Se dice que el Pointer es el mejor de los perros de muestra, ya por la perfección de sus líneas adaptadas a lo que se le pide en el terreno como por su velocidad, resistencia y finura de olfato.
El Pointer, a pesar de ser un perro continental, se le considera inglés. Hay diversidad de opiniones en cuanto a su origen, unos dicen que es francés, otros que italiano y la mayoría que es español. Se cree que sus antepasados habrían sido importados de nuestro país a Gran Bretaña entre 1705 y 1713 y que los cazadores ingleses los mejoraron.
El Pointer tiene una extraordinaria memoria y una gran capacidad de aprendizaje. Es noble, obediente y a menudo cariñoso. Es muy fiel con su amo y se lleva bien con los niños. Es un perro de caza muy enérgico y necesita estar siempre en movimiento.
El Pointer es armonioso, esbelto, elegante y da la impresión de fuerza y flexibilidad. Tanto los miembros traseros como delanteros son musculosos y de fuerte osamenta. Las orejas están implantadas altas y le caen pegadas a la cabeza. La cola, de longitud mediana, es gruesa en la base y se va estrechando gradualmente. Tiene un pelo fino, corto, duro, liso y brillante que puede ser de color limón y blanco, naranja y blanco, marrón y blanco y negro y blanco. En algunos casos el perro también puede ser unicolor o tricolor.
Los cuidados del Pointer son mínimos. Se tiene que tener en cuenta que este perro es un cazador muy atlético y si se tiene dentro de casa es necesario sacarlo a diario a dar largos paseos. No es un perro de ciudad, necesita derrochar toda su energía en el campo.
También es aconsejable cepillarlo a menudo para evitar problemas de piel.
El Pointer es un perro fuerte y no tiene muchos problemas congénitos. Lo más común es que padezca displasia de cadera y más inusual es que se vea afectado una enfermedad un poco rara llamada osteopatía neurotrópica.
Algunas características destacables del Pointer son el grado de energía excepcionalmente alto de la raza, su forma de ser directo a la hora de conseguir un objetivo y su pasión por la vida. De todas formas, existen detalles más sutiles que hacen que este perro sea lo que es. Vivir con un ejemplar de esta raza nos revelará su inteligencia innata y su extraordinaria capacidad para solventar las cosas.
El Pointer corriente no «necesita» a la gente: la acepta. Si fuera posible preguntar si necesita algún tipo de ayuda, su respuesta podría muy bien ser: «Me las puedo arreglar solo y muy bien, gracias». Puede que un Pointer piense que esto es así. De todas formas, este perro debe ser guiado y disciplinado. No hay que olvidar que se trata de un perro criado cuidadosamente a lo largo de la historia en pos de velocidad, resistencia e inteligencia: cualidades admirables aunque letales si no son canalizadas adecuadamente.
Su aspecto llamativo ha supuesto, en muchos casos, la razón de la elección de la raza como mascota familiar. Desgraciadamente, y con excesiva frecuencia, se pasan por alto las necesidades de esta raza. El propietario de un Pointer debe satisfacer las capacidades atléticas de esta inteligente raza.
Si el propietario de un Pointer no puede garantizarle como mínimo una hora diaria de ejercicio, entonces debe haber alguien en casa que sí pueda hacerlo. Sólo entonces el Pointer podrá convertirse en un perro familiar ideal. Si no es así, el propietario debería pensar en una raza diferente y menos activa.
Si se le pueden proporcionar estos cuidados y este adiestramiento, sigue siendo importante no actuar a la ligera. En el caso de que se trate de un ejemplar destinado a ser un perro familiar y casero, será mejor escogerlo de manos de un criador que haya seleccionado a sus animales teniendo en cuenta las características propicias para el ring de las exposiciones de belleza y el compañerismo, y no tanto de manos de un criador que se concentre únicamente en la caza. Los perros de caza puede que resulten demasiado activos para una familia normal, aunque también resulta importante investigar bien a los criadores que crían Pointer destinados a las exposiciones de belleza.
La gente se siente atraída por el Pointer debido a muchas razones: su belleza y su porte son legendarios. Otros propietarios elogian la inteligencia y las habilidades de esta raza en el campo e incluso en la vida diaria. Aparte de estos atributos, existe una amplia gama de colores hermosos y de manchas entre los que escoger.
De todas formas, todas estas características no constituyen razón alguna para que alguien adquiera un Pointer sin que se evalúe también un poco a sí mismo.
No se trata de una raza a la que se pueda dejar encerrada en casa durante todo el día para sacarle a pasear cinco minutos solamente por la tarde. Cientos de generaciones de cría selectiva hacen que éste sea un perro que necesita correr. Sin importar de qué líneas proceda, tendrá el deseo innato de conocer el mundo exterior y de desempeñar su labor como cazador.
El Pointer puede ser un gran compañero y un buen amigo durante toda su vida, pero sólo si el propietario quiere dedicarle tiempo, paciencia y hacer ejercicio fuera de casa, cosas necesarias para que la raza muestre todo su potencial.
Los cachorros de Pointer son muy hermosos. Sus orejas caídas, su físico elástico y su manera de mover la cola los hacen irresistibles. De hecho, los cachorros de esta raza aparecen en los calendarios y tarjetas de felicitación que se imprimen cada año en todo el mundo. De todas formas, es importante darse cuenta de que el cachorro de Pointer sólo pasará una pequeña parte del día sentado y ofreciendo una hermosa imagen. Durante la mayor parte del tiempo se dedicará a investigar, escarbar, morder, comer, hacer sus necesidades y necesitará salir de casa, sólo para insistir inmediatamente en que le vuelvan a dejar entrar. Cualquiera que desee comprar un ejemplar debería recordar que los cachorros sufren muchos de los problemas que experimentaría un niño en crecimiento.
Se requiere tiempo y programación para satisfacer las necesidades diarias de un cachorro o de un perro adulto. Esto por no hablar del tiempo necesario para que el propietario le enseñe las muchas lecciones que el perro debe recibir para aprender lo que puede y lo que no puede hacer.
A algunas razas les gusta, sencillamente, complacer a sus amos, ya que siempre parecen dispuestas, deseosas y capaces de responder a las órdenes. De todas formas, el Pointer debe saber que usted le exige seriamente lo que le pide, y puede que también tenga que pensárselo. Lo vital es recordar que su Pointer (ya sea un cachorro o un adulto) dependerá plenamente de usted en cuanto a todo lo que necesita y a todas las lecciones que debe aprender. Si no está usted dispuesto a aceptar esta responsabilidad, no está usted preparado para ser el propietario de un Pointer. El resultado no sería sino daños en su hogar y un trabajo penoso para usted, y lo que debería ser una relación feliz desembocará a una situación frustrante para usted y para su perro.
El fracaso a la hora de comprender la cantidad de tiempo y cuidados que necesita un perro bien atendido es una de las principales razones de la existencia de un número tan alto de perros no deseados que acaban en las protectoras. Si se piensa bien en todo esto antes de la adquisición del perro, su compra puede aportarnos muchos años de compañerismo y bienestar, además de un cariño incondicional y una fidelidad que ningún otro animal podrá igualar.
Antes de que cualquier familia traiga un perro a casa, deberían pensar muy seriamente en tres cuestiones extremadamente importantes:
1. ¿Quiere realmente tener un perro la persona que será responsable de sus cuidados diarios?
Los niños de la familia pueden decir a voces que quieren, desesperadamente, tener un perro. De todas formas, ¿harán algo más que simplemente jugar con él una vez éste llegue a casa? El cuidado de una mascota puede ser una forma excelente de enseñar a los niños a ser responsables, pero no se debería olvidar que, debido a su entusiasmo por tener un cachorro, pueden prometer casi cualquier cosa. Lo que deberemos tener en cuenta será lo que pasará una vez se haya desvanecido la novedad que supone tener un perro.
En el seno de muchas familias activas, la responsabilidad última de ocuparse del perro recae sobre una persona. Éste parece ser el caso incluso en los hogares en los que ambos padres trabajan fuera de casa. Puede que a esta persona no le apetezca tener más trabajo del que ya tiene.
2. ¿Se adaptan el ritmo de vida y la rutina hogareños a las exigencias de un cuidado correcto del perro?
Siempre debe haber alguien disponible para satisfacer las necesidades fisiológicas del perro: alimentarle, hacer ejercicio, adiestrarle, etc. Si usted y su familia no están en casa desde la mañana hasta la noche, o si viajan ustedes con frecuencia y no están en su hogar durante largos periodos de tiempo, alguien debe seguir cuidando del perro. A un Pointer no se le puede dejar solo en casa un día tras otro. ¿Tiene usted la voluntad y puede cambiar su rutina o está usted preparado para pagar el coste de alojar a su perro frecuentemente en una residencia canina mientras no está usted en casa?
3. ¿Es esta raza concreta, el Pointer, adecuada para la persona o el hogar?
¿Hay niños en su hogar? Los Pointer son maravillosos con los niños bien educados y son excelentes compañeros de juegos, pero no se debería esperar de ningún perro que tolerara los abusos de un niño sólo porque éste no sepa comportarse mejor. Al mismo tiempo, un cachorro de Pointer emocionado puede tirar al suelo y hacer daño a un niño pequeño mientras está jugando.
Quien desee tener un perro debería pensar muy seriamente en las particularidades de su ritmo de vida y de su hogar. Todos los implicados deben darse cuenta de que el nuevo perro no comprenderá la rutina doméstica y que se le debe enseñar todo lo que usted quiera que sepa y haga. Esto conlleva tiempo y paciencia y, frecuentemente, las lecciones más importantes que debe aprender un perro son las que le costará más tiempo asimilar.
No existe diferencia alguna entre el cariño, la fidelidad y el compañerismo que puede ofrecer a su propietario un perro mestizo y uno de pura raza. De todas formas, existen algunos aspectos que este último satisface mejor.
No todos los cachorros crecerán para convertirse en adultos particularmente atractivos, o puede que sólo les gusten a alguien con gustos un tanto exóticos. Si tiene usted una idea concreta del aspecto que tiene el perro de sus sueños, lo mejor será que no se arriesgue con un perro cruzado. Por ejemplo, el aspecto peludo del Bobtail puede que no satisfaga a alguien que crea que el perro perfecto debería tener unas líneas afiladas como las de un Dobermann. Predecir el aspecto que tendrá un cachorro mestizo al llegar a la madurez es poco menos que imposible. La talla, la longitud del pelo y el temperamento pueden cambiar drásticamente entre la infancia y la edad adulta y puede que no sea, en absoluto, lo que el propietario esperaba. ¿Y qué pasará luego con el perro?
Al adquirir un cachorro de Pointer bien criado, el comprador tendrá una muy buena idea del aspecto que tendrá el perro al llegar a la madurez, además de cómo se comportará con la educación adecuada. Si su idea del perro perfecto es la de un Setter Inglés o la de un Cocker Spaniel, que viven esperando recibir su atención y su afecto, las razas más independientes como el Pointer no estarán a la altura de este ideal. Naturalmente, existen diferencias entre las razas al igual que existen diferencias entre familias y entre personas. Al mismo tiempo, el carácter general de una raza concreta es más predecible que la de un perro cuyos orígenes desconocemos.
Cuando esté escogiendo un cachorro, uno debe tener presente al perro adulto, ya que será durante más tiempo adulto que cachorro. El perro adulto debe ajustarse al ritmo de vida del propietario y a sus expectativas estéticas.
Un propietario quisquilloso puede que se lo piense dos veces antes de tener una raza grande que babee o una que mude su pelaje a lo largo de todo el año. Todos los perros mudan su pelaje en mayor o menor grado. El pelaje del Pointer es más corto y será más difícil apreciarlo sobre su ropa y los muebles, pero será bastante más difícil de recoger con la aspiradora o con un cepillo que el pelo largo.
El precio de compra del Pointer podría suponer una importante inversión, pero el mantenimiento de un perro de pura raza no costará más que el de uno cruzado, a no ser que posea el pelaje de un Maltés o un Caniche, y éste no es el caso del Pointer. Si el precio por obtener exactamente el tipo de perro que quiere y con el que se siente orgulloso se ve amortizado por los años durante los cuales disfrutará de él, deberá admitir que el coste inicial no es tan importante.
Al igual que el propietario debería disponer de una lista que le conduzca hacia un criador responsable, los buenos criadores deben tener una serie de requisitos que el comprador debe satisfacer. Éstos son sólo algunos de los aspectos obligatorios con los que el aspirante a propietario tendrá que lidiar si intenta adquirir un cachorro de manos de un criador responsable:
1. El comprador debe disponer de un jardín vallado y de un lugar seguro y protegido en el que el perro pueda permanecer si el propietario está fuera de casa.
2. Los niños deberían tener, como mínimo, cinco años. Aunque los Pointer parecen mostrar una afinidad natural hacia los niños, puede que un Pointer adolescente sea algo torpe y pueda, inintencionadamente, hacer daño a un niño pequeño.
3. Los Pointer suelen ser demasiado vigorosos para la gente mayor.
4. Toda la familia debe querer tener un Pointer.
5. El comprador debe, desde el punto de vista económico, poder proporcionar al perro cuidados veterinarios adecuados y cuidados en casa.
6. Ningún Pointer será vendido a gente que quiera hacer criar a animales con calidad como mascotas o que quiera convertirse en una «fábrica de cachorros».
7. El comprador debe tener presente que a los Pointer les hace falta hacer mucho ejercicio.
Un Pointer joven debe comenzar a comprender las normas de su casa desde el momento en que entre en ella. Para ello deberá usted mostrarle paciencia, cariño y una mano amable aunque firme. Incluso el cachorro de Pointer más joven comprende la diferencia entre una corrección y los malos tratos.
Los Pointer son totalmente capaces de ser el mejor amigo y compañero casero de cualquier persona pero, al igual que sucede con cualquier buena relación, ambas partes deben ser compatibles. Los Pointer fueron criados para cazar. En ningún momento de la historia del desarrollo de esta raza se hizo intento alguno por hacer que el Pointer fuera un perro faldero o un compañero de tocador. El Pointer estará mejor con alguien que se dé cuenta de que el trabajo puede venir en forma de casi cualquier actividad estructurada: llevando a cabo la rutina diaria de obediencia o incluso jugandocon una pelota.
A los Pointer se les deben asignar sus tareas diarias y oportunidades para hacer ejercicio, ya que, si no, puede que utilicen su tiempo inventando cosas que hacer. Lo que su Pointer decida hacer por su cuenta podría consistir en morder las patas de una mesa, escarbar un túnel para llegar al jardín de su vecino o comunicarse, ladrando, con cualquier otro perro. Por otra parte, si usted no se impone cuando él deba dejar de hacer algo, su falta de determinación será interpretada como carta blanca o libertad para continuar con lo que estaba haciendo. Los Pointer aprenden rápidamente, pero eso no significa que les importe siempre lo que usted trata de inculcarles. Además, si no asume usted el necesario liderazgo, su perro le dejará claro que es capaz de convertirse en el líder por sí mismo.
El Pointer tiene un pelaje corto y una gran resistencia, soporta especialmente bien el calor y, teniendo en cuenta que sólo tiene una capa, también tolera bastante bien el frío. De todas formas, el Pointer debe disponer de una sombra cuando las temperaturas sean muy altas y debe poder resguardarse dentro de casa si son muy bajas.
El Pointer es curioso y querrá vagabundear si no dispone de un jardín vallado. Se puede adiestrar al Pointer para que haga cualquier cosa de la que sea capaz un perro, especialmente si la tarea implica agilidad y entusiasmo, tomando siempre recauciones para que no haga algo arriesgado.
Aunque hay gente que tiene preferencias personales acerca del sexo de sus cachorros, tanto el macho como la hembra de Pointer son compañeros igual de buenos y su adiestramiento es el mismo. La decisión tendrá más que ver con el ritmo de vida y los planes del propietario que con las diferencias entre sexos en esta raza.
Los Pointer que proceden de líneas criadas exclusivamente para que trabajen en el campo suelen ser de menor tamaño y tener una osamenta más fina. También parecen poseer una mayor energía.
Los Pointer que proceden de animales de exposición suelen ser de mayor tamaño y tener una osamenta más robusta que sus hermanos cazadores. El macho suele ser mayor y suele tener una osamenta más pesada que la hembra al llegar a la madurez.
A los machos les suele llevar más tiempo crecer tanto física como mentalmente. Algunos pueden, durante una etapa de la adolescencia, no dar importancia alguna al alimento y puede resultar difícil mantenerlo dentro de un margen de peso razonable. Con esto no queremos decir que las hembras de esta raza no se vean afectadas por estas modificaciones de su apetito, pero la experiencia ha probado que los machos tienden más a ello.
Las hembras no están exentas de problemas. Tendrán el celo dos veces por año (lo que a veces puede resultar molesto) tras haber cumplido los ocho o nueve meses de edad. Durante estos periodos deben ser vigiladas de cerca para evitar que cualquier macho pueda montarlas y dejarlas preñadas.
La esterilización en el caso de la hembra o la castración del macho pueden modificar la personalidad de su mascota. Consulte antes de una intervención quirúrgica de este tipo con varios veterinarios; piense que no es reversible y que aparte de que jamás podrán ser utilizados para la cría, estos ejemplares no pueden participar en eventos cinófilos.
Con un poco de suerte, un Pointer bien cuidado puede vivir hasta 12-14 años, estando activo y sano durante la mayor parte de su vida. Desgraciadamente, todas las razas domésticas sufren algunos problemas hereditarios. A pesar de eso, los problemas que aquejan al Pointer son relativamente escasos.
Probablemente, la principal preocupación entre los criadores de Pointer es la displasia de cadera (DC). Se trata de un problema relacionado con el desarrollo que afecta a la articulación de la cadera. Una o las dos caderas del perro afectado sufren una deformación. Puede que algunos ejemplares muestren flojedad en la cadera, que caminen cojeando o con un movimiento de balanceo o que tengan dificultades para levantarse. Los síntomas pueden ir de una cojera leve y temporal a una cojera grave en los casos extremos. El tratamiento puede implicar la cirugía. Aunque la displasia no es muy frecuente en el Pointer, se han detectado suficientes casos como para que valga la pena preguntar al criador de su cachorro el tipo de pruebas que ha llevado a cabo para descartar este problema.
Se han documentado en esta raza algunos casos de una enfermedad relativamente rara llamada osteopatía neurotrópica. Lo que parecen ser heridas en el esqueleto se dan a una edad que oscila entre los tres y los nueve meses como resultado de la degeneración de la médula espinal.
Existen descripciones de ciertos problemas cutáneos, entre los que se incluye la sarna demodécica. El acicalado periódico es importante para evitar que estos problemas avancen mucho más allá de su etapa inicial.
Los problemas oculares como el entropión y la atrofia progresiva de retina han sido notificados por los criadores solventes, pero tampoco en un grado alarmante. En este caso, una vez más, es extremadamente importante la compra de un cachorro de manos de un criador reputado.
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En The Natural History of Dogs, un estudio fascinante e instructivo acerca del desarrollo de las razas caninas del mundo, los autores Richard y Alice Feinnes clasifican a la mayoría de los perros como si hubieran descendido de uno de los cuatro grupos principales, todos los cuales derivan de ramas distintas y separadas de la familia de los lobos. Estas cuatro ramas son el grupo de los dingos, el de los lebreles, el de los perros del Norte y el de los molosos. Es importante tener, por lo menos, una idea básica, ya que muy pocas razas son descendientes puras. En lugar de ello deben sus muy diversas características a una mezcla de sangres de, seguramente, los cuatro grupos.
El grupo de los dingos tiene su origen en el lobo asiático (Canis lupus pallipes). Dos conocidos ejemplos de este grupo son el Basenji y, a través del cruce con varias razas europeas, el Rhodesian Ridgeback.
El grupo de los lebreles desciende de un perro de este tipo emparentado con el lobo asiático. Este grupo incluye a aquellos animales que cazan mediante la vista y que pueden alcanzar grandes velocidades. El Greyhound, el Galgo Afgano, el Borzoi y el Irish Wolfhound son razas pertenecientes a este grupo. A estos perros también se les conoce como perros que persiguen corriendo a sus presas o que las localizan mediante la vista (lebreles), pero no son sabuesos, ya que no cazan a sus presas mediante el olfato. Vale la pena destacar que el Pointer ha recibido la influencia de estos ágiles cazadores.
El grupo de perros árticos o del Norte desciende directamente del robusto lobo norteño (Canis lupus). A este grupo pertenecen el Alaskan Malamute, el Chow Chow, el Pastor Alemán y los perros de muestra y los de tipo Spitz de menor tamaño.
El cuarto grupo, que será de especial interés para aquellos que deseen investigar la historia del Pointer, es el de los molosos. Este grupo desciende del lobo tibetano (Canis lupus chanco o laniger). La gran diversidad de razas incluidas en este grupo indica que no son completamente puras ya que, sin duda, se han visto influenciadas por descendientes de los otros tres grupos.
Los muy distintos descendientes del grupo de los molosos incluyen muchas de las razas que cazan mediante el olfato (y no tanto mediante la vista). Entre estas razas se incluyen los perros clasificados como perros de caza y los sabuesos.
A medida que el hombre se volvió más sofisticado y su ritmo de vida más complejo, se encontró con que podía dar lugar a perros descendientes del lobo que satisficiesen sus necesidades específicas. Frecuentemente, estas necesidades se basaban en la forma en la que el hombre iba tras la caza en cada tipo de terreno. Lo más importante es que el hombre había controlado los apareamientos entre los perros. Se valoraban ciertas características específicas y se utilizó la endogamia para perpetuar estos rasgos.
Uno de los tipos de perro que desarrolló el hombre mantuvo las características del lobo de perseguir la presa hasta que la arrinconaba y la mataba, o hacía que se viera forzada a subir a un árbol. Esta práctica es más o menos típica del grupo de perros que conocemos actualmente como sabuesos. Aunque su tenacidad era tenida en muy alta estima, la constancia que mostraba este perro persiguiendo a su presa durante kilómetros, si era necesario, se hizo bastante cansada para sus propietarios. Así pues, surgió la necesidad de obtener un perro que no continuara la persecución o el ataque. El trabajo del perro no era el de cazar o matar la presa, sino más bien el de ayudar al cazador localizándola e indicándole silenciosamente su hallazgo, para no asustar a las aves. Además, igual que un buen ayudante, el perro obedecía las órdenes de su amo sin dudar.
Se encuentran referencias a la existencia de este tipo de perros en una época tan antigua como la de la Grecia clásica. Existen datos escritos que apuntan hacia la existencia de una raza de pelo duro en Italia que señalaba el descubrimiento de la presa al cazador adoptando una postura rígida y colocando su cuerpo en línea recta, señalando hacia el objetivo.
Actualmente pensamos en el Pointer como una característica raza canina pero, de hecho, su nombre hace referencia a un perro que trabaja en el campo de una forma diferente que no se aleja mucho de lo descrito en la Grecia clásica. Los países europeos desarrollaron su propia raza de perros de muestra o «pointer», basándose en las peculiaridades de su particular orografía. Los resultados de estos esfuerzos los podemos ver en el Bracco y el Spinone Italianos, el Braco Alemán y el Deutsch Drathaar, el Braco Francés y el Epagneul Breton de Francia, además de la contribución inglesa conocida como Pointer.
La opinión popular, aunque controvertida, ha inducido a mucha gente a creer que todas las razas de perros de muestra deben su creación a España, y que el Pointer, tal y como fue desarrollado en Gran Bretaña, tiene exclusivamente como fuente al Perro de muestra español: el Perdiguero de Burgos. De todas formas, muchos buenos aficionados al Pointer disienten.
The Pointer and His Predecessors, escrito por William Arkwright de Sutton Scarsdale, cerca de Chesterfield, es la obra más aceptada universalmente acerca del desarrollo de esta raza. Comenzó a trabajar en su libro a finales del siglo XIX e investigó los datos durante 30 años. Aunque en toda la obra Arkwright admite la existencia del Perdiguero de Burgos en Inglaterra, mantuvo que la influencia de este perro español fue poca, si es que tuvo alguna, sobre el desarrollo del Pointer.
Dando crédito a la teoría de Arkwright tenemos el libro Anecdotes of Dogs, escrito por Edward Jesse y publicado en 1880. Jesse escribió acerca del Perdiguero de Burgos en Inglaterra en sus tiempos y describe a un perro tan diferente al Pointer que conocemos actualmente que resulta difícil asociar las dos razas. «Me acuerdo muy bien de cómo, en mi juventud, veía al Perdiguero de Burgos: lento, pesado, solemne, de hombros anchos y que se cansaba al cabo de dos o tres horas de trabajo en el campo y tan entumecido al día siguiente que no era capaz de volver a desempeñar su cometido».
Aunque sigue hablando de la mayor forma aerodinámica de la raza tras su cruce con el «Fox-Hound», uno se pregunta si el llamado Fox-Hound de esa época tenía la conformación que daría lugar a las líneas ágiles y al aumento de la velocidad del Pointer tal y como lo conocemos actualmente. Arkwright no sólo rechaza a la raza española como fundadora del Pointer, sino que también plantea dudas acerca de si España fue el lugar de origen de las razas de perros de muestra. Hace referencia a una carta escrita por el vicecónsul de los EE.UU. en Valencia en 1900. En esta carta, el vicecónsul decía que los perros de muestra habían existido en España durante muchas generaciones y que eran descendientes de una pareja entregada como regalo a la corte española por «un príncipe italiano».
El coronel David Hancock ha investigado acerca de este tema relativo al origen en bastante detalle en su excelente obra The Heritage of the Dog, y el libro British Dogs de Drury reveló que la primera referencia del Pointer en Gran Bretaña se remonta al cuadro de Tilleman del duque de Kingston con su traílla de perros de muestra en 1725. Drury describe estos perros como «...el mismo tipo elegante franco-italiano que los perros pintados por Oudry (1686-1755) y Desportes (1661-1743) a finales del siglo XVII».
Finalmente, y contrariamente a lo que ha sido aceptado por muchos teóricos, las investigaciones nos indican que el Braco Francés estaba bien asentado en Francia antes de que el Perdiguero de Burgos llegara a Gran Bretaña. Además, esos perros, que se veían muy frecuentemente en Gran Bretaña, se parecían más al Pointer actual que a los perros españoles.
«Diferentes caballos para diferentes carreras» es un viejo refrán utilizado por la gente que trabaja con animales en Gran Bretaña, que les ha servido como base para la creación de muchos tipos de razas de animales muy apreciadas. Este refrán vendría a decir que se escogerá una fórmula de cría para dar lugar a un caballo que sea el que mejor se adapte al trabajo según la orografía de la región. Esta fórmula no sólo se aplicaba a los caballos, sino que también sirvió para el desarrollo de muchas razas caninas excelentes. Frecuentemente, esta práctica implicaba recurrir a razas que no poseían parentesco alguno para así conseguir lo que se quería. A veces, el uso de una raza, una ración de otra y unas gotitas de dos o tres más eran necesarios para completar la receta y así conseguir el perro ideal. Aunque esta práctica no se proclamaba a los cuatro vientos, le debemos las increíbles características de algunas de las razas actuales, entre las que se incluye el Pointer.
Quizás, la pregunta acerca del país de origen del Pointer nunca tenga una respuesta satisfactoria, pero no hay duda de que la reserva genética de sus descendientes es, ciertamente, variada. Los historiadores de la raza reconocen la existencia de, como mínimo, cuatro cruces con otras razas, utilizadas para conseguir el Pointer actual. Las cuatro razas son el Greyhound, el Bloodhound, el Foxhound y, sorprendentemente, el Bull Terrier.
A primera vista, parecería que estos cruces eran elecciones un tanto extrañas. De todas formas, se podrá apreciar que estos cruces tenían perfecto sentido en los intentos de nuestros antepasados para dar lugar al perro de caza ideal. También se podrá ver que estos astutos criadores tuvieron que enfrentarse a situaciones amargas para obtener las mieles del éxito. Surgieron ciertos problemas como resultado de estos cruces que siguen planeando sobre la raza en la actualidad, cientos de generaciones más tarde.
Observemos primero el cruce con el Greyhound. No hay duda de que el cruce con esta raza confirió al Pointer actual su velocidad, elegancia y gracia. La capa corta y lustrosa se debe a sus antepasados Greyhound, al igual que su cuello largo y arqueado, su elegante línea inferior y la soberbia agilidad. Por otro lado, el cruce con el Greyhound puede atormentar al criador con un excesivo refinamiento de la cabeza. Una parte frontal y una caja torácica estrechas, una pelvis inclinada y un excesivo arqueamiento del flanco también son características indeseables que a veces aparecen en el Pointer.
El Pointer no es el único que utilizó cruces con el antiguo Bloodhound debido a su excelente olfato y su robustez. Las características no deseables que acompañaban a los rasgos deseables del Bloodhound eran el movimiento lento, las orejas largas y redondeadas y la línea inferior recta, con la que los criadores de Pointer siguen teniendo que batallar.
También se incorporó sangre de Foxhound por el olfato y el fácil cuidado. La bien desarrollada caja torácica y su inagotable resistencia fueron también características positivas. Estas ventajas no dejaron de verse acompañadas de ciertos inconvenientes, ya que la osamenta redondeada, las cabezas toscas, las colas largas y flojas portadas verticalmente y las líneas inferiores propias de los sabuesos siguen suponiendo una plaga actualmente.
Probablemente pocas razas más habrá que sean más alerta, persistentes y determinadas que el Bull Terrier, y esto es lo que buscaban los antiguos criadores del Pointer. De todas formas, el tórax en forma de barril, la parte frontal excesivamente ancha, la mirada dura y la expresión tipo terrier eran contribuciones que el Pointer no necesitaba.
A pesar de tales problemas, el Pointer tomó forma rápidamente y se dio un buen empujón al futuro de la raza en la dirección correcta debido a la aristocracia que se encargó del Pointer: Lord Lichfield, el duque de Kingston, lord Mexborough y el conde de Lauderdale, por sólo nombrar a unos pocos.
Cuatro perros de esos primeros tiempos suelen llevarse la fama de ser la base de la raza: Brocton’s Bounce, Stater’s Major, Whitehouse’s Hamlet y Garth’s Drake (del que se dice que era Foxhound en una octava parte) eran los nombres que reinaban en los círculos de esta raza. Ch. Ranger, un perro propiedad de Mr. Newton, se convirtió en el primer campeón de belleza de esta raza, ganando tres primeros premios en las exposiciones inglesas más importantes: en Leeds y Birmingham en 1861 y en Chelsea en 1863. La hembra Ch. Flash obtuvo su título en Birmingham en 1865. El primer campeón de prueba de campo fue Drake, nacido en 1868 y criado por y propiedad de Sir Richard Garth. Henry Sawtell crió y fue propietario del primer campeón dual de la raza, Faskally Brag, que también fue un macho de gran influencia.
Al final, la cría británica dio lugar a un animal elegante, con un color llamativo y que gozaba de un exquisito equilibrio y buenas proporciones. Su capacidad inigualada para el trabajo en el campo fue de vital importancia. Se disponía de un cazador tenaz que quería satisfacer las demandas de cualquier trabajo asignado. Descripciones tales como «un dechado de entre las razas de perros de muestra» y «una máquina de cazar imparable» se difundieron por los campos y llegaron, atravesando el canal de la Mancha, a la Europa continental y, cruzando el Atlántico, a América.
Es particularmente en América donde este clásico cazador británico fue recibido con los brazos abiertos, no sólo por los cazadores, sino también por los aficionados a las exposiciones caninas de belleza. Aunque los Pointer estadounidenses dedicados a la caza superan en número a los presentados en las exposiciones de belleza, la raza sigue desempeñando un buen papel en los certámenes caninos de belleza. El Pointer se convirtió en el símbolo de la exposición canina más prestigiosa de este país, el Westminster Kennel Club Show, y consiguió el honor de ser el Mejor de la Exposición en este certamen en tres ocasiones durante el siglo XX. El primer Pointer en alzarse con el triunfo en este certamen fue Ch. Governor Moscow (propiedad de R. F. Maloney) en 1925. El segundo fue Ch. Nancolleth Markable (propiedad del famoso criadero Giralda) en 1932. Más de 50 años más tarde, en 1986, Ch. Marjetta’s National Acclaim (propiedad de Mrs. A. R. Robson y de Michael Zollo) obtuvo el título de Mejor de la Exposición en el Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York, siendo así el tercer y último Pointer en obtener el máximo galardón en la exposición canina de belleza del Westminster Kennel Club durante el siglo XX.
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El Pointer es armonioso, bien construido en todo su conjunto. Él da una impresión de fuerza y de agilidad. Su perfil general describe una serie de elegantes curvas.
Aristocrático. Activo, de todo su conjunto emana una impresión de fuerza, perseverancia y de rapidez. Buen carácter; de una natural indeferencia.
Largo, musculoso, ligeramente encurvado, ofreciendo un bonito nacimiento del cuello, exento de papada.
De longitud media, gruesa en la base, estrechándose gradualmente hacia el extremo. Bien cubierta de pelo tupido y llevada al nivel del dorso, sin presentar curvatura hacia arriba. Cuando el perro está en acción, la cola debe batir de un lado a otro.
Los miembros anteriores, del codo al suelo, son rectos y firmes, con una buena osamenta. Los huesos son ovalados, los tendones fuertes y visibles.
Muy musculados.
Los pies son ovalados; los dedos están bien apretados y arqueados, provistos de buenas almohadillas.
Reunido. El perro cubre mucho terreno. La impulsión es dada por el tren posterior. Los codos no deben girarse ni hacia dentro, ni hacia fuera. De ninguna manera debe levantar alto los miembros a la forma de un caballo Hackney (ni andaduras elevadas o brincantes).
El pelo es fino, corto, duro e igualmente repartido, perfectamente liso, recto y bien brillante.
Los colores habituales son el limón y blanco, naranja y blanco, higado (marrón) y blanco, y negro y blanco. Pelajes unicolores y tricolores son igualmente correctos.
La altura a la cruz deseada, para el macho, es de 63 a 69 cm, para la hembra de 61 a 66 cm.
Cualquier desviación de los criterios antes mencionados se considera como falta y la gravedad de ésta se considera al grado de la desviación al estándar y sus consecuencias sobre la salud y el bienestar del perro.
Cualquier perro monstrando claras señales de anormalidades físicas o de comportamiento debe ser descalificado.
Nota: Los machos deben tener dos testículos de apariencia normal completamente descendidos en el escroto.
Buscar un cachorro por Internet conlleva riesgos. Para tener clara la profesionalidad del criadero con quien contactéis, os recomendamos que...