre los años 600 y 300 a.C., y en esos tiempos eran venerados como miembros de las familias reales.
En Grecia, los primeros registros históricos conocidos de la raza datan del año 350 a.C. y se deben al filósofo Aristóteles, que sitúa su lugar de origen en Malta, al sur de Sicilia. De todas formas, se han hallado imágenes del Maltés en ánforas griegas que datan del año 500 a.C.
Muchos de los antiguos pintores italianos incluyeron perros en sus cuadros y parece que muchos de ellos eran Malteses. Para añadir una mayor confusión al origen geográfico de esta raza, existía una ciudad en Sicilia hacia el año 25 d.C. llamada Melitia. Aquí se podían encontrar unos perros pequeños y hermosos llamados canis melitei. Es comprensible que surgiera la confusión, ya que la isla de Malta fue conocida en la antigüedad como isla de Melita. En 1851, Youatt escribe que se les podía encontrar no sólo en Malta sino también en otras islas del Mediterráneo, donde «mantenían el mismo carácter, siendo totalmente fieles a sus propietarios… [aunque] se llevaban mal con los extraños». Aunque decía que no eran mayores que un hurón o una comadreja consideró que «No eran pequeños en cuanto a su entendimiento ni inestables en cuanto a su cariño».
Algunos consideran que el Maltés fue una de las antiguas razas miniatura francesas y tiene, ciertamente, un vínculo muy estrecho con las razas de bichones, como el Bichon Frisé, el Boloñés, el Habanero y el Coton de Tuléar. De todas formas, no se debería confundir al Maltés con el Bichon Frisé actual, a pesar del hecho de que en ciertos puntos de su historia haya sido también llamado «Bichon». Algunos criadores incluso han creído que la raza proviene del desierto de Gobi, y esto se le atribuyó debido a su querencia por el calor y el sol.
El lugar de origen del Maltés es todavía más confuso debido al hecho de que este perro viajaba mucho a distintas partes del mundo, pues era utilizado en el comercio como objeto de trueque a cambio de seda china, entre otras cosas. En esos tiempos la seda era muy apreciada y se consideraba que valía su peso en oro. De acuerdo con el escritor Idstone, los Malteses solían ser llevados a tierra firme para venderlos, o los propietarios de barcas los llevaban a los pasajeros embarcados. Añadió, tristemente, que eran «sencillamente pobres perros pequeños de pelo largo lavados, a los que se les había aplicado almidón y que habían sido cepillados…».
En tiempos más recientes, el Maltés ha sido conocido como «Terrier Maltés», pero se suele creer que el antiguo origen de la raza se basa en perros de tipo Spitz o Spaniel y no en Terrier. Dicho esto, el carácter de esta raza hacía que estos perros fueran perfectamente capaces de cazar un ratón o una rata. Durante los primeros tiempos de la raza, existe la evidencia de que era utilizado como pequeño perro de caza, aunque entonces era de mayor tamaño que en la actualidad.
En 1650, un médico alemán dijo que se podía curar el dolor de muelas rascando las encías con el diente de un perro, y describió, a continuación, al Maltés en cierta profundidad. Creía que la raza se había originado en Malta y habló de dos variedades: una de pelo corto y otra de pelo largo. Los describió diciendo que tenían el tamaño de una comadreja y dijo que en esos tiempos los perros de color rojo y blanco eran los más apreciados, aunque también mencionó que había habido perros de color negro y blanco. Para asegurarse de que los Malteses conservaran su pequeño tamaño, se les encerraba en cestas en las que eran alimentados, pero su comida era de la máxima calidad y su lecho estaba cubierto de mechones de lana.
Aunque se desconoce cuándo llegó el Maltés a Alemania, existían con toda seguridad en este país hacia 1860 donde fueron exhibidos en las exposiciones a partir de 1879. En 1890 se inició un libro de orígenes genealógicos alemán para esta raza, y desde ese momento la cría de perros fue tomada muy en serio, lo que dio lugar a la formación del Club de Perros Falderos de Berlín en 1902. Sólo dos años más tarde se redactó en Alemania un estándar para el Maltés, al que siguió un registro para las razas miniatura en 1910.
En 1859, una mujer llamada Miss Gibbs obtuvo una pequeña hembra llamada Psyche de manos de un caballero que la había conseguido gracias a su hermano, capitán de un navío. Psyche era de color blanco puro y se decía que tenía un aspecto de «bola de hilos animados». Pesaba sólo 1,5 kg y el pelo de sus hombros medía 38 cm. Era muy pequeña, ya que muchos ejemplares de esta época ya pesaban 3 kg.
El Maltés tuvo una gran demanda durante el siglo XIX. Era vendido por las calles por parte de los chalanes ambulantes. Las manchas sobre las caras descuidadas eran consideradas como una ventaja, ya que sugerían que el perro había estado llorando y, obviamente, esto atraía a algunos compradores de buen corazón. El vendedor de los perros se quedaba de pie en el bordillo de la calle, mostrando a un Maltés en sus manos y casi siempre atraía a algún comprador. Uno de estos vendedores incluso vendaba uno de los pies del perro ya que por lo visto esto le ayudaba considerablemente en sus ventas.
Había un constante esfuerzo por dar lugar a Malteses cada vez más pequeños, pero esto sólo fue en su perjuicio, ya que generalmente acababan teniendo poca vitalidad y era difícil hacerles criar. Se acabó introduciendo nueva sangre proveniente de la Europa continental y esto trajo consigo ciertos cambios. Al principio los perros resultaban demasiado grandes, pero la raza volvió a recuperar su peso deseable de 1,8-4 kg y se consiguió una constitución más resistente.
Entre los años 1860 y 1870, el criadero de Mr. Mandeville, en Londres, fue muy importante y sus perros ganaban en las principales exposiciones. A medida que fue avanzando el siglo, muchos Malteses se remontaban a Fido y Lilly, Malteses de Mr. Mandeville. Pero entonces, el Maltés fue considerado de calidad inferior respecto a otras variedades de perros miniatura y también peor como compañero fuera de casa, principalmente debido a su pelaje largo y sedoso y a su constitución bastante delicada, que le hacía muy susceptible a padecer resfriados. El pelaje suponía un continuo reto para los propietarios e incluso la más leve enfermedad cutánea hacia que el pelo se cayera en cantidades notables. Debemos tener presente, por supuesto, que en el siglo XIX los criadores no tenían a su disposición muchos de los productos de los que disponemos actualmente y que las enfermedades cutáneas eran algo frecuente.
Muchos propietarios tenían los pies delanteros de sus perros en bolsas de cuero suave (tipo gamuza) para prevenir que se rascaran, dañándose la piel. Aunque se creía que estas bolsas eran de utilidad, si eran llevadas durante mucho tiempo podían dañar los pies, ya que hacían que se recalentaran en exceso. Algunos propietarios trenzaban elegantemente los flecos de la cabeza y unos pocos exhibidores sujetaban las orejas del perro hacia atrás mientras éste comía, una idea que fue considerada un tanto excesiva por algunos.
La dieta de los perros pequeños en esos tiempos era vigilada escrupulosamente, y debemos una vez más tener en cuenta que los propietarios no podían comprar alimentos preparados como podemos hacer actualmente. En el caso de los Malteses se consideraba que las migas de pan y la verdura mezcladas con caldo eran lo mejor, añadiendo, de vez en cuando, un poco de carne.
El Maltés era un compañero hogareño tenido en alta estima y del que se decía que «se pueden imaginar pocos perros más hermosos que una selecta colección de ejemplares de esta pequeña raza en casa y sueltos en el tocador de su ama». En el lado menos positivo el temperamento era entonces un tanto irritable. Esto hacía que el Maltés no se hiciera popular entre los muchos que, por el contrario, admiraban su belleza.
J. H. Walsh, con su seudónimo «Stonehenge», escribió un maravilloso libro titulado The Dog en 1867. Las pocas líneas que escribió acerca del Maltés merecen una cita: «Este hermoso perrito es un Skye Terrier en miniatura que tiene, de todas formas, una capa bastante más sedosa, un dorso considerablemente más corto y una cola tiesa y curvada sobre las caderas».
La raza se volvió tan escasa como para inducir a Sir Edward Landseer a pintar un ejemplar como si se tratara del último de su raza. Tras completar el cuadro se importaron varios Malteses de Malta y, aunque seguían siendo escasos, se podían obtener. La pequeña hembra a partir de la cual se hicieron los bocetos para el cuadro era propiedad de Mrs. Gibbs (o Morden) y descendía de padres importados directamente de Manila por Mr. Lukey.
La alusión al Skye Terrier en la cita de Stonehenge puede parecer extraña para los aficionados a la raza actuales, así que los lectores pueden compararlo con el dibujo de un Skye Terrier de esos tiempos de la página 11. Varias de las razas pequeñas de pelaje largo fueron asemejadas al Skye Terrier a finales del siglo XIX y entre ellas se incluía el Lhasa Apso.
A mediados del siglo XIX el Maltés debía tener los ojos negros, aunque el estándar actual dice «marrón oscuro». El requisito para que fueran negros seguramente era para recalcar que los ojos debían ser muy oscuros, ya que antes del inicio del siglo XX muchos tenían los ojos rosados o rojizos y unas trufas de color cobre para hacer juego.
Uno puede apreciar que la historia de la raza es, por lo menos, bastante confusa. De todas formas, en Gran Bretaña, con la aparición del Kennel Club en 1873, se hicieron esfuerzos para implantar una cierta uniformidad, aunque estos encantadores perros estaban destinados a ser exhibidos bajo la clasificación de «Terrier».
El autor Charles Henry Lane, cuando escribía en 1900, incluyó al Maltés en su sección llamada «Razas Amaestradas y Miniatura». Hablaba muy bien de ellos, diciendo que había cantado sus alabanzas durante años y que se alegraba sinceramente de que estuvieran volviendo a ser populares. Recordó los Malteses de la difunta Lady Gifford, considerando que no se podía ver un grupo de mascotas pertenecientes a una dama que fuera más hermoso que éste. Una vez más los asemejó al Skye Terrier y dijo que eran «perritos listos y llenos de vida». También mencionó que no sólo la trufa, sino también el paladar, debían ser negros.
Al igual que muchas razas caninas británicas, el Maltés se vio muy afectado por la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La cría se vio restringida y, desgraciadamente, el Maltese Club of London fue desmantelado. En estos tiempos se creía que no había Malteses en la isla de Malta, pero cuando terminó la guerra Miss Van Oppen (que más tarde se convertiría en Mrs. Roberts) acabó haciéndose con cuatro hembras en la Europa continental. Las trajo a Gran Bretaña, donde una de ellas parió a su descendencia durante la cuarentena. Tras estos ejemplares importados vinieron cuatro más y, con los pocos que se habían logrado conservar, la raza fue de nuevo revivida.
Durante los años 20 y a principios de los 30, hubo inscripciones todavía escasas, aunque crecientes, en el libro de orígenes genealógicos del Kennel Club. Aun así se mostró el suficiente interés como para fundar el Maltese Club en 1934.
A medida que pasaron los años, la raza fue ganando popularidad en el grupo de razas miniatura, aunque no tanto como el muy popular Cavalier King Charles Spaniel o el Yorkshire Terrier. Las inscripciones en Gran Bretaña suelen superar las 500 anuales, pero, dado el número de inscripciones, pocos aficionados a los perros puede haber que no hayan visto o, por lo menos oído hablar de esta encantadora y elegante raza. El Maltés ha destacado en el ring de las exposiciones de belleza, obteniendo grandes triunfos en muchas exposiciones de campeonato.
En la primera exposición canina de belleza del Westminster Kennel Club, celebrada en 1877 en la ciudad de Nueva York, un Maltés blanco fue inscrito como Perro León Maltés, incluido en la categoría de Miscelánea. El American Kennel Club (AKC) aceptó la inscripción de esta raza en su libro de orígenes genealógicos en 1888 y se incluyó a un par de Malteses nacidos en 1885 y 1886 y a otro que parece ser fue importado. Antes del inicio del siglo XX, el Museo Americano de Historia Natural recibió tres ejemplares disecados de esta raza. Fue una importante donación para este museo, que así pudo conservar el recuerdo de aquellos antiguos perros estadounidenses para la posteridad.
La gente se sentía atraída por esta raza y se fueron criando e inscribiendo más y más ejemplares en el AKC. Durante los años de la Primera Guerra Mundial fue inscrita una cantidad considerable de Malteses, casi 200, y varios prefijos se harían importantes en los años siguientes. De todas formas, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, las inscripciones se redujeron considerablemente. De todas formas, una criadora de éxito, Eleanor Bancroft, logró inscribir unas pocas camadas a finales de los años 30.
Afortunadamente para la raza en los EE.UU., unos pocos criadores dedicados se preocuparon por que la raza sobreviviera. En particular, los Malteses del Dr. Vincenzo Calvaresi fueron muy conocidos y enorgullecieron a la raza en los años 50. Más tarde fue posible introducir nueva sangre en los EE.UU. proveniente de países europeos.
La American Maltese Association fue fundada en 1961 y encabezada por aficionados como Tony y Aennchen Antonelli, que destacaron en esta raza hasta mediados de los años 70. La asociación matriz celebró su primera exposición monográfica nacional el día de San Valentín de 1971, fecha de lo más adecuada para esta encantadora y pequeña raza. Hacia principios de los años 80 se había convertido en la que ostentaba la posición 30ª en cuanto a popularidad en los EE.UU., mejorando todavía más durante los años 90. Actualmente la raza se encuentra en buenas manos y los criadores producen algunos ejemplares excelentes, capaces de conseguir grandes triunfos en muchas exposiciones caninas importantes.
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De tamaño pequeño y de tronco alargado. Está cubierto de pelo muy largo y blanco. Es muy elegante y su porte de la cabeza es altivo y distinguido.
La longitud del tronco sobrepasa en un 38% la altura a la cruz. La longitud de la cabeza es igual a 6/11 de la altura a la cruz.
Alerta, afectuoso, muy dócil y muy inteligente.
Su longitud es igual a 6/11 de la altura a la cruz. Es bien ancha y su amplitud sobrepasa por escaso márgen la mitad de su longitud.
Aunque está cubierto de pelo abundante, la demarcación con la nuca es bien visible. El perfil superior es arqueado. Su longitud representa alrededor de la mitad de la altura a la cruz. Es erecto y su piel no es flácida.
Su longitud, medida desde la punta del hombro hasta la punta del glúteo, sobrepasa en un 38% la altura a la cruz.
Está situada en la prolongación de la grupa, es gruesa en la raíz y fina en la punta. Su longitud corresponde al 60% de la altura a la cruz. Forma una sola curva grande cuya punta cae entre las ancas tocando la grupa. Se tolera la cola que se dobla sobre un lado del cuerpo.
Considerados en conjunto, están bien aplicados al cuerpo y están bien aplomados
Vistos en conjunto, presentan huesos robustos y son paralelos entre sí. Vistos desde atrás, son verticales desde la punta del glúteo hasta el suelo.
Uniforme, rozando el suelo, ejecutado con soltura; durante el trote las pisadas son cortas y rápidas.
Está bien pegada a todo el cuerpo; presenta manchas oscuras y de color rojo vino especialmente sobre la espalda. El borde de los párpados, el tercer párpado y el borde de los labios son negros.
Es espeso, lustroso, brillante, de textura sedosa, cayendo hasta el suelo. Es muy largo sobre todo el cuerpo y recto sin rastro de ondulaciones o rizos. Debe sobrepasar en longitud la altura a la cruz y caer densamente hasta el suelo como una capa bien colocada sobre el tronco, del cual sigue la configuración sin abrirse, ni formar mechones. Se admiten los mechones sobre las extremidades anteriores, desde el codo hasta el pie, y sobre las extremidades posteriores, desde la rodilla hasta el pie. No hay capa interna de pelos. En la cabeza el pelo es muy largo, tanto sobre el hocico, donde se mezcla con el de la barba, como sobre el cráneo, donde cae hasta mezclarse con el de las orejas. El pelo de la cola cae de un solo lado del cuerpo, es decir sobre el flanco y sobre el muslo, y es tan largo que llega hasta el corvejón.
Blanco puro. Se admite el marfil pálido. Los tonos naranja pálido son admitidos a condición de que den la impresión de ser manchas. Esto, sin embargo, no es deseable y constituye una imperfección.
De 3 a 4 kg.
Cualquier desviación de los criterios antes mencionados se considera como falta y la gravedad de ésta se considera al grado de la desviación al estándar.
Nota: Los machos deben tener dos testículos de apariencia normal completamente descendidos en el escroto.
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