El Billy es una réplica exacta de los famosos perros blancos que formaban parte de las jaurías de la aristocracia francesa de los siglos XVI, XVII y XVII. Se cuenta que el Rey Carlos IX de Francia (1550-1574) tenía una hembra blanca a la que apreciaba tanto que incluso comía de su mismo plato. Tal era el amor procesado hacia su perra, que cuando ésta murió, el rey obligó a toda la corte a ir de luto.
Originario de Francia, el Billy actual se creó a finales del siglo XIX a partir del cruce de tres razas que hoy en día ya no existen: el Larye, el Céris y el Montemboeuf. Debido a su buen olfato, resistencia y rápidos reflejos, el Billy se utilizó en la caza a caballo de la liebre, el jabalí y el corzo. En la actualidad, aunque sea un perro muy apreciado, hay muchos menos ejemplares.
El Billy es un perro muy ardiente, valiente, lanzado y perspicaz. Es un purasangre hecho para galopar muy rápido durante largo tiempo. Se conoce que es muy ladrador, de grandes reflejos y un poco atolondrado.
El Billy es fuerte, ligero, musculoso y de línea elegante. Tiene las extremidades delanteras más importantes que las traseras. La cola es larga y fuerte y las orejas medianas y planas. Tiene un pelo raso, duro y a menudo un poco graso. El Billy puede ser de color blanco o blanco café con leche, o blanco con manchas naranja claro o limón en el manto.
El Billy es un perro de caza acostumbrado a los grandes espacios, se adapta con dificultad a la vida en la ciudad y es una raza que sólo perdurará mientras duren las jaurías. No acostumbra a ser un perro de compañía.
El Billy es un perro muy resistente y si se le prepara bien físicamente puede prevenir incidentes como la insuficiencia cardíaca.
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