En un principio el Boyero de Flandes (también llamado Bouvier des Flandres o Bouvier de Flandes) se utilizaba para conducir rebaños y como perro de tiro. En la actualidad se usa como perro guardián, perro de defensa o de vigilancia. Por su gran olfato también es utilizado como perro de de rastreo o mensajero.
Hay dos teorías sobre el origen del Bouvier des Flandres. Una afirma que la raza desciende del perro de las turberas, un animal salvaje que fue domesticado poco a poco por el hombre y la otra sostiene que en el siglo XVI este perro fue llevado Flandes por los españoles. A pesar de los diferentes puntos de vista, los especialistas creen que a lo largo del siglo XIX este perro recibió sangre de Barbet o del Pastor de Picardía.
El Bouvier de Flandes es muy enérgico, inteligente, tierno y reflexivo. Le encanta jugar y participar en las actividades de los adultos. Se ha de enseñar a los niños cómo tratar al perro, de esta manera se convertirá en un perro muy protector y delicado con ellos. El Bouvier es honrado, tiene una gran confianza en sí mismo y necesita la compañía humana, no le gusta que le dejen solo. El aburrimiento puede hacer que su carácter se vuelva compulsivo o destructivo.
El Boyero de Flandes es un perro fuerte, robusto y compacto. Lo caracterizan su barba, el mostacho y unas cejas frondosas levantadas. Tiene las orejas insertadas altas y en los países donde es legal, cortadas en forma de triángulo. La cola se le suele cortar hasta la segunda o la tercera vértebra y a veces nacen ejemplares sin ella. Su pelo tiene un aspecto desmelenado, siendo la capa exterior áspera y seca y el subpelo fino y espeso. El color puede ir de leonado a negro, incluyendo sal y pimienta, gris y atigrado.
Durante su crecimiento, el Bouvier des Flandres necesita un dueño firme pero no autoritario, hay que hacerle entender que no es él el que manda. La falta de liderazgo y de adiestramiento puede hacer que el perro desarrolle malos hábitos y comportamientos no deseables.
Es un perro hiperactivo y solo se siente a gusto cuando está al aire libre, lo ideal es tenerlo en un jardín donde pueda campar a sus anchas.
El Bouvier de Flandes goza de una salud de hierro aunque se pueden dar problemas de estómago, endometritis y quistes de ovario en las hembras.
Habiendo servido fielmente a los humanos durante miles de años, los perros son los compañeros más íntimos del hombre. Actualmente la F.C.I. reconoce más de 440 razas caninas y todas ellas comparten una virtud fundamental: su lealtad al hombre. No obstante, es cierto que cada raza tiene su propia personalidad y sus características.
La psicología de una raza puede comprenderse mejor en términos del trabajo para la que ha sido seleccionada. El Bouvier des Flandres pertenece al grupo de perros boyeros. Siempre ha sido un perro de trabajo, principalmente conduciendo ganado vacuno, pero es sin duda un perro completo que actuó como guardián del ganado y de la granja y que desempeñaba una interminable variedad de tareas. Para desempeñar todas estas arduas labores, el Bouvier debía ser lo suficientemente resistente y robusto como para vivir en el exterior bajo todo tipo de condiciones climáticas.
Los granjeros no querían perros especializados, sino perros que fueran eficientes como guardianes, vigilantes, pastores, boyeros, que tiraran de carros, que ayudaran en la elaboración de la mantequilla y que eliminaran a las alimañas. Además, los perros eran los compañeros de la familia del granjero. El Bouvier des Flandres también ha sido utilizado como perro militar o de guerra, y más específicamente como perro de ambulancia y como mensajero con gran éxito.
Actualmente, es un perro familiar y un guardián y protector de la propiedad, pero todavía tiene, o debería conservar, sus características mentales y físicas. Puede ser descrito como muy inteligente: no es de reacciones muy rápidas, pues se las piensa bastante. Es observador y adiestrable. Estos rasgos, junto con su fortaleza física, que es mayor que la de otras razas de perros pastores, hacen que sea un animal muy equilibrado. La impresionante versatilidad del Bouvier des Flandres le permite actuar como perro policía o de servicios, como perro rastreador, como perro lazarillo, etc. Además de su idoneidad para realizar estos trabajos, participa y desempeña un buen papel en todo tipo de actividades y competiciones caninas y en el adiestramiento especializado.
Para poder realizar, de forma efectiva, su trabajo como perro boyero y como ayudante del granjero, el Bouvier des Flandres necesita la capacidad física de un perro pastor, pero de una forma más fuerte y robusta. En los tiempos actuales, precisa estas mismas capacidades para así ser capaz de desempeñar su cometido como perro deportista de utilidad múltiple o como perro de servicios. De hecho, el aspecto físico y los rasgos del Bouvier des Flandres no son lupinos (parecidos a los de un lobo), sino más bien robustos, compactos y fuertes. Su constitución es la de un «bloque» sólido y resistente, lo que le confiere una impresión de fuerza. No obstante, no es pesado, con lo que puede mantener la flexibilidad y la movilidad. La cabeza es impresionante y el cuerpo es ancho, corto y está asentado sobre unas extremidades musculosas que tienen una osamenta fuerte.
En el pasado, fueron criados por su capacidad de trabajo, pero el creciente interés por las exposiciones caninas hizo que los criadores prestaran mayor atención a su aspecto. La impresión general del Bouvier des Flandres actual (especialmente de los ejemplares de exposición) es muy atractiva y singular. El «adorno» de la cabeza (específicamente la barbilla, con su barba áspera; el labio superior con su poblado bigote y las tiesas cejas) le dan el aspecto tosco tan típico de esta raza.
El Bouvier des Flandres es un perro fuerte y con una gran confianza en sí mismo. Su carácter y su honradez con el hombre son sus puntos fuertes. Su porte robusto le diferencia de otras razas de trabajo, de los perros pastores o de los boyeros. Su fuerza, resistencia, firmeza y temperamento equilibrado son muy característicos.
Son perros maravillosos, pero aun así no son la raza perfecta para todo el mundo. No olvide que los Bouvier des Flandres fueron criados para trabajar para la familia de granjeros. Su voluntad para aprender y complacer es bien conocida, pero también quieren compartir su hogar y su vida. Deberá prestar mucha atención a su cachorro de Bouvier des Flandres desde un buen principio. Debería enseñarle obediencia básica a diario en sesiones cortas, para que así esté bajo control en todo momento. Este adiestramiento no es opcional, ya que él necesita un verdadero líder. La falta de liderazgo y de adiestramiento puede hacer que el perro desarrolle malos hábitos y comportamientos no deseables.
La personalidad será, con toda seguridad, emprendedora, con confianza en sí mismo y formal. Un Bouvier des Flandres normal puede ser muy protector y, en mayor medida que otras razas, estar preparado para pelear o responder de forma agresiva en situaciones en las que crea que deba disuadir a los intrusos y proteger el hogar y la familia de su propietario. Sólo bajo su liderazgo aprenderá a evaluar las situaciones de forma correcta, para que así no nos encontremos con incidentes de los que nos podamos lamentar.
Recuerde que el aburrimiento puede ser causa de problemas, como los comportamientos compulsivos y/o destructivos. Su Bouvier des Flandres nunca debería estar aburrido, ya que de otro modo se buscará una ocupación: un pasatiempo que le mantenga entretenido y que podría ser muy desagradable o irritante para usted. Evite que se aburra haciendo cosas con él y manteniéndole ocupado. Llévele a pasear una vez cada día sujeto con una correa larga (de 3 a 4 metros) o con una correa extensible que le permita incluso una mayor libertad. Si es posible, llévelo a un campo vallado adecuado en el que su Bouvier pueda correr sin su correa puesta. Vaya a distintos lugares. Su perro disfrutará con estas salidas y con la estimulación añadida que supone la exploración de territorios desconocidos.
La necesidad de su Bouvier des Flandres de hacer ejercicio no es excesiva. Disfrutará dando largos paseos, aunque debe mencionarse que los Bouvier son perros bastante pesados y que mientras esté en su fase de crecimiento, no debería hacer mucho ejercicio y éste no debería ser demasiado agotador. Un recinto o jaula de gran tamaño en la que el cachorro pueda correr, saltar y jugar, además de descansar o dormir en una zona tranquila cuando se sienta cansado, resultará ideal.
Antes de tener en cuenta los inconvenientes de esta raza, examinemos las excepcionales cualidades de su carácter. El Bouvier des Flandres es un perro equilibrado, lo que le convierte en uno de los mejores (por no decir el mejor) perros pastores y boyeros. Si está buscando un perro que sea, por naturaleza, un excelente vigilante y guardián y al mismo tiempo un compañero o perro familiar ideal, deberá tener en cuenta esta raza. Es apacible, está atento, es inteligente, quiere complacer y está dedicado por completo a su amo o ama. Un añadido positivo es que todas estas cualidades se encuentran en un perro de trabajo excepcionalmente fuerte, que tiene una gran resistencia y vigor. La combinación de sus rasgos de personalidad y de sus características físicas hacen que sea capaz, con un adiestramiento adecuado, de sobresalir en muchas de las competiciones y deportes caninos, como el adiestramiento para la obediencia, el Agility, tirar de carros, las exposiciones de belleza, los programas de guarda o de defensa, el rastreo, el pastoreo, etc. Es excelente como perro policía o de servicios y desempeña un buen papel en varias actividades que requieren un adiestramiento especial.
El Bouvier des Flandres tiene mucho éxito en la prueba de trabajo llamada Schutzhund (perro de defensa) o, en sus regiones nativas, en el programa internacional de reglamentos de trabajo (IPO o Internationale Prüfungsordnung), que es la versión internacional, y ligeramente diferente, del Schutzhund. En algunos países, como en Holanda, participa en pruebas policiales y en el llamado «deporte de ring» (de Bélgica y Francia). No obstante, estas disciplinas incluyen no sólo el trabajo de obediencia y de rastreo, sino también el de protección o defensa y, por tanto, resultan controvertidas en la mayoría de los países de habla inglesa, ya que durante los ejercicios de defensa se enseña a los perros a atacar al «criminal» o «agitador» (que es un ayudante del trabajo de defensa vestido con un traje adecuado para esta prueba y que tiene la zona del brazo acolchada y lleva un palo blando).
El Bouvier des Flandres siempre está dispuesto a trabajar, pero también es muy juguetón. Aun así difiere de otras razas caninas de trabajo en que su talante es más sereno, calmado y serio. Aunque se puede ver un comportamiento excitable en muchas razas (incluyendo otras razas de trabajo y de pastoreo), ésta se distingue por su bajo nivel de irritabilidad o de excitabilidad. Su talante es más tranquilo y plácido que el de otros perros que trabajan con el ganado y que el de la mayoría de razas de trabajo y de perros pastores.
Aunque siempre está listo para la acción cuando es necesario, el Bouvier no es impetuoso. Por ejemplo, esperará, en primer lugar, a ver en qué dirección salta el gato. Debido a ello, algunos adiestradores encuentran que es bastante lento a la hora de pasar a la acción. No obstante, este rasgo también constituye una gran ventaja, ya que permite que el propietario de un Bouvier des Flandres evite mejor una situación posiblemente peligrosa tranquilizando al perro antes de que sus emociones se vuelvan incontrolables. Así pues, debido a su carácter relajado, resulta más fácil controlar al Bouvier que a otras muchas razas de trabajo.
Los inconvenientes del carácter del Bouvier des Flandres están relacionados con su fortaleza en el caso de muchos ejemplares, a su carácter estable y con una gran confianza en sí mismo, y a que es bastante independiente y tozudo y, a veces, dominante e incluso agresivo. El Bouvier des Flandres puede, a veces, gruñir, ladrar de forma amenazadora o mostrar otras conductas agresivas, pero suelen estar dirigidas, casi siempre, a los gatos u otros animales pequeños. Puede mostrar un comportamiento agresivo de menor intensidad hacia otros perros y los desconocidos, y más raramente hacia los miembros de la familia. Sin embargo, puede resistirse al control o al dominio y, como consecuencia, necesita un liderazgo firme.
Ladrar es una reacción normal para un perro observador. Un perro de vigilancia ladra para alertar a sus propietarios y para proteger a su familia, su propiedad, su hogar, su coche, etc. No obstante, cuando su cachorro ladre durante horas y horas al dejarle solo en casa, la razón subyacente será la soledad, que recibe, hablando con mayor propiedad, el nombre de ansiedad por separación. Los ladridos excesivos pueden y deben evitarse mediante un adiestramiento adecuado, pero esto no supone un problema en el caso de los Bouvier des Flandres.
En cuanto al carácter y al temperamento, es posible que existan grandes diferencias individuales, incluso dentro de una misma raza. Los Bouvier des Flandres son, en general, bastante serenos y meditabundos. Si su ejemplar muestra un comportamiento excitable puede corregirlo intentando siempre mantenerse calmado y tranquilo, permitiendo que el perro gaste energía haciendo mucho ejercicio y evitando cualquier actividad que desencadene un comportamiento excitable.
Si es un adiestrador canino experimentado y adquiere un Bouvier des Flandres, no es necesario decir que está realizando una excelente elección. Sabemos que actualmente sólo unos pocos son utilizados para llevar a cabo su tarea original (el trabajo como pastor o boyero), pero es seguro que se encuentran entre las razas caninas con más talento. Se les puede adiestrar hasta la consecución de altas cotas en todo tipo de disciplinas deportivas, como la obediencia, el rastreo, el deporte de ring y los programas de defensa, y para todo tipo de pruebas de trabajo, de ejercicios y de actividades relacionadas con todo ello.
Aparte de las disciplinas del adiestramiento de las actividades mencionadas, las exposiciones de belleza se han vuelto muy populares entre los propietarios de Bouvier des Flandres. No obstante, si quiere exhibir a su perro, debe tener presente que sólo podrá tener éxito si está en buena forma y si posee (con un buen grado de calidad) las características físicas y mentales deseables. Participar en una exposición canina de belleza puede ser emocionante, pero en el caso de que su perro no tenga éxito puede resultar muy decepcionante. Las exposiciones de belleza no son algo que esté hecho para todo el mundo, y un propietario novato debe decidir si tiene la intención de exhibir a su perro en estas exposiciones antes de adquirir al cachorro. Un criador que sepa que tiene usted la intención de presentar a su perro en las exposiciones de belleza le venderá un cachorro con un buen potencial para las mismas y que sea prometedor en cuanto a su correcta conformación física. Frecuentemente, los cachorros tienen pequeñas faltas que, aunque no afectan a su capacidad para ser unas mascotas excelentes, hace que resulten menos deseables para su exhibición en las exposiciones de belleza.
Muchos propietarios inician su interés por la exhibición de sus Bouvier des Flandres en las exposiciones caninas de belleza. Esto es algo natural, ya que si se tiene un ejemplar hermoso se sentirá, con total derecho, orgulloso y querrá dar muestra pública de esta satisfacción. No es necesaria ninguna habilidad especial para presentar al perro, pero éste debe ser mantenido en buen estado y tener un pelaje bien cuidado y acicalado, y el animal no debe ser tímido, agresivo ni nervioso. Al exhibir a un Bouvier des Flandres nunca subestime la importancia del pelaje, que debe estar perfectamente acicalado. El acicalado del perro tenido como mascota requiere tiempo, regularidad y pericia, pero el acicalado para las exposiciones de belleza también requiere una habilidad casi profesional, además de exigir mucho tiempo y ser caro. Un Bouvier des Flandres nunca podrá ser exhibido con éxito en una exposición de belleza si su pelaje no está en perfecto estado.
El adiestramiento es de enorme importancia, ya que los jueces no tolerarán a los animales díscolos. Asista a una exposición canina para aprender el protocolo y para conocer a los presentadores. Antes de inscribir a su ejemplar, le aconsejamos que le adiestre para su exhibición en el ring, además de enseñarle las buenas maneras que deberá mostrar mientras esté siendo exhibido. Si va a presentar usted a su perro, también deberá aprender la forma de hacerlo. Tendría que estudiar, además, el estándar de la raza del Bouvier des Flandres para así saber qué buscan los jueces en un «ejemplar perfecto». Unas clases para el ring, para así iniciar al propietario y al perro en la forma de actuar en las exposiciones de belleza puede suponer una enorme diferencia para el presentador novato.
Aunque no esté interesado en las exposiciones caninas, el adiestramiento avanzado, las distintas pruebas, etc., el Bouvier des Flandres seguirá siendo una excelente elección como mascota y perro para la familia. De hecho, la gran mayoría de ellos son tenidos, simplemente, como mascotas, ya que esta raza tiene, ciertamente, muchas cualidades encantadoras que ofrecer a sus propietarios. No obstante, no se puede subrayar suficientemente que, en el caso del perro tenido como mascota, especialmente uno con una personalidad fuerte y la mente independiente como la del Bouvier, el adiestramiento básico no es algo opcional. Es más bien una obligación hacer que resulte un compañero adecuado en el hogar. Si le deja crecer sin orientación, el Bouvier creará sus propias reglas.
Algunas de las cualidades conocidas que hacen que el Bouvier des Flandres sea un maravilloso compañero y miembro de la familia son:
No obstante, y sin importar las maravillosas cualidades que posee esta raza, el aspirante a propietario debe también tener en cuenta lo siguiente a la hora de adquirir un Bouvier:
Debe dejarse muy claro que el impresionante aspecto de esta raza, especialmente en el ring de las exposiciones caninas de belleza, es el resultado de muchas horas de acicalado profesional. De hecho, su aspecto natural (no acicalado) es el de un perro de granja barbudo con suciedad pegada a su pelaje. Uno debe darse cuenta de que su verdadera belleza reside en su personalidad. Tienen la reputación de ser buenos perros para la familia. Establecen fuertes vínculos con ella. Son buenos guardianes y no resulta necesario adiestrarles para que muerdan o ataquen para realizar su trabajo de forma efectiva. En lugar de eso, son más bien guardianes de tipo «disuasorio». Su tamaño y su tranquilo aplomo pueden resultar muy intimidadores. El color oscuro de su capa y su aspecto robusto, barbudo y casi bestial tienen un efecto tan disuasorio, que los posibles intrusos o ladrones deciden retirarse rápidamente y buscar «víctimas» más fáciles.
Los Bouvier des Flandres son excelentes con los niños, a los que, por supuesto, deberemos enseñar cómo tratar al perro. De otro modo, podrían darse graves problemas. Lo que sucede con demasiada frecuencia es que se da una mala reputación a la raza. Todos hemos podido oír que es feroz y que se vuelve peligroso a medida que envejece, además de otras calumnias de este tipo. No obstante, encontraremos que este tipo de falsos comentarios los realizan personas que nunca han tenido un Bouvier des Flandres. Por el contrario, he podido oír con frecuencia que la gente que ha tenido uno no puede acostumbrarse a ninguna otra raza. Tras el áspero ladrido de este robusto boyero hay un corazón de oro. Durante mis 50 años de implicación en las actividades caninas, nunca he oído de ningún Bouvier des Flandres que haya mordido a un niño o a su amo.
Los Bouvier des Flandres son inteligentes, adaptables y protectores. Estos atributos le aseguran su progreso continuo y su creciente popularidad en las exposiciones caninas, su participación en numerosas pruebas, en el adiestramiento o el trabajo especializado y, para su selección como mascotas sumisas y hermosas. La raza ha adquirido, una envidiable reputación por su temperamento equilibrado y la fortaleza de su carácter forjados a través de muchas generaciones de utilización como perro de trabajo. Más importante que su obediencia, su intelecto y sus servicios al hombre es su legendaria lealtad. Cuando le proporcione la educación, los cuidados y el cariño adecuados, su Bouvier le dará su lealtad, su discreto (aunque inmenso) cariño y la fidelidad incondicional que le han hecho famoso en todo el mundo.
En 1982, con ocasión del centenario de la Real Sociedad Canina Saint- Hubert, Justin Chastel, el arquitecto y fundador del Bouvier des Flandres actual, escribió lo siguiente en un artículo dedicado a su querida raza: «Creemos que, a pesar de la difusión del Bouvier des Flandres por todo el mundo, la raza no es siempre valorada en su justa medida».
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Los orígenes exactos de muchas razas nunca han sido documentados o se dice que están enterrados en la historia, ya que estas razas existían antes de que comenzara el interés por los perros de pura raza. En el caso de algunas razas, podemos conocer el origen de su historia y podemos documentar su evolución fácilmente. Por fortuna, en el caso del Bouvier des Flandres disponemos de mucha información sobre los inicios de esta raza, aunque sigue siendo bastante difícil llegar hasta sus orígenes exactos.
La palabra bouvier viene del francés y significa «persona que se ocupa de los bovinos»; así pues, significa «cuidador de vacas (boyero)» y, como derivación, «perro para vacas». Esto tiene el mismo significado que la palabra holandesa Koehond. Al utilizar el nombre Bouvier nos referimos, sobre todo, al Bouvier des Flandres, aunque existen otras muchas razas utilizadas como perros boyeros.
Al Bouvier des Flandres se le han dado muchos nombres flamencos característicos, como «Boever» (del francés bouvier), «Pikhaar» (pelo áspero) o «Pik», que hace referencia al pelo duro o áspero, y «Vuilbaard» (barba sucia), lo que hace referencia, por supuesto, a su barba y bigote, que quedan empapados de agua cuando el perro bebe y, por tanto quedan «sucios».
El nombre completo y oficial de esta raza es Bouvier des Flandres, que significa «perro de Flandes para vacas o bovinos». En holandés, la raza recibe el nombre de «Vlaamse Koehond» (perro flamenco para vacas) o «Vlaanderse Veejdrijver» (boyero de Flandes). Como su nombre indica, el Bouvier tuvo su origen en Flandes que, durante la Edad Media, era un condado que ocupó territorios del departamento Nord de la Francia actual, las provincias belgas de Flandes occidental y oriental y la provincia holandesa de Zelanda. Como el Bouvier tuvo su origen en Flandes, que era belga además de francés, se considera que la raza es tanto belga como francesa. Como consecuencia, tanto Francia como Bélgica son responsables del mantenimiento del estándar oficial de la Fédération Cynologique Internationale (FCI) para esta raza.
Se sabe que los monjes han puesto los nombres de santos a ciertas razas, como el San Bernardo y el de la raza belga conocida como Perro de San Huberto (Bloodhound). Sabemos, gracias a las investigaciones de Louis Huyghebaert, una importante autoridad belga del mundo canino que publicó, en 1948, la historia del Bouvier en la revista belga L'Aboi (que significa «el ladrido»), que los monjes de la abadía de Ter Duinen fueron los primeros criadores de Bouvier. También dice que en esos tiempos, los Bouvier eran demasiado comunes y rústicos (bastos y nada refinados) como para que se les pusiera el nombre de un santo.
La abadía Ter Duinen fue fundada en 1107 en Coxyde, en la costa occidental de aquel condado. Se convirtió en la mayor y más famosa abadía de Flandes. Los monjes disponían de su propia flota e importaban perros de Inglaterra, especialmente lebreles grandes, de color gris atigrado y de pelaje áspero, que se decía eran Deerhound e Irish Wolfhound. Los perros importados fueron cruzados con los perros de las granjas de la región. A través de la cría selectiva, se obtuvo un perro grande de pelaje áspero que se cree es el antecesor del Bouvier des Flandres. Estos predecesores del Bouvier eran excelentes perros de guarda y de defensa y eran boyeros muy eficaces.
Hasta 1900, no se conoce mucho de la evolución del Bouvier des Flandres. Ayudaba a los granjeros en las tareas generales y actuaba como pastor de bovinos, y sabemos, a partir de personas que vivieron a principios del siglo XX, que la vida que llevaba no era envidiable ni alegre en absoluto: de hecho, llevaba una vida bastante desdichada. Tenía que trabajar día y noche, y las tareas que tenía que desempeñar eran arduas y agotadoras. Era capaz de realizar su trabajo gracias a su fuerza, su resistencia, su pelaje que le protegía de las inclemencias climáticas y, quizá, gracias a su carácter y temperamento diligentes.
Entre las tareas del Bouvier estaban la guarda, el conducir al ganado, el transporte y su trabajo en la producción en la industria láctea. Como animal de tiro, arrastraba carros que transportaban leche y queso y hacía girar piedras de molino. Se dice que los granjeros cortaban la cola a los perros para prevenir las heridas y para hacer que resultara más fácil colocarles un arnés, utensilio necesario para su trabajo de tiro. Las orejas del Bouvier eran cortadas para así mostrar que era un perro de trabajo y no una mascota, ya que en esa época sólo se pagaba un impuesto por los perros tenidos como mascotas. El Bouvier no entraba en la casa de su amo: cuando no estaba trabajando permanecía encadenado fuera de casa, como perro de vigilancia, un trato que actualmente está prohibido por la ley.
La vida del Bouvier como perro de granja era desdichada y penosa: era, realmente, una «vida de perros». Muchos aficionados al Bouvier se quejan: «¿Dónde se ha ido su aspereza?», refiriéndose con la palabra «aspereza» a la de su pelaje, su comportamiento y su carácter. Hace tiempo, todo y todas las personas con las que se encontraba se caracterizaban por su aspereza y su brusquedad: el campo, el clima, el granjero y el trabajo para el que era utilizado. ¿Cómo, si no, podría arreglárselas con todo esto y sobrevivir? Siendo, por supuesto, áspero: pero... ¿acaso se ha convertido en un «blandengue»?
En cierto sentido, podemos admitir que ha cambiado, aunque sólo en cierto grado y debido, en parte, a la mejora de sus condiciones de vida. Es cierto que su pelaje, junto con su carácter, se volvió más suave. Actualmente es menos tosco y porfiado y es más amistoso. Quizá, y en primer lugar, porque se ha convertido en un perro familiar. No obstante, estamos totalmente seguros de que actualmente es mucho más feliz: está bien alimentado, bien acicalado y bien cuidado. Ésta es su recompensa por la vida que tuvieron que soportar sus antepasados sin quejarse, llevando a cabo, obediente y voluntariamente, tantas tareas arduas. Creemos que ya se ha ganado el cielo en la tierra.
Los documentos sobre el origen y evolución de la raza están muy fragmentados, pero sabemos que alrededor de principios del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial, el Bouvier fue cruzado con el Pastor de Brie y el Pastor de Picardía. Fue muy importante la exposición internacional de Bruselas, celebrada del 21 al 23 de mayo de 1910, aunque la raza Bouvier des Flandres sólo estuvo representada por dos ejemplares: el macho Rex (padre: Pic, madre: Bella) y la hembra Nelly (padre: Beer, madre: Sarah), ambos propiedad de Mr. L. Paret, de Gante. Fueron valorados por Mr. L. Huyghebaert, que quedó, como era de esperar, impresionado por la calidad de estos perros. En un artículo publicado en L'Aboi en 1948, 38 años después de la exposición, seguía recordando la valoración de estos dos ejemplares y hacía comentarios sobre su excelente carácter y repetía lo que había dicho hacía décadas: que el Bouvier debería ser de aspecto bronco y rústico, como un «bloque», y nunca elegante. Se considera que Mr. Paret asentó, con el macho Rex y la hembra Nelly, parte de las líneas fundadoras del Bouvier des Flandres actual.
Durante los siguientes años, seguían existiendo variedad de tipos y de nombres para la raza, aunque, principalmente, había dos tipos destacables, que eran el tipo Paret y el tipo Moerman (Roeselare). Los ejemplares del tipo Paret eran leonados o gris-atigrado, tenían un tórax amplio, las costillas arqueadas, la cabeza corta, el cráneo ancho y el hocico puntiagudo. El macho tenía una talla de 60-65 cm. No obstante, y muy frecuentemente, carecían de una buena proporción y, en lo que respecta a la cabeza, el cráneo ancho y el hocico puntiagudo no guardaban la armonía.
Mr. Moerman era un granjero que vivía en Roeselare. Sus Bouvier, del tipo Roeselare, eran animales grandes, cuya talla oscilaba entre los 65 y los 70 cm, tenían el cuerpo corto y unas cabezas normales para esta raza debido a su ancho hocico. Por otro lado, les faltaba profundidad torácica y eran de patas largas. Eran de color negro o negro-atigrado.
Para ser completos, debemos mencionar que existía un tercer tipo, pero era menos interesante, y que también formó parte de la base del Bouvier des Flandres actual: se trataba del tipo Briard.
Hubo vehementes disputas durante años que dificultaron el desarrollo de esta raza. Los puntos de controversia implicaban la textura y el color de la capa y la talla de los perros. Mr. Paret afirmaba que los ejemplares de Moerman (grandes y de color negro) eran «Bouvier de Roeselare» y que no eran, bajo ningún concepto, «Bouvier des Flandres».
Todos estos tipos contribuyeron al desarrollo del Bouvier, pese a que es difícil decir cuánto colaboró cada uno de ellos, aunque parece ser que el pelaje áspero fue aportado a la raza por el tipo Paret, y el color oscuro y la compacidad (cuerpo cuadrado, caja torácica espaciosa y cabeza fuerte) por el tipo Moerman. También se pone de evidencia que el origen del Bouvier des Flandres actual debe buscarse en lo que hoy día son las provincias de Flandes occidental y oriental, donde están situadas, respectivamente, las ciudades de Roeselare y Gante.
La confusión y los desacuerdos en cuanto al origen y al tipo único deseado para la raza también se reflejan en el desarrollo del estándar. Los primeros estándares se desarrollaron, por parte de la Sociedad Canina Nacional Belga (una organización no afiliada a la FCI que, por cierto, tiene su sede en Bélgica), en 1912: uno para el Bouvier des Flandres y otro para el Bouvier de Roeselare. Además, en 1912, la Real Sociedad Canina St. Hubert redactó un estándar para el Bouvier de Roeselare. En este estándar el negro era un color admitido. En 1913, el Bouvier fue reconocido por la Société Centrale Canine francesa, pero no queda muy claro a qué tipo de Bouvier se referían.
Las Guerras Mundiales se cobraron su precio con el Bouvier, pero afortunadamente, gracias a los criadores dedicados a él, la raza sobrevivió. El rápido progreso tras la adopción del estándar de la raza en 1912 se detuvo con la Primera Guerra Mundial. En 1918 casi todos los Bouvier habían desaparecido, ya que su patria era un territorio completamente devastado. Sólo sobrevivieron unos pocos ejemplares. Quizá podamos consolarnos un poco por el hecho de que, durante esta guerra, la raza fue utilizada como perro militar y, más concretamente, como perro para las ambulancias y como mensajero.
Tras la guerra, la recuperación de la raza fue muy dificultosa. En las exposiciones caninas generales sólo podían verse unos pocos Bouvier. De todos modos, merece especial mención la Exposición Olímpica de Amberes de 1920, donde estaban presentes 16 Bouvier, entre ellos el legendario macho Nic, que siempre obtenía el primer lugar y que se convirtió en campeón belga en 1921. Nada se sabe de los orígenes de Nic, pero sabemos que era propiedad de un aficionado al Bouvier que residía cerca de la ciudad de Poperinge (en el sur de Flandes occidental) y que fue comprado durante la guerra por el entonces capitán y veterinario del ejército belga Barbry. Nic fue adiestrado como perro militar, especialmente como «perro de trincheras» y sirvió en el ejército durante tres años. Tras la guerra, fue a parar al criadero Sottegem, propiedad del hermano del ya comandante Barbry y, después, al criadero «de la Lys», propiedad de Mr. Gryson. Este criadero fue el más importante durante el periodo posterior a la guerra, y Ch. Nic, uno de los pocos supervivientes de la Primera Guerra Mundial, es el más famoso antepasado de la raza y se le considera el macho fundador del Bouvier des Flandres actual. Nic murió en 1926, pero dejó muchos buenos descendientes.
Tras la guerra, las disputas y los desacuerdos sobre el tipo y la capa correctos, y especialmente la presionante necesidad de criar y seleccionar un tipo uniforme de Bouvier, no se detuvieron. No obstante, se lograron progresos, y el 25 de abril de 1937 una comisión franco-belga formada por jueces reputados de ambos países redactó conjuntamente un estándar muy preciso para el único y verdadero Bouvier des Flandres.
Desgraciadamente, el nuevo estándar y todos los esfuerzos para poner fin a las disputas y controversias no trajeron consigo la unanimidad, y menos de tres años después estalló la Segunda Guerra Mundial. Esto supuso otro periodo de lucha para la supervivencia del Bouvier. Una vez más, el estrago que sufrió la raza fue terrible. En todo el mundo, las consecuencias fueron muy graves, y la existencia de esta raza estuvo en peligro. Sin embargo, y una vez más, el Bouvier sobrevivió.
La recuperación de la raza progresó lentamente, pero los criadores estaban comenzando a hacer verdaderos progresos en dirección hacia un tipo correcto. Pasó mucho tiempo antes de que hubiera unanimidad en cuanto al aspecto y tipo deseables para el Bouvier, hasta que se pudo considerar que la raza estaba «fijada genéticamente» (que tenía un tipo establecido). Hacia 1963, los esfuerzos de los criadores dieron sus frutos, ya que las sociedades caninas dedicadas al Bouvier adoptaron, conjuntamente, un único estándar, que fue aceptado por la Fédération Cynologique Internationale en 1965.
Nos sentimos obligados en este capítulo sobre la historia del Bouvier a destacar la contribución de algunas importantes personalidades del mundo canino belga para con el Bouvier des Flandres. En primer lugar, tenemos a Mr. Félix Verbanck, juez internacional muy respetado y criador dedicado que no sólo fue secretario de la sociedad canina belga del Bouvier durante mucho tiempo, sino que también fue un gran promotor de esta raza. Actuó como consejero para todos los criadores de Bouvier, incluyendo a los de EE.UU. De acuerdo con Mr. J. Du Mont, Mr. Verbanck es, en verdad, el «realizador» de esta raza.
Mr. Verbanck no ahorraba elogios cuando alababa los méritos de Mr. Justin Chastel, propietario del criadero «de la Thudinie». Dijo que Mr. Chastel había sido el creador del Bouvier actual y que sus líneas eran de una calidad tan característica que se habían convertido en el estándar para el tipo de la raza. Mr. Chastel hizo su aparición en el mundo de esta raza en 1930, cuando su padrino le regaló un Bouvier. El primer Bouvier que llevó el nombre de su criadero fue Lucifer de la Thudinie. En 1943 crió a Soprano de la Thudinie que era, como él dijo, «su mejor creación». Soprano obtuvo una larga serie de títulos de campeonato.
Durante los siguientes años, los Bouvier «de la Thudinie» dominaron gradualmente las exposiciones caninas y figuraron en los pedigrees de los mejores Bouvier de todo el mundo. Chastel también se convirtió en un asesor y en una autoridad influyente, y siempre ponía énfasis en el carácter trabajador de esta raza. Publicó sus principios y sus puntos de vista en su obra monográfica sobre la raza, titulada Le Bouvier des Flandres, hier et aujourd'hui (El Bouvier des Flandres, ayer y hoy).
En la actualidad, mucha gente está preocupada por el carácter de la raza, el pelaje suave y el excesivo corte de pelo de los ejemplares de exposición. Así pues, resulta de lo más interesante leer, por ejemplo, el siguiente fragmento de uno de los artículos de Chastel sobre el carácter de la raza: «el Bouvier no tiene nada de dandi. Su encanto reside, en gran parte, en su carácter. Observe su mirada casi humana a través de sus peludas cejas. Si perdiera esta cualidad, ¿que le quedaría?».
Otro famoso criador, que trabajó con Chastel y que exportó muchos ejemplares a EE.UU. desde principios de la década de 1960, fue Félix Grulois, propietario del criadero «du Posty Arlequin». Este criadero fue fundado en 1954 y sigue existiendo en la actualidad.
Muchos aficionados no saben que después de 1910 se desarrolló un Bouvier de menor tamaño: el Bouvier des Ardennes. Al igual que el Bouvier des Flandres, el de las Ardenas es un perro boyero de constitución compacta y de pelaje áspero, pero tiene unas orejas que sin ser cortadas le quedan tiesas. En 1948, en un artículo sobre la historia de la raza, Louis Huyghebaert escribió que su Bouvier, que también habría podido ser llamado «Bouvier pequeño», podía ser considerado como un intermedio entre el perro pastor y el Bouvier pesado y corto. Algunos «expertos» han escrito en artículos que esta raza desapareció, y algunos incluso quieren hacer creer que nunca existió. Esto es algo totalmente falso. Esta raza, que tuvo su origen en las provincias belgas de Lieja y Luxemburgo, está reconocida por la FCI, que publicó su estándar oficial. Incluso en la actualidad, el Bouvier des Ardennes, que es más flexible y ágil que el Bouvier des Flandres, es utilizado por los granjeros y los pastores para conducir y cuidar al ganado. Lo más probable es que el Bouvier des Ardennes sea «el último verdadero perro boyero en activo en Europa occidental»: esto es, sin duda, un título de lo más envidiable y honroso.
Aunque en Gran Bretaña ya hacía tiempo que se habían traído e inscrito cachorros en el libro de orígenes genealógico, la raza se asentó en realidad en 1972 con muchas importaciones del famoso criadero «de la Thudinie». En 1980 se fundó el Bouvier des Flandres Club of Great Britain, y éste fue oficialmente reconocido por el Kennel Club de Inglaterra. Se importaron ejemplares de Holanda (del famoso criadero «van Dafzicht») y de EE.UU. A partir de 1981, la popularidad de la raza fue aumentando firmemente, el número de inscripciones en el libro de orígenes genealógico incrementó y se exhibieron, de forma regular, más Bouvier des Flandres en las exposiciones caninas. En 1988, esta sociedad canina organizó su primera prueba de carácter. Ese mismo año, y por primera vez, la raza obtuvo Certificados de Desafío en la exposición canina de belleza Crufts, haciendo que pudiera obtener títulos de campeón.
Se dice que los primeros Bouvier llegaron a EE.UU. con la vuelta de los soldados de infantería tras la Primera Guerra Mundial, pero estos perros no tuvieron ningún impacto sobre la historia de esta raza en ese país. No obstante, podemos asumir que, a lo largo de los años, los inmigrantes belgas, franceses y holandeses llevaron Bouvier a EE.UU., pero incluso su posible contribución en la cría de esta raza no ha sido documentada.
En 1929 el Bouvier des Flandres fue oficialmente reconocido como raza por el American Kennel Club (AKC), y en 1931 se admitió su inscripción en su libro de orígenes genealógico. El American Bouvier des Flandres Club fue fundado en 1963 y se convirtió en una sociedad canina miembro del AKC en 1971.
Hasta la Segunda Guerra Mundial, los Bouvier des Flandres eran importados regularmente de Europa, pero el número de inscripciones era bajo. La verdadera historia de la raza en EE.UU. empezó en 1942 con la llegada de Miss Edmée Bowles y su Bouvier Belco. Miss Bowles, que había nacido en Flandes (Amberes, Bélgica, el 22 de junio de 1899), fue miembro de la resistencia durante la guerra y huyó de su hogar debido a la invasión alemana. Había asentado su criadero «du Clos des Cerbères» en Schilde (cerca de Amberes) en 1932, pero tras su llegada a EE.UU. inició una nueva vida y estableció su hogar en Collegeville (Pennsylvania). Actualmente se la reconoce como la fundadora de esta raza en EE.UU.
El nombre del criadero de Miss Bowles es de lo más original. «Clos» significa «finca vallada» y Kérberos (Cerbero) era, en la mitología griega, el perro de tres cabezas que vigilaba la entrada del infierno. En francés, como en español, «cerbero» significa, metafóricamente, «guardián severo e indomable».
Se importaron animales reproductores europeos de forma regular, principalmente de Bélgica, Holanda y Francia, y la popularidad de la raza aumentó ostensiblemente desde finales de la década de 1960, creciendo constantemente las importaciones de perros. En Norteamérica, los ejemplares del criadero «de la Thudinie» de Justin Chastel, junto con los mundialmente famosos ejemplares «du Posty Arlequin» de Félix Grulois, fueron muy abundantes y se adaptaron rápidamente. No obstante, desde 1980, y como consecuencia de la increíble popularidad del Bouvier des Flandres en Holanda, las importaciones y las líneas holandesas se volvieron predominantes.
En Canadá, la primera camada de Bouvier des Flandres fue inscrita en el libro de orígenes genealógico en 1960 y, actualmente, la imagen y la reputación de la raza en este país son muy buenas. Es realmente apreciado por su gran versatilidad, principalmente como perro de trabajo, pero también como perro de exposición y como mascota familiar.
Debemos mencionar que uno de los mejores, si no el mejor, embajador y promotor del Bouvier des Flandres en el mundo de habla inglesa, pero también en otros países, es el criador, adiestrador, publicista canino y escritor estadounidense James R. Engel. Ha establecido contactos por todo el planeta con importantes personalidades del mundo del Bouvier des Flandres. Sus esfuerzos por la promoción de esta raza, especialmente como perro de trabajo, son de un valor incalculable.
En la mayoría de los países de la Europa continental hubo un constante aumento en la popularidad del Bouvier des Flandres durante las últimas décadas del siglo XX. La raza es, por supuesto, muy importante en sus dos países de origen (Bélgica y Francia) y también es extremadamente popular en Holanda.
En Bélgica, en lo que respecta al número de inscripciones anuales en el libro de orígenes genealógico, el Bouvier des Flandres ocupa el tercer lugar, después del Pastor Alemán y el Belga. Durante la última década del siglo XX, se inscribieron, aproximadamente, 1.100 ejemplares anuales de la raza en el libro de orígenes genealógico. La sociedad canina belga del Bouvier des Flandres, que fue fundada en 1922, es una de las sociedades caninas más activas en Bélgica.
En Holanda, a principios de la década de 1980, el Bouvier des Flandres fue la raza más popular: más incluso que el ubicuo Pastor Alemán, lo que en Europa parecía algo increíble. En 1984 se inscribieron más de 10.000 ejemplares en el libro de orígenes genealógico. Esta cifra fue disminuyendo gradualmente, pero en los últimos años la raza sigue siendo la número cinco en cuanto a popularidad. Debido a esta circunstancia, Holanda comenzó a adquirir una posición predominante, a nivel internacional, en el mundo del Bouvier des Flandres. Las líneas y los criaderos holandeses (como «van Dafzicht», «van de Overstort», «van het Molengat», «van de Vanenblikhoeve» y otros) se hicieron famosos y se exportaron muchos ejemplares a EE.UU. No obstante, surgieron algunas disputas y problemas cuando pareció que había dos tipos de Bouvier: el de exposición y el de trabajo, que difieren en cuanto a su carácter, estructura corporal y pelaje.
A principios de la década de 1970, los jueces hablaron del llamado tipo holandés y el tipo francobelga. Pensamos, no obstante, que este «problema» no debería exagerarse. Sabemos que, hace muchos años, los tipos existentes convergieron hacia un único tipo: el único y singular Bouvier des Flandres. Además, todo experto en esta raza debe admitir que el tipo holandés posee cualidades que suponen mejoras para esta raza y que, actualmente, ya se han dado muchos pasos importantes en pos de la unificación del tipo.
En cuanto al carácter de los Bouvier des Flandres actuales, nos encontramos con que no son tímidos ni agresivos, sino que tienen una gran confianza en sí mismos. Está mejor adaptado a la vida como compañero sociable y a las nuevas necesidades de nuestra sociedad, cada vez menos preocupada por los perros aunque, ciertamente, no es un «blandengue».
En Francia, el Bouvier des Flandres no se encuentra entre las razas más populares, aunque es muy apreciado y tiene muy buena reputación como perro de trabajo y de guarda y muy adecuado para la familia. El club francés de esta raza es muy activo y publica una revista informativa.
En Alemania, el número de inscripciones anuales en el libro de orígenes genealógico es bastante desalentador: poco más de 200. Sin embargo, muchos aficionados entusiastas de esta raza la están promocionando a través de todo tipo de actividades y mediante la revista trimestral de la sociedad canina de esta raza: Bouvier aktuell.
En los países escandinavos, en España y en Italia, la raza es muy conocida y apreciada. Son pocos los ejemplares de la raza nacidos en estos países, aunque en algunos se organizan especiales o monográficos de la raza.
Si deseas saber más sobre el Bouvier des Flandres te recomendamos la publicación de la editorial Hispano Europea Bouvier des Flandres Serie Excellence:
Este es un perro compacto, de cuerpo corto y fornido y miembros fuertes y bien musculosos. Da una impresión de fortaleza, pero sin apariencia de pesadez.
Durante el reposo, el Bouvier de Flandes será juzgado en posición natural, sin contacto físico con el presentador.
La longitud del cuerpo, desde la punta del hombro, hasta la punta del glúteo, debe ser visiblemente igual a la altura a la cruz. Las proporciones de la longitud del cráneo con relación a la longitud del hocico, son de 3 a 2.
El Bouvier de Flandes posee el carácter calmado y racional del sensato audaz. Su mirada ardiente revela inteligencia, energía y valentía. Debe conservar completamente sus aptitudes para el trabajo. Cualquier desviación que perjudique alguna de éstas deberá ser penalizada.
Es de apariencia maciza, la barba y los pelos tactiles la acentúan aún más. Está proporcionada al cuerpo y al tamaño del perro. Al palparla se nota su forma claramente delineada.
Bien desarrollada y plana, ligeramente menos ancha que larga. Las líneas superiores del cráneo y de la frente son paralelas. El surco frontal es apenas marcado.
Debe tener soltura y ser suficientemente levantado. Es fuerte, musculoso, agrandándose gradualmente hacia la región de los hombros. Su longitud es levemente inferior a la cabeza. La nuca es fuerte y un poco arqueada. No hay presencia de papada.
Fuerte, robusto y corto.
Se presenta relativamente alta. Debe encontrarse en el alineamiento de la columna vertebral. Los perros que nacen sin rabo no pueden ser penalizados por esto. La cola debe cortarse la misma semana en que nace el perro, dejando dos o tres vértebras. En los países en los cuales se prohíbe la caudectomía, se admite la cola entera.
En conjunto, el Bouvier de Flandes debe ser lo suficientemente proporcionado como para permitir un movimiento suelto, libre y altivo. El paso y el trote son los movimientos usuales, aunque a veces se encuentran perros con ambladura. Durante el trote habitual, el Bouvier de Flandes se encubre.
Está bien adherida al cuerpo, sin flacidez excesiva. El borde de los párpados y de los labios es siempre bien oscuro.
Es bien tupido. El pelo de la superficie y el pelo del fondo forman una capa protectora que se adapta perfectamente a las bruscas variaciones climáticas de la región de orígen de la raza. El pelaje debe ser áspero al tacto, seco y mate, ni demasiado largo ni demasiado corto (de unos 6 cm). Es ligeramente desgreñado sin ser nunca ni lanudo, ni rizado. Sobre la cabeza es más corto, y algo raso sobre la parte exterior de las orejas, cuyo pabellón interno está protegido por un pelo moderadamente largo. El labio superior está cubierto de pelos tactiles abundantes y la barbilla está cubierta de una barba tupida que le da al perro esa expresión huraña tan característica de la raza. Las cejas presentan pelos levantados que acentúan la forma de las arcadas de las cejas sin cubrir los ojos. El pelo que cubre la parte superior de la espalda es particularmente duro e hirsuto. Es ligeramente más corto sobre las extremidades, pero siempre áspero. Debe evitarse el pelo liso porque esto denota la ausencia de una capa interna de pelo. La capa inferior está formada por un manojo de pelos finos y apretados que crecen bajo el pelo de la superficie, formando así un manto impermeable.
El pelaje del Bouvier de Flandes es generalmente gris, moteado o carbonado. También se admite el pelaje negro zaino, aunque no se favorece. Los colores claros, llamados descoloridos, no se admiten. Se acepta una estrella blanca en en antepecho.
Con una tolerancia de aproximadamente 1 cm. Para cada sexo el tamaño ideal es la media de estos dos límites, es decir, 65 cm para los machos y 62 cm para las hembras.
Aproximado:
Cualquier desviación de los criterios antes mencionados se considera como falta y la gravedad de ésta se considera al grado de la desviación al estándar.
Cualquier perro mostrando claras señales de anormalidades físicas o de comportamiento debe ser descalificado.
Nota: Los machos deben tener dos testículos de apariencia normal completamente descendidos en el escroto.
Buscar un cachorro por Internet conlleva riesgos. Para tener clara la profesionalidad del criadero con quien contactéis, os recomendamos que...