El Staffordshire Bull Terrier es un perro que aguanta el dolor de manera muy estoica, golpearlo por una mala conducta solo haría que se excitase más, siendo muy difícil de calmar.
Des de la Edad Media ya existía la costumbre de enfrentar a dos perros en un corral. Más adelante, y en Inglaterra concretamente, en estos espectáculos se empezaron a encarar Bulldogs contra toros u osos. En 1835 esta práctica se ilegalizó aunque seguía estando de moda. Los combates siguieron de forma clandestina y surgieron nuevas modalidades, como la de usar Terriers para que mataran el mayor número de ratones en un tiempo determinado. Ese mismo año se cruzaron Bulldogs con Terriers para crear un perro que pudiera participar en estas peleas. El nuevo Staffordshire Bull Terrier tenía la potencia del Bulldog y la audacia, tenacidad y rapidez de los Terriers. La raza fue más o menos ilegal hasta 1935.
El Staffordshire Bull Terrier es muy inteligente, atrevido y leal. Se siente muy apegado a sus dueños y es extremadamente afectuoso con los niños. Tiene mucha vitalidad, es divertido y extrovertido. No se suele llevar bien con otros perros, un simple juego puede derivar en una pelea. Es fácil de adiestrar aunque a veces puede ser un poco terco.
El Staffordshire Bull Terrier es un perro bien proporcionado, robusto y muy fuerte para su tamaño. Sus extremidades son musculosas y de buena osamenta. Tiene un cráneo ancho y unas orejas semierguidas. La cola es de longitud mediana y la lleva bastante baja. Tiene un pelo liso, corto y apretado que puede ser de color rojo, leonado, blanco, negro o azul, o cualquiera de estos mezclado con blanco.
El Staffordshire Bull Terrier necesita que le dediquen tiempo, le encanta estar ocupado. Es muy vital y es necesario sacarlo a pasear y a jugar a diario. También es recomendable cepillarlo una vez al día.
Hay que educarlo desde cachorro para que crezca equilibrado y fiable.
El Staffordshire Bull Terrier es un perro que en general goza de una buena salud, aunque puede verse afectado de cataratas bilaterales o de paladar o labios partidos. En algunos casos es posible que padezca algún tipo de lesión en las extremidades y articulaciones. Esta raza también es propensa a los tumores.
A pesar de la cruenta historia del Staffordshire Bull Terrier, muchas cualidades extraordinariamente positivas rezuman por todos los poros de la raza. El Staffordshire Bull Terrier se define no sólo por su «indomable coraje y tenacidad », sino también por su resuelto afecto por los niños. A primera vista, tales cualidades parecen contradictorias. ¿Cómo se podría esperar que un formidable y valiente luchador se acurrucara al lado de los niños? ¿Quién podía imaginar que una raza como ésta pudiera haberse convertido en la elección de miles de amantes de los perros de todo el mundo y que se confiara en él al dejarle con sus niños?
Para comprender esta contradicción, el lector debe identificar qué cualidades del Staffordshire Bull Terrier movieron al animal a acometer la batalla campal, la pelea a muerte contra otro perro. La cualidad es llana y sencilla: la absoluta devoción al hombre. Ninguna raza en todo el mundo desea complacer más a su propietario que el Staffordshire. La tenacidad y el coraje de la raza están a la misma altura que su amor por las personas y su deseo de complacerles. Los Staffordshire también reconocen la ternura y la fragilidad de los niños, lo que les inspira a protegerles y dedicarse a ellos.
Históricamente, el Staffordshire Bull Terrier se ha ganado los apodos de «la chacha» o «la niñera», poniendo así de relieve el cariño de la raza hacia los niños. Los propietarios deben comprender también, sin embargo que nunca se debería dejar a los niños sin vigilancia cuando estén con cualquier perro, sea cual sea su tamaño o temperamento. Dada la naturaleza estoica de la raza y su resistencia al dolor, el Staffordshire puede tolerar el trato que le den los niños. De todas formas, se debe enseñar a éstos a tratar adecuadamente al perro. La exuberancia natural de los niños puede hacer que a veces traten mal a un perro.
Existe otra cualidad que hace que el Staffordshire Bull Terrier sea querido por los niños, y es que les encanta la diversión. El Staffordshire es un perro activo, atlético y que a veces hace el tonto. Sus cómicas bufonadas y sus juegos de perseguir y coger cosas hacen las delicias de los niños y de los mayores. No hay duda alguna acerca de las habilidades atléticas del Staffordshire. Una rápida mirada a la musculatura del perro, desde la cabeza a los pies, revela que es adecuado para una persona activa. Los pómulos tienen una musculatura prominente, dándole al perro un increíble poder de sujeción en sus maxilares. Muchos propietarios les proporcionan a sus perros cuerdas e incluso neumáticos colgantes para que hagan ejercicio. Los pies del perro son fuertes y están bien almohadillados, y van unidos a unas extremidades musculosas y atléticas. ¿Ha visto alguna vez a un Staffordshire Bull Terrier en el aire? Qué increíble fuerza y equilibrio posee este pequeño terrier. Cuando un Staffordshire se flexiona, tanto si está saltando verticalmente como si está, sencillamente, sonriendo, es todo un placer contemplarlo.
El Staffordshire Bull Terrier pone sus músculos allá donde está su tesoro: se trata de un perro de vigilancia imparable para la familia y la propiedad. Peso por peso, el Staffordshire es el primero de entre los perros guardianes, ya que es el perro de defensa eficiente de menor tamaño. Mientras que muchos de sus parientes: el Mastiff, el Bullmastiff y el Boxer, son bastantes centímetros más altos que el Staffordshire Bull Terrier, la raza compensa esto con su enorme fuerza y su absoluta devoción hacia aquellos a los que protege. Una bala no tiene por qué ser grande para cumplir con su cometido: el Staffordshire Bull Terrier, perfectamente apuntado e impulsado puede seguir el rastro y detener al asaltante. La tenacidad y la fuerza están entremezcladas para hacer a este perro valiente y formidable. Recuerde, de todas formas, que el Staffordshire no es un verdadero perro guardián, y al contrario que el Dobermann y el Bullmastiff, la raza no fue diseñada para proteger.
¿Son todos los Staffordshire Bull Terrier amistosos, dignos de confianza y tienen un temperamento equilibrado? Los criadores afirmarán que la mayoría de los ejemplares poseen, sobradamente, estas cualidades, aunque no todos. La cordialidad debería, verdaderamente, definir a la raza, aunque la mayoría de las razas y de los perros deberían ser amistosos. La mayoría de los estándares de la raza incluyen la palabra «amistoso» en la descripción de sus características . El estándar de la raza del Kennel Club también incluye las palabras «totalmente fiable», asegurando al lector que el Staffordshire Bull Terrier es más que digno de confianza bajo las condiciones ideales. Si el perro ha sido correctamente criado y sociabilizado, no deberían haber dudas acerca de la cordialidad y la fiabilidad del perro. Obviamente, los perros que sean tratados con amabilidad, y adiestrados y criados con inteligencia y responsabilidad, no pueden ser más que formales.
Lo equilibrado del temperamento del Staffordshire Bull Terrier tiene su origen, en parte, en su historia en los rings de pelea. Las personas del mundo de las peleas de perros los criaban para que pudieran ser totalmente predecibles. Estos perros son tan poderosos, tenaces y agresivos, que deben ser «totalmente fiables ». Por desagradable que pueda parecer su imagen, el propietario del Staffordshire perdedor debía tener la suficiente confianza en su perro como para, incluso cuando el perro estaba destrozado, cogerle y curar sus heridas. Estos perros, que frecuentemente se hallaban en un estado de shock y que sentían terribles dolores, nunca intentaban morder la mano de su dueño. Tales perros eran estrictamente agresivos hacia otros perros, pero nunca con las personas, incluso en circunstancias calamitosas y dolorosas.
Ésta es la razón de por qué su hijo de cuatro años puede pisar el pie de su Staffordshire Bull Terrier sin que el perro reaccione a la defensiva. Ésta es la razón de por qué el gato familiar puede sentarse sobre la cola de su Staffordshire y no obtener más reacción que un bostezo. Un perro que podría sacrificar su bienestar, y de hecho su vida, para satisfacer a su amo es un perro en el que se podría confiar en cualquier situación.
Los Staffordshire Bull Terrier son adaptables pero sensibles. No se puede maltratar a un Staffordshire. Estos perros no deberían ser castigados duramente ni ser rechazados injustamente. Ellos viven para complacer a su propietario y nada es tan decepcionante para un Staffordshire Bull Terrier como la ira o el enfado de su propietario. Mientras que la firmeza y la equidad deberían definir la forma en la que trate usted a un Staffordshire, el perro debe percibir siempre que usted está contento con sus acciones. Los elogios son algo glorioso para él.
Los Staffordshire Bull Terrier se pueden adaptar prácticamente a cualquier situación y pueden manejar cualesquiera tareas y retos que se les presente, siempre que el propietario trate al perro adecuadamente. Muchos Staffordshire Bull Terrier se han adaptado felizmente de la vida campestre a la vida urbana. Siempre que hagan el suficiente ejercicio pueden vivir cómodamente en un piso pequeño, aunque se sienten más felices si disponen de mucho espacio para correr y jugar. Los habitantes de las ciudades van frecuentemente a los parques para darles la oportunidad de correr, aunque siempre es necesaria la correa cuando su Staffordshire Bull Terrier entra en relación con otros perros y con personas desconocidas.
La sensibilidad de los Staffordshire Bull Terrier sólo la puede poseer un perro de grandísima inteligencia. Los Staffordshire tienden a ser eficaces como solucionadores de problemas, y poseen poderes que van más allá de la razón. Son tenaces y tienen paciencia, y rara vez se dan por vencidos ante un reto.
Al contrario que muchas razas de perros de raza pura, el Staffordshire es muy resistente a las enfermedades. El Staffordshire Bull Terrier no es susceptible de padecer muchas enfermedades congénitas, aunque se han descrito las cataratas bilaterales y los cálculos renales, al igual que los labios leporinos y los paladares hendidos en los recién nacidos. Los cálculos renales y urinarios afectan a los riñones y a la vejiga, formados por cristales, provocan la enfermedad conocida con el nombre de urolitiasis. Los veterinarios suelen recetar antibióticos para el tratamiento de las posibles infecciones.
Un perro que desarrolle una catarata tendrá un enturbiamiento en el ojo que puede llevarle a la ceguera. Aunque la cirugía pueda resolverla, la vista del perro no se recuperará al nivel de un perro normal. Los chequeos periódicos ayudarán a detectar las cataratas, y si un perro está afectado, no debería criar. Las cataratas bilaterales, también conocidas como cataratas juveniles se dan en los perros más jóvenes, y son hereditarias en el Staffordshire Bull Terrier. La catarata que se identifica más frecuentemente se halla en la región subcapsular axial posterior del cristalino. Dichas cataratas maduran a medida que el perro envejece. En algunos casos, se puede detectar en un ojo antes de que el otro se vea afectado. En los casos graves, el perro puede volverse ciego debido a la intensidad de las opacidades.
Los criadores y los veterinarios advierten a los propietarios para que vigilen a sus perros cuidadosamente. La raza tiene un umbral del dolor muy alto y se pueden acomodar a grandes molestias sin que el propietario se dé cuenta de que hay un problema. Los Staffordshire suelen verse afectados por heridas en las articulaciones y las extremidades, que pueden pasar inadvertidas en muchos perros.
Se estima que alrededor del uno por ciento de la población de Staffordshire Bull Terrier sufre de una displasia de cadera severa, mientras que alrededor del 20 % muestran algún grado de ella. La mayoría de los perros experimentarán poco o ningún dolor, aunque esto varía de un perro a otro. Como la displasia de cadera es una enfermedad congénita, ninguno de estos perros debería criar para así mantener a la población libre de esta enfermedad. Otras preocupaciones de tipo ortopédico, incluso menos graves que la displasia de cadera, son la displasia de codo y la luxación patelar (que afecta a las rótulas). Tanto las rótulas como los codos pueden ser sometidos a pruebas para ver si sufren problemas, pero esto no se ha vuelto todavía tan común como las radiografías para descartar caderas con problemas.
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La humanidad ha disfrutado de la fidelidad del perro durante siglos. Pocas razas desean complacer más a sus dueños humanos como el Staffordshire Bull Terrier. Los perros, en general, se han adaptado al hombre y a todos sus caprichos durante muchas generaciones. El Staffordshire Bull Terrier de hoy día guarda también, en cuerpo y mente, ese sentimiento con fuerza y determinación.
Antes de que llegaran las exposiciones caninas y la cría de perros de pura raza, las personas reconocían el mérito de aquellos perros que se pudieran especializar en el desempeño de un trabajo o una tarea específica. Criamos perros que podían cazar, pastorear, transportar objetos, guardar, correr, rastrear y que pudieran desempeñar muchísimas otras tareas para hacer que nuestra vida fuera mucho más cómoda, que pudiéramos disfrutar más de ella y que fuera más agradable. La anatomía de cada perro reflejaba las tareas que el hombre le había puesto a desempeñar.
El perro de caza tenía un pelaje aislante, una trufa muy sensible, un cuerpo compacto, un tórax profundo y unas extremidades rectas y fuertes. El perro de carreras tenía unas extremidades más largas, un abdomen recogido (para alcanzar una mayor velocidad), un tórax profundo (para una mejor capacidad pulmonar), una vista aguda y un hocico estrecho y largo (para cortar el viento). Los perros de guarda eran verdaderos pesos pesados: enormes y con una sólida osamenta, con unas poderosas mandíbulas y unos nervios de acero.
Las características físicas que diferencian al Staffordshire Bull Terrier son su impresionante musculatura, su mandíbula bastante retrasada y fuerte y sus grandes dientes, los muy pronunciados músculos de los pómulos, los hombros finos, el dorso convexo, el cuerpo que queda a corta distancia del suelo y unas piernas largas que se inclinan hacia el cuarto anterior. Éstas son las características de un perro de pelea o de presa y que le permiten desempeñar las tareas para las que la raza, y de hecho todos los perros Bull y Terrier, fue creada. La orden de «Ve, cógelo y sujétalo» era, en realidad, un grito de batalla. Este imponente físico era necesario para que lucharan entre sí, además de para esquivar y prender a un toro bravo con sus poderosas mandíbulas a modo de cepo, y sujetarlo sin ser zarandeado de un lado a otro.
Prender a un toro, un animal veinte o más veces mayor que un perro, requería que éste, su anatomía y su temperamento tuvieran algunas características obvias. El temperamento deseado para que un perro Bull y Terrier hiciera de perro de presa no era el de un temerario sañudo y que se arriesgara en exceso.
En lugar de eso, el perro de presa requería un cuerpo y una mente equilibrados y un temperamento obediente, aderezados con paciencia y un tremendo coraje y tenacidad. El Bulldog sobresalía en cuanto a prender y sujetar a un toro, pero carecía de la flexibilidad requerida en los rings de peleas de perros. Así pues, los perros de tipo Bull y Terrier, que eran de menor tamaño, fueron elegidos para hacer frente a este reto y a otros.
Imagine el espíritu de un perro que asume con deseo una tarea tal para complacer a su amo. Los perros de presa y de pelea no eran los únicos que arriesgaban su vida por sus dueños. Los perros pastores y los boyeros, los perros de caza mayor, e incluso los pequeños terriers, arriesgaban sus vidas por amor al cumplimiento de sus tareas. De todas formas, la cruenta labor de matar a un toro eclipsa a casi cualquier otra labor puesta ante un perro.
El físico de los perros de lucha originales era grande, de tipo moloso y de gran peso, con el cuerpo cerca del suelo y la cabeza muy desarrollada. Algunos relatos describen también la voz profunda y amedrentadora de los mastines. Su aspecto era verdaderamente espantoso y amedrentador. Los perros de tipo moloso dieron lugar no sólo a perros de pelea, sino también a guardianes de rebaños, rastreadores y a otros grandes cazadores. Tenga en cuenta el tamaño y la valentía de los molosos actuales tales como el Perro Montaña de los Pirineos, el Kuvasz, el Dogo Argentino y el Mastín Español. Tenga en cuenta también el tamaño y las características del Perro de San Huberto, del , del Terranova y del Sabueso Polaco. Todos ellos proceden de cruces con estos poderosos molosos del pasado.
Los historiadores nos describen las impresionantes tareas que llevaban a cabo estos molosos originales. Los perros usados para la guerra (con armadura, púas y collar), se convirtieron en valiosas armas para quienes combatían a sus enemigos. Estos perros no sólo eran valientes, sino también agresivos y llenos de recursos. Tan antiguamente como en el año 2100 a.C. los perros ya eran empleados para la guerra. Muchos reyes famosos y numerosas tribus usaban perros para conseguir sus victorias. Los perros eran adiestrados para el combate y se les recubría con unas placas de metal impenetrables y con collares con púas para defenderles de sus enemigos, que llevaban lanzas y otras armas primitivas. Con el paso de los milenios Hammurabi, Cambises, Darío y Enrique VII de Inglaterra se encontraban entre aquellos monarcas que valoraban a los perros en sus ejércitos. Estos perros eran necesariamente sañudos y no confiaban en nadie excepto en su único amo. Con toda propiedad, a estos perros de guerra se les puso la etiqueta de Canis bellicosus.
Los grandes molosos también ayudaban al hombre en la caza de piezas grandes y feroces. Estos perros solían cazar en jaurías, eran mantenidos por la realeza y eran usados para perseguir al bisonte y al uro por los bosques. Los perros también fueron usados para seguir del rastro del venado, el cual se consideraba como una pieza de caza noble, al igual que el jabalí, que era el más peligroso de los animales salvajes, temido por su temperamento despiadado y peligroso. Los molosos trabajaban junto a los perros rápidos y de menor peso que cansaban a la presa antes de que los poderosos molosos fueran soltados para matarlo. Muchos hombres, perros y caballos murieron acosando a los jabalíes que luchaban por salvar sus vidas. Existen anécdotas de perros utilizados en la caza del jabalí que habían sido criados en perreras en las que había hasta 6.000 perros. Hoy día los molosos rara vez se utilizan con estos propósitos, pero todavía hay cacerías de jabalíes en los EE.UU., Alemania y en España.
La caza de osos, que fue más popular que la de jabalíes, fue también un noble ejercicio de los perros de la antigüedad. Se requería que siguieran el rastro del oso, le acosaran y le mantuvieran ocupado hasta que llegaran los cazadores con sus armas de fuego. El oso es un animal muy inteligente que puede llegar a pesar 350 kg y que puede fácilmente aventajar a un perro. Los molosos de la India han dado lugar a las más pintorescas historias de caza, incluyendo la caza del búfalo, de leopardos, panteras y elefantes. Sin tener en cuenta la verdad de estas anécdotas, las historias recalcan la valiente tenacidad de estos perros de tipo moloso que eran los ancestros de nuestro Staffordshire Bull Terrier de hoy día.
El término «bull y terrier» se refiere a un cruce común entre los perros de tipo Bulldog y los Terrier, de menor tamaño. Los Bulldogs de mediados del siglo XIX no se parecían al alegre Bulldog Inglés que conocemos y amamos hoy día. Se parecían más a los perros más altos y con la cabeza más alargada que conocemos como American Staffordshire Terrier o Pit Bull. Los expertos señalan que los Terrier utilizados fueron, probablemente, los Terrier Negro y Fuego (Black and Tan Terriers), que eran los progenitores del Manchester Terrier, o quizá el White English Terrier, una raza extinguida en su forma original, pero que es un antepasado del actual. Estos originales cruces Bull y Terrier eran deseables para así dar lugar a unos perros de menor tamaño, ágiles y valientes que se necesitaban para el «deporte» de las peleas de perros. Los molosos, de mayor tamaño, que eran valientes y heroicos en la batalla y en la caza de piezas de caza mayor, tenían menos éxito en los rings de pelea. A no ser que un perro fuera adecuadamente pequeño, rápido y lo suficientemente ágil, no podía maniobrar para cargar contra un toro o contra un oponente canino. Ésta es una vieja lección que tiende a hacer perder el interés a muchos amantes de los Bulldog, especialmente a los americanos, que siempre insisten en que lo grande es mejor. Incluso hoy día, en los EE.UU. hay líneas de American Pit Bull Terrier tan grandes y poco elegantes que pueden llegar a superar los 54,5 kg de peso. El aspecto y el tamaño en el Staffordshire Bull Terrier continuaría siendo objeto de debate durante muchos años.
Los antepasados del Staffordshire Terrier eran los compañeros de los obreros en la «Región Negra» (región industrial de la zona de Birmingham), en Stafford. En esta parte de Inglaterra se criaban Bull y Terrier con gran intensidad, y los propietarios continuaron enfrentando a sus perros en los rings de pelea durante mucho tiempo después de que las peleas de perros fueran prohibidas. Los empedernidos habitantes de Stafford creían que el ring de pelea era la única y definitiva prueba del valor de sus perros y consideraban estos combates como «ejercicios de trabajo» para así determinar a qué perros valía la pena hacer criar. Esta mentalidad es semejante a la de las exposiciones caninas de todo el mundo, en las que el ring se usa de exposición para determinar qué perros deberían criar. La preparación de campeones es todo un reto, y sólo aquellos perros que muestran su mérito en el ring de exposición merecen criar. Del mismo modo, aunque es obvio que se trata de un juego más letal, los habitantes de Stafford usaban las peleas para determinar quiénes eran los «campeones», para que así sólo los perros más bravos dieran lugar a la próxima generación de perros de pelea.
El término «bravo» se refiere al atributo más deseable de un Bull y Terrier. La bravura indica que un perro luchará sin miedo hasta la muerte y que nunca pensará en abandonar. Es esta tenacidad la que buscaban y por la que se esforzaban los criadores en sus Bull y Terrier. De la misma forma, los Pit Bull de hoy día criados por su bravura siguen siendo puestos a prueba en los rings de pelea a pesar de la ilegalidad y de los riesgos que corren. Los que participan en las peleas de perros usan el término «retirada» (scratch) para indicar el número de veces durante una pelea que un perro se acobarda o trata de abandonar la pista.
No fue hasta los años 30 cuando los aficionados intentaron consolidar al Staffordshire Terrier como una raza diferente y empezaron a imaginar a sus perros compitiendo fuera de las pistas de pelea. Aunque las peleas de perros fueron prohibidas antes de aquellos tiempos, las peleas se seguían celebrando de forma más o menos clandestina hasta que fueron erradicadas por la policía, que hizo cumplir la ley hacia 1930.
El estándar original, basado en el soberbio ganador de exposiciones Jim The Dandy, propiedad de Jack Barnard, fue redactado por el muy comprometido criador Joe Dunn. Fue aceptado en 1935, en el primer encuentro del Staffordshire Bull Terrier Club por los miembros del club. Fue subsecuentemente aprobado por el Kennel Club ese mismo año, y se permitió que la raza participara en las exposiciones caninas. El club original fue fundado por más de 40 criadores y Jack Barnard fue el primer presidente. Los perros fueron expuestos por primera vez en la exposición de la Sociedad Agraria de Hertfordshire, en junio de 1935, apenas un mes después de la fundación del club. Al año siguiente, Cross Guns Johnson, propiedad de Joe Dunn, ganó en su categoría en la Exposición Canina Crufts, la primera vez que participaba un Staffordshire. Gentleman Jim fue el primer campeón del Kennel Club y ganó su primer Certificado de Desafío (Challenge Certificate) en la Exposición Nacional de Birmingham. Obtuvo la categoría de campeón en el doble de tiempo: ¡en sólo dos exposiciones! La primera exposición monográfica para Staffordshire, llevada a cabo por la Sociedad del Staffordshire Bull Terrier de los Condados del Sur, atrajo a 300 perros en junio de 1946.
Los pioneros de la raza, que vivían en la «Región Negra», no estaban contentos con la entrada del Staffordshire en el mundo de las exposiciones caninas. Temían que el temperamento de la raza estuviera en peligro y que el verdadero espíritu se perdiera. Muchos de estos pioneros continuaron haciendo pelear a sus bravos Staffordshire para mantener ese «espíritu» en su sangre. Surgió otra controversia acerca del tamaño deseable de los perros. En el estándar original, era similar al del más popular Bull Terrier, de 37,5-45 cm. Los criadores estaban criando Staffordshire que pesaban demasiado y que no eran tan ágiles, así que hacia 1948 la altura disminuyó hasta 35-40 cm. Este cambio no fue bien recibido por muchos criadores, y los perros actuales siguen superando la altura del estándar. En los últimos tiempos, los criadores se han preocupado por la consecución de la cabeza perfecta en sus ejemplares. Es justo decir que la cabeza ha recibido demasiado énfasis y que las extremidades posteriores y los hombros han sufrido con ello, dando como resultado un movimiento que se aleja bastante del ideal en la mayoría de los perros.
Muchos trabajadores británicos de las industrias y las minas escogieron emigrar a los Estados Unidos durante los años 1860 y 1870. Estos británicos,buenos trabajadores, se llevaron consigo a sus Staffordshire Bull Terrier y continuaron criándolos en los Estados Unidos, cruzándolos a menudo con otros tipos de terriers. Estos perros fueron conocidos como Yankee Terriers, American Bull Terrier y American (Pit) Bull Terriers (como si colocar entre paréntesis el «Pit» suavizara el impacto). Estos perros eran admirados por el público americano y respetados por su devoción a la familia y a los niños. Aunque no tenían el tamaño de la mayoría de los perros guardianes, se podían comparar a ellos en cuanto a su coraje y su determinación.
Estos perros también eran usados en las peleas, al igual que muchos ejemplares similares que llegaron con aquellos inmigrantes. El United Kennel Club (UKC) fue fundado para el registro de estos perros Pit Bull, que fueron rechazados por el American Kennel Club (AKC). El prestigioso y, de alguna manera, obstinado AKC no reconoció al American Pit Bull Terrier, aunque más tarde lo reconocería con el nombre de Staffordshire Terrier en 1936. El primer Staffordshire Terrier inscrito en el AKC fue Wheeler's Black Dinah. Muchos aficionados aprovecharon la situación y registraron doblemente a sus perros como Staffordshire Terrier en el AKC y como American (Pit) Bull Terriers Staffordshire Terrier a finales de los años 30.)
en el UKC. (Para confundir todavía más, la Asociación Americana de Criadores de Perros, la ADBA, una asociación nacional para los criadores de perros de la variedad de pelea, lo inscribieron como
El club matriz, el Staffordshire Terrier Club of America, fue fundado el 23 de mayo de 1936 para proteger a la «Magnífica y Vieja Raza» anteriormente conocida como American (Pit) Bull Terrier o Yankee Terrier. El estándar fue redactado inmediatamente y los Staffordshire Terriers accedieron a los rings de exposición. Las primeras exposiciones americanas fueron celebradas junto con el International Kennel Club of Chicago a finales de los años 30 y se exhibieron hasta 50 perros. El primer campeón del AKC fue Maher's Captain D, que se hizo con el título en 1937. Es discutible, pero el Staffordshire Terrier más famoso de este primer periodo fue el Campeón XPert Brindle Biff, propiedad de y criado por Clifford A. Ormsby.
A medida que la variedad en cuanto al tipo aumentó, pasando de ser pequeña a ser enorme, los criadores decidieron partir al Staffordshire Terrier en dos razas. En 1972 fue reconocido el American Staffordshire Terrier, y dos años después el Staffordshire Bull Terrier reapareció sobre el escenario. Usando el mismo nombre empleado por Joe Dunn en Inglaterra en los años 30, el Staffordshire Bull Terrier es un perro de extremidades más cortas, más grueso, que pesa de 11 a 17 kg y que mide de 35,5 a 40,5 cm. El American Staffordshire Terrier tiene unas extremidades más largas y mide de 42,5 a 48 cm de altura. Por supuesto, el aspecto morfológico del Staffordshire Bull Terrier de América se continuaba pareciendo al de los perros británicos originales. Como el tipo de perro que fue conocido como el American Staffordshire Terrier no tuvo seguimiento en Inglaterra, no hubo controversia ni discordia entre los aficionados. Aunque fueron reconocidas como dos razas distintas (tres si se incluye al American Pit Bull Terrier del UKC), estos perros son genéticamente similares, aunque las líneas no hayan sido cruzadas entre sí durante muchas generaciones.
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Es un perro de pelo liso, bien balanceado y de gran fuerza para su talla. Musculoso, activo y ágil.
Es tradicionalmente un perro de valor y tenacidad insuperables. Muy inteligente y cariñoso, especialmente con los niños. Valiente, intrépido y completamente confiable.
Corta
Musculoso, más bien corto, de contorno nítido y ensanchándose gradualmente hacia los hombros.
De longitud mediana, implantación baja, se adelgaza gradualmente hacia la punta y debe ser llevada bastante abajo. No deberá enroscarse mucho y deberá asemejarse a la manija de una bomba de agua antigua.
Miembros delanteros rectos, de huesos fuertes, colocados bastante separados entre sí, sin presentar debilidad en los metacarpos, a partir de los cuales los pies se giran un poco hacia afuera.
Bien musculosos. Los miembros vistos desde atrás deben aparecer paralelos.
Libre, vigoroso y ágil, sin mucho esfuerzo. Las extremidades se mueven paralelas ya sea que se les mire desde el frente o desde atrás. Sus miembros posteriores le proporcionan un fuerte empuje.
Liso, corto, y pegado.
Rojo, leonado, blanco, negro o azul, o cualquiera de estos colores con blanco. Cualquier tonalidad de atigrado o cualquier tonalidad de atigrado con blanco. El negro y fuego y el color hígado son muy indeseables.
La altura deseable (en la región de la cruz) debe ser de 14 a 16 pulgadas (35,5 cm a 40,5 cm), la cual está relacionada con el peso de los ejemplares.
El peso de los machos debe ser de 28 a 38 libras inglesas (12,7 kg a 17 kg) y el de las hembras de 24 a 34 libras inglesas (11 a 15,4 kg).
Cualquier desviación de los criterios antes mencionados se considera como falta y la gravedad de ésta se considera al grado de la desviación al estándar y de sus consecuencias sobre la salud y el bienestar del perro.
Cualquier perro monstrando claras señales de anormalidades físicas o de comportamiento debe ser descalificado.
Nota: Los ejemplares machos deben tener dos testículos de apariencia normal, completamente descendidos en el escroto.
El Staffordshire Bull Terrier es conocido por ser amable y tolerante con niños de todas las edades, aunque también se sabe que juegan de manera brusca y pueden ser bulliciosos en ocasiones. Los Staffies no son la mejor elección para familias con bebés o niños muy pequeños. Cualquier persona que comparta su hogar con un Staffy y tenga niños pequeños siempre debe asegurarse de que los niños y su perro nunca queden solos sin supervisión. También es crucial que los padres enseñen a los niños pequeños cómo comportarse alrededor de los perros y cuándo mantenerse alejados de ellos, especialmente cuando hay comida o durante el tiempo de juego.
Los Staffies necesitan estar bien socializados cuando aún son cachorros e introducidos a tantos otros animales y situaciones como sea posible para que se conviertan en perros maduros y equilibrados. Sin embargo, pueden mostrar agresión hacia otros perros y mascotas, por lo que es importante presentarlos entre sí lentamente y con cuidado para asegurarse de que todo transcurra sin problemas y que ninguna mascota se estrese, lo que podría llevar a comportamientos agresivos.
La crianza de un Staffy juega un papel crucial en su temperamento y en cómo reacciona no solo ante otros perros, sino también ante otros animales y mascotas. En resumen, es esencial que los posibles dueños se aseguren de que un cachorro en el que están interesados haya sido criado adecuadamente, esté bien socializado y que sus padres también tengan personalidades estables y amables.
La esperanza de vida promedio de un Staffordshire Bull Terrier es de 12 a 14 años cuando se les cuida adecuadamente y se les alimenta con una dieta de buena calidad apropiada para su edad.
El Staffordshire Bull Terrier es un perro de alta energía y necesita recibir un mínimo de 1 hora de ejercicio riguroso al día para evitar el aburrimiento, lo que podría llevar a comportamientos no deseados y, a menudo, destructivos. Cuanto más ejercicio reciba un Staffy, mejor y más relajado será el perro, y el viejo dicho de "un perro cansado es un buen perro" nunca es más cierto que cuando se describe a estos enérgicos perritos. Vale la pena tener en cuenta que los Staffies son atletas reales capaces de escalar una valla de 6 pies sin esfuerzo alguno. También son increíblemente buenos cavando bajo las cercas, algo a tener en cuenta al dejar a un perro en un jardín trasero.
A los Staffies les gusta disfrutar de la mayor cantidad de tiempo "sin correa" posible para que puedan expresarse realmente, pero no son el tipo de perro que se puede soltar en un parque o en cualquier otro lugar donde haya muchos perros, por si acaso se meten en una pelea.
Debido a que son perros tan inteligentes, también necesitan recibir mucha estimulación mental para ser verdaderamente felices, relajados y equilibrados. Después de una buena cantidad de ejercicio físico y de jugar muchos juegos interactivos, a un Staffy no le gusta nada más que relajarse en un sofá con su dueño, siendo un perro extremadamente feliz pero cansado.
Un Staffordshire Bull Terrier bien criado puede costarle desde 600 euros hasta bastante más de 1700 euros por un cachorro con pedigrí.
Buscar un cachorro por Internet conlleva riesgos. Para tener clara la profesionalidad del criadero con quien contactéis, os recomendamos que...